«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 16 de enero de 2025

LXXV aniversario de la Orquesta de Cámara de València

A lo largo de este mes de enero de 2025 se hubieran cumplido setenta y cinco años de la fundación de la desaparecida Orquesta de Cámara de la Hermandad Católico Ferroviaria de València, que con el paso del tiempo terminó llamándose simplemente Orquesta de Cámara de València. Por tal motivo, el diario Las Provincias ha publicado en la edición de hoy el artículo que les envié para conmemorar dicha efeméride. Ha sido un gesto que les agradezco enormemente.




domingo, 29 de diciembre de 2024

Martín Llade: «Quise gastarle una broma a Beethoven y, al final, resulta que la broma me la gastó él a mí»

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Nº 691.- Escucharemos sus palabras el próximo 1 de enero de 2025. De nuevo. Después de las uvas, el champán y el cotillón. Aunque a él no le veremos. Una vez más será la voz en off que locute el Concierto del Primero de Año desde la sala del Musikverein de Viena. Valses, galops, polkas, marchas… Les hablo de Martín Llade (San Sebastián, 1976). Pero Llade es mucho más que eso. Él trabaja en Radio Clásica donde, al filo de las ocho a.m., presenta Sinfonía de la Mañana, un programa en el que se dan cita fragmentos de música clásica, entrevistas y entrevistados, noticias musicales y un cuento que el propio Martín escribe cada día. De lunes a viernes. Sin faltar nunca. Desde hace tiempo, su erudición musical y su motivación artística, le llevaron a trasladar sus ímpetus al mundo de la literatura. ‘Oboe’, ‘La orgía eterna’ y ‘Lo que nunca sabré de Teresa’ fueron sus primeros libros editados. Hace un par de años nos despertó con un volumen de relatos delirantes, ‘El horizonte quimérico’, y en este 2024, que da sus últimos pasos por el calendario, ha publicado otra novela, cuyo protagonista – no podía ser menos – es Beethoven, que lleva por título ‘El misterio Razumovski’ (Ediciones B), donde el escritor/locutor, y algunas otras cosas más, convierte al divino Ludwig, un tipo sordo, apasionado, colérico y radical, en una suerte de detective aficionado. Apoyado en la figura de su secretario, Anton Schindler, el compositor bonnense tratará de resolver el asesinato de la anciana criada del conde Razumovski, acaecido en Viena en 1814, ciudad y momento en los que los máximos dignatarios europeos trataban de repartirse la Europa surgida tras las ínfulas imperialistas de Napoleón Bonaparte. En el aula cedida amablemente, por la Llibreria Ramon Llull de València, sentados frente a frente, separados por la grabadora, piloto rojo encendido, al filo del mediodía de un sábado de diciembre, conversamos durante unos minutos sobre su novela, mientras Ignacio Marín tomaba fotos todo el tiempo. Después Martín Llade marcharía hacia el Golem Fest para participar en una de las sesiones de este festival de novela fantástica y ciencia ficción, que en 2025 ya ha alcanzado su sexta edición.

Martín, tu anterior trabajo fue ‘El horizonte quimérico’, un libro de relatos. Ahora te descuelgas con ‘El misterio Razumovski’, una novela. Publicar este texto, del que venías hablando desde hacía tiempo, se había convertido en una obsesión o en una necesidad?

Ha sido de todo. Realmente, trabajé en la novela durante dos años y medio, incluso durante la pandemia, lo que me produjo el extraño fenómeno de dudar sobre si los personajes podían salir a la calle, hasta que me dije que claro que podían hacerlo. Ellos vivían en 1814 y no en 2020. Fíjate la psicosis que me produjo el Covid y el confinamiento. Después afronté una serie de problemas personales importantes, entre ellos que me ocuparan un piso, que terminé malvendiendo y perdiendo mucho dinero. La cosa duró veinte meses, con desprecio absoluto por parte de las autoridades, ya que mis inquilinos eran delincuentes consumados. Cuando logré librarme del problema, gracias a un amigo mío que habló con Ediciones B, surgió la oportunidad de retomar la novela. Me dieron de plazo un verano para terminarla y escribí los últimos treinta capítulos, unas trescientas páginas, en cuarenta días y después de veinte meses de paro. Así que fíjate si tenía ganas de nacer esta novela. 

Cómo surge la idea para escribirla? Acaso procede del cuento ‘Beethovenomicón’, la historia del autómata de Maelzel, que incluiste en ‘El horizonte quimérico’? 

