Sí, porque cuando apenas hace seis meses que Johan Cruyff (Amsterdam, 1947) nos dejó, Editorial Planeta termina de publicar ‘Johan Cruyff 14. La autobiografía’, escrita en colaboración con el periodista Jaap de Groot. Un enorme acierto para los aficionados del fútbol y del holandés que amaba el fútbol. Les puedo asegurar que vi jugar a Pelé, a Di Stéfano (en sus últimos años), a Maradona, a Zidane y a Messi, que no son unos cualesquiera, y creo que con nadie he disfrutado tanto como con este delgaducho holandés, apodado “el Flaco”, dotado de una envidiable técnica en el manejo del balón y de un espectacular cambio de ritmo en carrera, que le permitía dejar atrás a todos los defensores que salían en su búsqueda y que, como cuenta en esta autobiogrfafía, admiraba a Di Stéfano y a su compatriota Faas Wilkes, que fue jugador del Valencia C.F.
Siempre me pregunté cómo habría
surgido un futbolista con las características y calidad de Johan Cruyff. ‘La
autobiografía’, lo aclara con una frase suya en la que se autodefine: «Solo era
un chaval que llevaba encima un balón todas las horas que pasaba despierto»,
incluso cuando estaba en clase, añado yo, porque lo he leído en el libro. A los
cinco años ya hacía trabajos para el Ajax, el club de su vida, a donde le llevó
su padre, Manus, para entregar fruta a los jugadores lesionados. La primera vez
que pisó el césped del estadio lo hizo para cortar la hierba del área pequeña
de una de sus porterías. El graderío estaba repleto de espectadores que
aguardaban, expectantes, la salida de sus ídolos.
La aparición en su vida de Rinus
Michels, que se convirtió en un auténtico padre para él en el sentido
futbolístico del término, resultó fundamental para su formación. Michels le
«llevaba aparte para hablar sobre la táctica. No lo hacía con nadie más y fue
mediante esas conversaciones como se formó nuestro vínculo». Este mismo método
lo practicaría Johan años después, en sus tiempos de entrenador, con jugadores
como Guardiola y Marco Van Basten.
Cruyff fue un pionero en la
profesionalización de los jugadores del Ajax. Fue el segundo jugador holandés que
consiguió tal acreditación, el primero fue su compañero Piet Keizer, al tiempo
que se convirtió en el primer futbolista que dispuso de un representante para
negociar sus renovaciones contractuales: Cor Coster, su suegro. Sobre su
traspaso al F.C. Barcelona, Cruyff cuenta que su situación en el club franjirrojo se había
transformado en insostenible. Por otro lado, en la Ciudad Condal iba a ganar
dos veces más dinero que en Holanda y, además, iba a participar en una liga muy
competitiva, con clubs tan históricos como el Real Madrid, donde había jugado
su antiguo héroe Alfredo Di Stéfano. Por supuesto, llegar a un país donde había
una dictadura le costó recibir numerosas críticas y más de un mensaje
envenenado, pero finalmente optó por aceptar, aunque no sin ciertos
remordimientos. Su recibimiento en el aeropuerto de El Prat fue increíble. De
repente se encontraba arropado por muchos aficionados que habían acudido a
darle la bienvenida a su nuevo club. El éxito de su fichaje fue rotundo, ya que
tras catorce años de sequía, el F.C. Barcelona consiguió proclamarse campeón de
Liga.
A lo largo de los catorce
capítulos del libro, con sus luces y sus sombras, Cruyff repasa toda su
trayectoria: el fútbol total, la vida en familia, la goleada en el Bernabéu, el
Mundial de Alemania de 1974, el traslado de su residencia familiar a Barcelona,
su primera retirada del mundo del fútbol, su debut como empresario y su ruina
económica por una estafa, su traslado a los Estados Unidos, su amistad con
Carles Rexach, su apuesta por Guardiola, su salida del Barça, tras perder la
final de Atenas, sus problemas cardiacos y muchas otras cosas.
Con todo lo que se cuenta en el
libro, que da para mucho, lo más importante tal vez sea recuperar la voz del
astro holandés. ‘Johan Cruyff 14. La autobiografía’, obviamente, está escrita en
primera persona. Ignoro si la mano del periodista De Groot se deja notar mucho
o no, pero lo que el libro sí consigue es que Johan esté presente mientras
leemos. Parece que lo tengamos enfrente o a nuestro lado. Lo hemos visto tantas
veces en los medios televisivos, que cada palabra suya mentalmente surge
acompañada por el gesto correspondiente. Porque Cruyff, como individuo, resultaba
un tipo muy expresivo.
Johan fue un hombre muy querido.
Su autobiografía viene a dejar por escrito, igual que un legado, cómo se formó
su leyenda humana y futbolística, una leyenda de cuya existencia tuve
conocimiento por vez primera en blanco y negro, justo antes de una eliminatoria
de la Copa de Europa que el Ajax jugó contra el Real Madrid. Recuerdo que el
locutor, al citar su enorme popularidad, explicó que, tras concluir cada partido que jugaba, subastaba sus botas.
Cierro esta reseña con un párrafo
que encontramos en la solapa de la sobrecubierta del libro, que se me antoja un
buen resumen: «El que fuera un futbolista genial y un entrenador innovador
sigue siendo después de su muerte una referencia para los mejores entrenadores
del mundo y para todos los amantes de este deporte, además de un decidido
impulsor de iniciativas solidarias a través de la Cruyff Foundation». Nada que
añadir. No hace falta.
‘Johan
Cruyff 14. La autobiografía’.320 páginas. Tapa dura. Editorial Planeta, octubre
2016. Precio 19,90 euros.