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Welcome to València, Karin. Cuando entrevisto por primera vez a
una escritora suelo comenzar con la misma cuestión: por qué escribe Karim
Smirnoff?
Escribo un poco por mí misma, por mis propios objetivos. He
escrito siempre, desde muy joven, y me planteo los temas en función de las
preguntas a las que deseo encontrar respuestas. Es algo completamente
independiente del hecho de que haya lectores para leer lo que escribo o no.
Como ha dicho, su vocación escritora fue muy tempranera, pero
no intentó publicar hasta mucho más tarde. Por qué?
A lo largo de mi vida he desempeñado varias profesiones. He
trabajado como fotógrafa, periodista, relaciones públicas y también en una
compañía maderera. Tengo tres hijos y, en algún momento, los tuve que cuidar yo
sola. En consecuencia, era muy importante tener la certeza de que podía llevar dinero seguro a casa, algo que, cuando
escribes, desconoces porque puede suceder o no.
Como ha dicho, ha trabajado como fotógrafa, un oficio también
muy creativo, a la vez que muy real, porque retrata trozos de realidad.
Fundamentalmente, la literatura es ficción, en qué territorio se maneja con
mayor comodidad?
De alguna manera, si uno se dedica a actividades artísticas,
siempre vive en una burbuja, porque literatura y fotografía sólo son dos tipos
diferentes de expresión. Además, creo que en la fotografía existe una cierta
subjetividad, porque el fotógrafo elige qué parte de la realidad va a mostrar.
Por otro lado, la literatura no es sólo ficción sino que también refleja la
realidad. De hecho, todos mis libros, hasta un cierto punto, están basados en
hechos reales.
En el momento en el que le ofrecieron la posibilidad de
continuar con la saga Millennium sintió que aquello era un reto muy
grande al que no podía renunciar como escritora?
Sí, dije que sí sin pensármelo dos veces. Los tres primeros
libros de la saga me habían gustado mucho y me atraía la posibilidad de
continuar una serie que cuenta con un personaje tan particular como Lisbeth
Salander. Ahora, que ya estoy escribiendo la tercera novela, echo la vista
atrás y reflexiono qué es lo que hubiera ocurrido con mi vida si no hubiera
aceptado esta oferta. Y tengo claro que mi respuesta siempre hubiera sido la
misma: aceptar el reto.
Pesa mucho la responsabilidad a la hora de sentarse a
escribir esta continuación? Ha sentido presión para que la serie continuase
siendo exitosa?
Eh, sí experimenté esa presión. Millennium es un
proyecto muy grande y tenía un cierto temor de que las editoriales que
apostaban por él no obtuvieran suficiente rédito del proyecto con mi trabajo.
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De alguna manera ya estoy acostumbrada y no diría que es un
lío. Por ejemplo, estos camarógrafos y el periodista que están con nosotros
ahora mismo, mientras conversamos, me vienen siguiendo desde hace seis meses
para rodar un documental y no me molesta en absoluto.
Su primera publicación fue una trilogía de la que vendió más de setecientos mil
libros. Su compromiso con Millennium también es de tres títulos.
Significa eso que planifica sus novelas para esa distancia, que es una
escritora de largo aliento?
En realidad, no, porque mis primeros libros no estaban
pensados para formar una trilogía, simplemente me puse a escribir, no podía
parar de hacerlo, creció mucho y al final fueron tres volúmenes. En este caso, fue
una sugerencia mía firmar para tres libros, ya que me resulta difícil escribir
novela negra, con un argumento bien estructurado y con muchas ramificaciones, sin
disponer de una distancia larga para resolverlo todo.
Los escritores que han trabajado en Millennium hasta
ahora, Stieg Larsson, el creador, y David Lagercrantz, el continuador, son
hombres. Usted es mujer. Qué le aporta su punto de vista a la serie?