No, no, el cuento del autómata lo escribí durante el confinamiento y entonces ‘El misterio Razumovski’ ya la tenía empezada. Conseguí un libro sobre autómatas, estas peculiares criaturas artificiales. Allí descubrí un turco jugador de ajedrez y me di cuenta de que tenía un elemento muy interesante con el que jugar en la novela. 

domingo, 15 de diciembre de 2024

Julius Ruiz, historiador e hispanista: «Algunos quintacolumnistas soñaban con lanzar un levantamiento que acabara con la resistencia militar republicana»

Fotografía cedida por editorial Espasa
Nº 690.- Julius Ruiz es profesor titular de Historia de Europa en la Universidad de Edimburgo. Su actividad investigadora le ha llevado a centrar una buena parte de su trabajo en la época republicana, la Guerra Civil y el franquismo. Fruto de diez años de denodado esfuerzo, archivo arriba-archivo abajo, es la reciente publicación de ‘La guerra sucia’ (Espasa), un volumen de más de novecientas páginas, en el que relata la enconada lucha que los servicios de inteligencia republicanos y golpistas sostuvieron a lo largo de toda la contienda. Sustentado e ilustrado con una documentación apabullante, ‘La guerra sucia’ desmonta ciertos mitos, ilumina penumbras y proporciona una visión pormenorizada de un aspecto muy relevante de la guerra que, hasta ahora, no había sido tratado en profundidad por los historiadores. Desde Edimburgo, el hispanista británico, hijo de padres españoles, tuvo la amabilidad y la paciencia de responder a mi cuestionario de preguntas sobre su libro. En esta ocasión, la grabadora descansó. 

En el Reino Unido existe una numerosa nómina de hispanistas británicos especializados en diversas épocas. Entre otros podemos citar a Parker, Elliott, Beevor, Preston, Kamen y usted mismo, a qué se debe ese interés de los británicos por la historia española? Qué les atrae del pasado de este país?

Los intelectuales británicos han mantenido durante mucho tiempo una relación de amor-odio con España. Desde el siglo XVI, la rivalidad imperial y la Reforma protestante facilitaron la construcción de la «leyenda negra» que en su día denunció Julián Juderías. Por otro lado, la Constitución de 1812, la lucha guerrillera contra Napoleón y movimientos populares radicales como los anarquistas promovieron la «leyenda romántica» de los españoles amantes de la libertad. Lo que unía todo esto era la sensación de que España era «diferente» a Gran Bretaña y esto requería una explicación, especialmente durante y después de la Guerra Civil española. En la tradición progresista asociada a escritores como Gerald Brenan, la respuesta parecía ser la persistencia de una oligarquía que derrotó el desafío modernizador de la Segunda República. Afortunadamente, una nueva generación de hispanistas subraya ahora que, después de todo, la historia española no es tan diferente de la británica o del resto de Europa. Para los británicos que aman a Orwell y su relato de la Revolución Española, esto puede, por supuesto, hacer que la historia española sea más aburrida.

Usted es hijo de padres españoles que emigraron a Inglaterra. Ellos habían sufrido los efectos de la Guerra Civil. Todo el trabajo que viene desarrollando sobre diversos aspectos de la Guerra es su forma de comprender la vida de sus padres?

Estoy muy orgulloso de mis raíces españolas y, de hecho, mi trabajo siempre ha estado marcado por la necesidad de comprender lo que les ocurrió a mis familiares durante y después de la Guerra Civil. Mi familia tuvo una historia muy similar: lucharon en ambos bandos e incluye tanto a víctimas como a responsables de la represión. Así que, como niño, mi introducción a la guerra no fueron los relatos heroicos de las Brigadas Internacionales o la defensa antifascista de Madrid en 1936, sino el asesinato de mi bisabuelo en Sevilla y la muerte de mi tío abuelo como voluntario carlista en Asturias. Esto significaba que nunca podría ver la guerra como un cuento moral de buenos contra malos. 

domingo, 8 de diciembre de 2024

Manuel Rivas, Premio Nacional de las Letras Españolas 2024: «Me interesa vagabundear, que la escritura sea un proceso de descubrimiento»

