Nº 570.- En El Café de
las Horas los relojes no señalan el tiempo. Los péndulos, inmóviles,
habitan un sueño profundo y las saetas permanecen ancladas en el 12 y en el 10.
Uno no sabe si se encuentra a las doce menos diez o a las diez en punto. Mañana o tarde, mediodía o noche. Frío o
calor. Llueva o brille el sol. Da igual. Se mantiene la duda: las doce menos
diez o las diez en punto. Fue el 2 de mayo, por la tarde, a eso de las cinco, cuando
me reuní en el Café con el actor,
director de cine y también escritor Sergio Villanueva (València, 1972). El
motivo no era otro que conversar sobre su novela, ‘El secreto de los
Nocturnos’ (Ediciones B), cuya acción ha situado en la València del año del
Señor de 1589. Un alto representante del clero, persona de confianza de Felipe
II, encuentra la muerte entre las silenciosas sombras de la noche. La necesidad de ocultar
el hecho y encontrar a los culpables provocará que la cúpula de la Santa
Inquisición, personificada en Jerónimo Díaz del Castillo, recurra a un colaborador
habitual, el padre Francisco Agustín Tárrega. A partir de ese instante, el
religioso volcará todas sus capacidades analíticas y deductivas en resolver el
silencioso crimen. Como trasfondo, la novela se centra en la llamada
Academia de los Nocturnos, un grupo atractivo, agitador cultural, clandestino, que
se movió por la València del siglo XVI. Tenemos, pues, a disposición del lector
todos los elementos inherentes a un thriller. Un thriller, además, revestido
con los ropajes de la Historia. Con todas estas cartas sobre la mesa, boca
arriba, y la grabadora en marcha, comenzamos
nuestra charla.
Cine, teatro
y ahora literatura, Sergio, ¿qué significa escribir para ti?
La literatura me ofrece la posibilidad de transmitir
ideas, generar conciencia y entretener, o sea, comunicarme con el otro. Aunque
vivimos momentos en que la gente dispone de poco tiempo, la literatura me
permite expresarme con libertad, sin pensar en la extensión, lo que no me
ocurre con el cine, el teatro o la poesía, donde la capacidad de síntesis desempeña
un papel crucial.
¿En cuál de
todos estos territorios te mueves más a gusto?
Depende del proyecto. A medida que he ganado
experiencia con los años, cada vez me encuentro más a gusto con la literatura.
Tal vez sea porque escribo sin compañía, solo conmigo mismo, con mis heridas e
imaginaciones. Me formé como actor, pero ya desde el principio me di cuenta de
que necesitaba ser el que crea y cuenta la historia.
¿De dónde
procede la idea que te dio pie para escribir ‘El secreto de los Nocturnos’?
Dejando a un lado el Siglo de Oro en valenciano, a
partir de mi formación teatral siempre supe lo importante que fue València para
la lengua castellana. De la Academia de los Nocturnos me habló el periodista
Carlos Aimeur, cuando descubrió que Lope de Vega había vivido unos años en la
ciudad. Poco a poco fui averiguando más cosas y observé que había un material
brutal, tanto que, cuando en la Escuela de Dramaturgia hube de entregar el
proyecto final, me centré en la industria del teatro en la València del Siglo de Oro español.
El escritor valenciano acaba de publicar ‘El secreto de los Nocturnos’, una novela que transcurre en la València de finales del siglo XVI.
¿La novela
nace con la intención de ser convertida en serie o en película? Desde luego,
tiene ingredientes para ello.
Por mi parte, estoy dando pasos en ese sentido, a ver
si alguien se interesa en ello. Veo cosas parecidas en Movistar y Netflix y
ésta es la oportunidad de poner a València en valor, convirtiendo la novela en una
serie a nivel nacional o internacional. Ojalá este deseo se convierta en
realidad.
Da la
impresión de que te lo has pasado bien documentándote para la novela, ¿es así?
Es así. Yo no hago nada si no disfruto con ello. Así
me va en la vida. Me lo he pasado tan bien como ahora, que estoy preparando la
documentación para una segunda parte y ando borracho de datos, tanto que de
vez en cuando me obligo a detenerme para generar la trama y la estructura. Esta
época histórica es fascinante, porque es un momento en el que la Inquisición ha
endurecido su rigor y extremado las prohibiciones. Y ya se sabe que, si se prohíbe
algo, es cuando la gente tiene más interés en saber cosas y desafiar
prohibiciones.
Creo que ‘El
secreto de los nocturnos’ es un thriller histórico, ¿estás de acuerdo con esta catalogación?
A mí me gusta el thriller
como espectador, no como creador. Yo tiendo más a la comedia, pero alguien me
insinúo que sería conveniente que la novela tuviera estructura de thriller, porque genera apetito en los
lectores. El thriller es también un
juego de rol y, como actor que soy, me he introducido en la piel de todos los
personajes y he disfrutado mucho mientras escribía. Es cierto igualmente que
cualquier autor, aunque sea en un libro romántico, se comporta como un
detective, que deja pistas que el lector debe detectar y seguir.
Efectivamente, estoy en todas partes y en todos los
personajes. Suelo pecar de que me posiciono a favor de algunos de ellos, como
el padre Tárrega, y que abandono a su suerte a otros porque no me gustan mucho,
pero también es verdad que trato de corregir esta tendencia. He de aprender a
empatizar con todos.