Sí, es verdad que hay diferencias entre hombres y mujeres e
imagino que, a la hora de escribir, sucederá igual. En determinados momentos,
como la descripción de un crimen o de la escena de un asesinato, yo trato de no
volver a victimizar a la víctima, ni sexualizarla. Cuando leemos escenas de
crímenes cometidos sobre mujeres descritas por hombres, a veces encontramos una
especie de crimen doble. Por un lado, la muerte de la mujer y, por otro, su
objetivación como objeto femenino. En este sentido creo que sí que cambia algo
con mi obra. En todos mis libros hay un cierto ángulo feminista, aunque no me
lo haya propuesto, y, cuando trato temas como la violencia contra las mujeres,
resulta evidente que mi visión femenina permea lo que estoy presentando. He de
señalar también que, al parecer, los familiares de Stieg Larsson, deseaban una
escritora para continuar la serie. En esta ocasión no querían otro hombre.
Maj Sjöwall y Per Wahlöö, padres de la novela negra nórdica,
escribieron diez novelas a lo largo de su carrera. Stieg Larsson se planteó la
posibilidad de que Millennium también constara de diez volúmenes, la
intención de Larsson era mantener el modelo establecido por esta pareja de
escritores?
No lo sé. Podría ser, aunque en verdad nunca me lo he
planteado. Sjöwall y Wahlöö fueron los
primeros escritores de novela negra que leí y sus obras continúan siendo muy
válidas en la actualidad.
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Han transcurrido 20 años desde que se publicó el primer libro. Como personajes, Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist han envejecido bien?
Es una pregunta difícil de contestar, al fin y al cabo no son
seres humanos, son personajes de un libro. Pero sí que he intentado ubicarlos
en el presente. Ahora, Lisbeth Salander tendrá entre cuarenta y cuarenta y
cinco años y Mikael Blomkvist unos sesenta-sesenta y cinco. Los he cambiado un
poco, pero no demasiado, porque en su origen Lisbeth ya era un personaje muy
bueno y no necesitaba muchos cambios. Y lo mismo ocurre con Blomkvist. Pero
claro, eso es un poco problemático, porque no quieres alterarlos mucho y el no
hacerlo, a su vez, te impide estar más cerca de ellos. Por tanto, he tenido que
efectuar un ejercicio de equilibro entre mantenerlos tal cual eran y
actualizarlos.
Una vez, la fallecida escritora Esther Tusquets me preguntó
por qué me gustaba tanto el personaje de Lisbeth Salander. Le respondí que
estando con ella uno no tenía tiempo de aburrirse, siempre le ocurrían cosas.
Como Vd. ha dicho antes, Salander es un personaje muy bueno para cualquier
escritor, es ella el verdadero pilar que sustenta la serie Millennium?
Para algunos, entre los que me incluyo, el personaje de
Salander es muy importante y, cuando leía el libro, yo estaba muy ávida por
conocer qué iba a ocurrir con ella. De hecho, a veces pasaba rápidamente las
páginas donde Lisbeth no aparecía para volver a encontrármela. Pero también hay
mucha gente a la que le gusta la enorme capacidad de Stieg Larsson para contar
lo que sucedía en la sociedad sueca y se focalizaba más en todo esto. En
consecuencia, resulta difícil saber con exactitud qué es lo que más le aporta a
la serie, pero desde luego ella es un personaje en el que me apoyo mucho a la
hora de escribir.
En algún sitio ha comentado que Mikael Blomkvist no le
gustaba demasiado y que, incluso, le habían entrado ganas de «matarlo». En ‘Los
colmillos del lince’ nos enteramos de que Mikael padece cáncer de próstata,
significa eso que lo va «jubilar», que lo va a eliminar?
[Risas] En ocasiones y en broma, puedo decir que varias veces
he tenido ganas de matarlo, porque me parece muy aburrido como personaje. Ha
envejecido y está viendo los resultados de lo que ha hecho a lo largo de su
vida. Él se ha dedicado a trabajar y ha descuidado otros aspectos de la
existencia, como que tiene una hija, que
no es muy importante para él. Mikael ha destrozado las relaciones que tenía con
otras personas y ahora, superada la sesentena, se encuentra solo, y padece
cáncer de próstata, una enfermedad bastante común en hombres de esa edad. Por
lo tanto, sólo estoy describiendo a un ser humano con esas características.
Quizá detrás de todo eso se oculte la intención de castrarlo, a través de ese
cáncer, para que su personaje adquiera un poco más de profundidad.
