Guido Van Helten, muralista australiano, ha
pintado una suerte de Capilla Sixtina en las bodegas que el Grupo Solar de
Samaniego posee en la localidad de Laguardia (Áraba). La obra, finalizada este
pasado verano, consta de siete depósitos de vino, inutilizados desde los años
70, con una altura de 13 metros cada uno de ellos. Van Helten, un antiguo
grafitero que ha alcanzado fama internacional por sus trabajos de grandes
dimensiones, anduvo por la comarca alavesa fotografiando lugareños, cuyos
rostros pudieran servirle de modelo para la realización de estos murales
cilíndricos y que reflejasen las pasiones y las vivencias que cada uno guardaba
en su interior.
A la magnitud de la obra, realizada sobre una
grúa articulada utilizando espráis congelados, hay que añadir la dificultad existente
para obtener una buena visión en perspectiva, un efecto plenamente conseguido,
como podrá comprobar cualquier viajero que se acerque a las bodegas de Solar de
Samaniego. No estamos ante una obra polícroma, sino en blanco, negro y matices
grises, con los que ha logrado un efecto que mezcla el grabado con la pintura
al carboncillo, géneros ambos de difícil ejecución sobre todo en superficies
tan grandes.
La idea que guía la obra es fusionar el mundo
del vino con el de la literatura, trazar sus paralelismos. En esencia, la
elaboración del vino y la escritura de un libro son dos actos creadores, que
parten de la nada: de la botella vacía, dispuesta a recibir el nuevo caldo, y
del papel en blanco, dispuesto a recibir la tinta que un escritor quiera
distribuir sobre su superficie virgen. Para ambos cometidos, elaboración del
vino, escritura de un texto, son indispensables las manos: manos de mujer y de
hombre, manos jóvenes y viejas, rugosas y finas. De ahí la importancia que Van
Helten les ha otorgado en estos siete depósitos, donde su presencia destaca
constantemente.
Cierra esta monumental obra pictórica la
visión de uno de los empleados de la bodega, Alberto, quien, mientras el resto
de retratados miran hacia abajo, dirige sus ojos hacia un punto indefinido,
indeterminado, un reflejo de la satisfacción que solo proporciona el trabajo
bien hecho.
A partir de ahora, es seguro que, dentro del
proyecto enocultural Beber entre líneas, desarrollado por
el Grupo Solar de Samaniego, la visita a sus bodegas para degustar sus caldos y
viandas se verá enriquecida con la contemplación de los depósitos dibujados por
Guido Van Helten, una etapa obligada para cualquier viajero que se deje caer
por Laguardia.
Herme
Cerezo