La acción de
‘El secreto de los nocturnos’ se desarrolla en 1589 y, quizá para
contextualizar bien la novela, convenga saber que no hacía mucho tiempo que se
había producido el desastre de la Armada Invencible, sin duda fue un instante
de recogimiento, de extremar precauciones, de controlar...
Sí, en su trayectoria Felipe II tuvo momentos en que
se replanteó ciertas cosas. En algún libro he leído que el rey deseaba saber
qué estudiaban o qué leían los herejes para ganar la batalla, y me pregunto
cómo se sentiría tras comprobar que Dios había permitido la derrota de los
adalides de la ley divina. Fue un momento delicado para él que, además, sufría
fuertes ataques de gota. Ambas cosas provocaron que estuviera crispado y para
pocas bromas.
La
Inquisición ocupa un papel destacado en la trama. València fue el último lugar
del estado español en el que se ejecutó a alguien en nombre de la Inquisición,
dudoso honor sin duda, ¿era importante el tribunal inquisitorial de la ciudad?
Sí, el tribunal de la ciudad era potente y, con
independencia de la cantidad numérica de ejecuciones o procesos, la Inquisición
fue deleznable en todas sus épocas, aunque también es cierto que, desde tiempos
de Isabel I, se sufrió una fuerte propaganda en contra por parte de los
protestantes, cuando parece claro que ellos presentan un mayor número de brujas
ejecutadas que nosotros. Quizá en València fue más dura la represión que en otros
territorios, Castilla, por ejemplo, porque convivían tres culturas: la judía,
la morisca y la cristiana.
Además de
ocuparse de asuntos religiosos, la Inquisición también ejercía como policía y
su conexión con la Corona era directa.
Era una policía de la Corona y de la Iglesia o un
brazo de ambas, porque el poder y la religión caminaban juntos. Fue como una
Gestapo. Se llegaba a asustar tanto a la población que los vecinos eran capaces
de denunciar a sus conciudadanos para demostrar que eran fieles a la
Institución. El temor a ser acusado falsamente era muy grande. En la Academia
de los Nocturnos había familiares de la Inquisición, el propio padre Tárrega
colaboraba con ella y actuó como testigo en varios interrogatorios.
El padre Tárrega
dice que el teatro sirve para "apaciguar los espíritus de la gente”, pero
la Inquisición no opinaba igual. ¿El teatro estaba mal visto por libidinoso o
porque incitaba a la gente a pensar?
Más lo segundo que lo primero. Lo libidinoso lo
permitían en Carnaval, que era una válvula de escape. Es algo natural. El ser
humano ha de descargar tensiones por algún lado y eso lo tenían claro hasta los
propios miembros del clero. Pero en el teatro, a veces, se ponía en entredicho
la palabra de un comendador o de un poderoso y eso abría mentes e incitaba al
debate. La Inquisición, que sólo permitía que las cosas fueran como el rey
mandaba, lo veía mal y, por tanto, consideraba el teatro como una actividad
peligrosa.
En València
había corralas para las representaciones teatrales, ¿en qué parte de la ciudad
se ubicaban?
El Corral de
la Olivera estaba próximo a la calle
Comedias, junto al Patriarca. Tuvo tanto éxito que hubo que abrir otro, el
denominado Dels Santets. A València llegaron
en barco comediantes italianos procedentes de Nápoles y se produjo una
revolución en el modo de escribir. La vida teatral fue muy importante y en ella
destacaron Lope de Rueda y Guillem de Castro, como autores, y Timoneda, como
impresor. Precisamente, Lope de Vega vino a València, porque sabía lo que se
cocía en la ciudad.
Antes has
citado a los Nocturnos, ¿quiénes eran los Nocturnos?
Creo que eran unos grandes vividores. Por vividores
entiendo personas que gustaban del vino, la risa, la gastronomía, la cultura,
el teatro… Hubo gente que se dio cuenta de lo sanador que era todo eso y, ante
la falta de libertad existente, se reunían para participar del conocimiento, intercambiar
formas de pensar y compartir obras teatrales. Se reunieron durante cuatro años
e intentaron generar un cambio social progresista, utilizando la escena como
herramienta. En las actas de sus sesiones sólo se recogen formas poéticas, pero
en realidad compartían ideas. Eran unos yonquis de la cultura.
València es
el escenario que has elegido para narrar. Si leemos el libro obtenemos la
impresión de que hay dos Valencias, ¿vivimos hoy asentados sobre una ciudad
desconocida, intrincada y subterránea?
Sí, sin duda, no he tenido la suerte de bajar al
sustrato, pero hay un entramado romano y árabe por debajo y somos una ciudad
con mucha agua en el subsuelo. Hasta en la catedral encontramos sellos con
motivos marinos, que corresponden a familias que ayudaron a reconstruir la
ciudad en momentos puntuales. Es verdad que, conociendo esa urdimbre
subterránea, especialmente los judíos utilizaron algunos tramos para comunicar
casa con casa. Se afirma incluso que había zonas donde se practicaban ritos religiosos
judíos y musulmanes. Todo esto ha generado en mí una iconografía al estilo de Batman.
La última
por hoy: ¿qué proyectos futuros tienes?
Como he dicho antes estoy trabajando en una segunda
parte. Tengo otra novela ya terminada, que no tiene nada que ver con ésta y
también estoy escribiendo un guión para rodar mi segunda película. Como ves
camino en varios proyectos a la vez.