Ha incorporado a Millennium un nuevo personaje: Svala,
lectora de James Joyce, activista ecológica y sobrina de Lisbeth Salander. Cómo
es Svala en breves rasgos?
El origen de Svala radica en que no quería limitarme a
Blomqvist y Salander todo el tiempo. Tenía ganas de introducir mis propios
personajes para que les acompañasen. Svala tiene trece o catorce años, una edad
interesante porque aún es niña, pero, al mismo tiempo, también es mujer. Por
otro lado, me ha servido para que Salander desarrolle nuevos sentimientos y
emociones maternales hacia ella, algo a lo que en principio se mostraba reacia.
Dónde está Karin Smirnoff en esta novela?
[Risas] Bueno, estoy un poco en todas partes y en ninguna,
incluso en personajes como el limpiador o los malos, en Svala, en Salander y
Mikael… Los conozco bien a todos y, de alguna forma, me puedo sentir
identificada con todos ellos.
Hace 20 años Stieg Larsson pronosticó el advenimiento de la
extrema derecha en Suecia. Él lo anunció, se vio venir, pero no se puso remedio
a esta situación. Qué ha fallado a la hora de evitar su irrupción en el
panorama político actual?
Creo que lo que ha sucedido es que la extrema derecha ha
variado su forma de entrar en política. Antes era gente un poco loca, que se
afeitaba la cabeza, vestida con chupas de cuero y botas negras, a la que nadie
tomaba en serio. Pero hace unos quince años optaron por cambiar su forma de
actuar. Crearon un partido, sustituyeron sus calvas y las chaquetas de cuero
por corbatas y trajes y decidieron convertirse en políticos. Y se dedican a
abordar los problemas de la gente común, del hombre de la calle. Los políticos
convencionales no pueden competir con ese discurso, porque quieren hablar de
temas importantes como la educación o la sanidad, mientras que los políticos de
la extrema derecha no entran a ese discurso y hablan de cosas más profanas, como
el precio de la gasolina, que afecta a todo el mundo. En consecuencia, han sido
muy hábiles y han conseguido cambiar los planteamientos del debate público.
Pero, detrás de ese debate, sigue estando el discurso de la extrema derecha que
significa expulsar a los emigrantes y promover una Suecia blanca y
supremacista.
Suecia es un país donde la naturaleza influye en el modo de
vivir. ‘Los colmillos del lince’ aborda el problema del medio ambiente y los
negocios económicos, que se esconden detrás de él. Visto desde aquí, a orillas
del Mediterráneo, Suecia se nos antoja como un país muy preocupado por la
preservación del medio ambiente, pero realmente eso es así?
Sí, es verdad. Es así. Escribo sobre el Norte de Suecia
porque vivo allí. Es un territorio muy extenso, que tiene una tradición de
gente de fuera que acude a la región para buscar oro y dedicarse a la minería.
Siempre están presentes grandes proyectos industriales, que ahora se presentan
con la etiqueta de que son verdes, como por ejemplo enormes plantas de
producción de baterías para coches eléctricos. Sin embargo, si se examina de
cerca esos proyectos, resulta que no son tan verdes como nos los pintan, ni tan
beneficiosos, porque tienen efectos nocivos sobre el agua, los ríos, los
bosques… Además, consumen mucho territorio y afectan a la población local, por
ejemplo, a los samis, que se dedican a la cría del reno. No digo que todos sean
malos, pero detrás de todo se esconde eso que en inglés llaman greenwashing.
Le colocan la etiqueta de verde, pero en realidad, no lo es. Y al final lo
que manda es el dinero, la avaricia. En el caso de los sami existe una ley que
los protege, pero, cuando hay dinero por medio, los proyectos se saltan la legalidad.
La última por hoy. Su novela, además de entretener, también
pretende denunciar la situación actual del medio ambiente, la ultraderecha, el
racismo, el tráfico de mujeres? ‘Los colmillos del lince’ es una novela
reivindicativa?
Digamos que esos problemas medioambientales y políticos son
el trasfondo del libro, pero en verdad la historia trata sobre la gente, sus
relaciones, por qué hacen lo que hacen. Sólo escribo lo que está pasando en la
realidad sueca actual, igual que sucede también en otras partes del mundo.
Herme Cerezo/Diario Siglo XXI/02/06/2025