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Nº 689.- Mañana. Martes. Noviembre. Durante un buen rato, la maleta/mochila de Manuel Rivas
deambuló por València sola, perdida en la bodega de un taxi, cargada con sus ideas y útiles de trabajo. El alivio llegó justo antes de empezar la entrevista, cuando fue localizada y transportada al Hotel Reina Victoria donde tuvo lugar nuestro encuentro. Un principio de conversación rocambolesco. Inesperado. Feliz. Hacía mucho tiempo que no hablaba con el escritor gallego, al que descubrí gracias a la lectura de su libro de relatos ‘¿Qué me quieres amor?’ Más tarde, allá por el mes de febrero de 2007, Manuel pasó por València para promocionar su novela ‘Los libros arden mal’ y tuve la oportunidad de conocerle y entrevistarle. Ahora, diecisiete años después, regresa con ‘Detrás del cielo’ (‘Tras do Ceo’), su nueva ficción publicada por Alfaguara. En ella seis cazadores alborean el día con el propósito de dar una batida para cazar al Solitario, un jabalí del que se cuentan truculencias asesinas. El más joven del grupo, Dombodán, un tipo algo desnortado pero lúcido, relata la jornada de la batida, cuya tensión y violencia va creciendo a medida que avanza el día. El narrador destapará el abuso y la depredación social y natural que reina en Tras do Ceo, territorio gallego, trasunto del mismo mundo que habitamos todos. Iluminados por la luz apagada, limpia, herida por la reciente Dana, de uno de los ventanales de la cafetería del Hotel, que dibujaba una secuencia de sombras, casi tenebristas, comenzamos nuestra conversación, grabadora mediante, piloto rojo encendido, poco antes de las catorce horas.

Manuel, enhorabuena por el Premio Nacional de las Letras Españolas que te han concedido recientemente. Este galardón sabe especialmente bien porque eres un autor de la periferia que no escribe en castellano?

Bueno, en mi país se dan las gracias, ¿no? [risas]… Yo veo a los libros muy contentos. Pienso en ellos y pienso también que uno forma parte de un oficio que se considera solitario, aunque yo creo que no lo es. Es cierto que hay momentos de arresto domiciliario para escribir, pero es un tiempo muy compartido porque estás continuamente escuchando voces y hablando con personajes. Cada persona es una nación y cada escritor también, pero formas parte de un camino de luciérnagas y, por lo tanto, eres heredero y estás dentro de una tradición… Lo primero que sentí al recibir el premio es que era algo para compartir con esa literatura gallega, que es un vivero continuo y que, en medio de la adversidad, ha mantenido vivas las palabras y la creación. Y creo que es necesario compartir todo esto, porque ya hay demasiada competencia en nuestro entorno.  

jueves, 5 de diciembre de 2024

Golem Fest València, Sexta edición: Contra viento y marea


La Asociación Cultural Golem Fest Valencia ha conseguido, a pesar de las dificultades que se ha encontrado en el camino, montar y convocar la VI edición del Golem Fest. 

Con la ayuda de la Generalitat Valenciana, a través de la Consellería de Educación, Cultura, Universidades y Empleo; la Universidad de València, Jardí Botànic; y el Grupo Dacsa (Dacsa y Rismar), hemos logrado sacar adelante, un año más, el Golem Fest. Esta edición tendrá lugar del 12 al 14 de diciembre en el Auditorio Joan Plaça (Jardín Botánico). 

Creemos que, a pesar de este final de año tan convulso, debemos seguir apoyando la cultura y continuar adelante justo por los que se fueron y por los que siguen al pie del cañón. ¡Por Valencia! Para promocionar nuestra ciudad y no dejar que su economía se desmorone todavía más. 

El ánimo no es el de siempre: no es júbilo lo que sentimos, sino LUCHA, PERSEVERANCIA, la idea de SALIR ADELANTE CUESTE LO QUE CUESTE. Y lo afrontamos con ilusión y una sonrisa, porque nos lo merecemos.

En este sentido, este año hemos apostado por un Golem Fest muy valenciano, en favor de los autores nacidos en nuestra tierra o afincados en ella, y por lo folclórico, porque las Fallas también tendrán su hueco en el Festival.

domingo, 24 de noviembre de 2024

‘La isla de la mujer dormida’, la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte

Con puntualidad ansiosa, cada año, cuando el otoño llama a la puerta, aparece por las librerías, como una hoja de árbol caída más, una nueva novela de Arturo Pérez-Reverte. La de 2024 lleva por título ‘La isla de la mujer dormida’, editada por Alfaguara. 

En esta ocasión, el escritor cartagenero nos presenta no un policial como la vez anterior, sino una novela de aventuras, una trama histórica relativamente contemporánea, que arranca en plena Guerra Civil Española. En marzo del año 1937, en el Mar Egeo, el marino Miguel Jordán Kyriazis, «un hombre imperturbable, casi abúlico, para quien el mar suponía un recurso y la vida a bordo una solución», recibe el encargo por parte del bando golpista de tomar parte en la guerra de modo pretendidamente anónimo, hundiendo en el mar barcos que transportan material armamentístico y ayuda militar al legítimo gobierno de la República. 

Por supuesto este tipo de operaciones han de llevarse a cabo de manera subterránea, pues las grandes potencias se afanan por mantener una neutralidad aparente de no intervención, que les impide prestar ayuda o apoyar abiertamente a uno u otro bando. Resulta evidente y es de sobras conocido que, por un lado, alemanes e italianos dieron soporte a los rebeldes golpistas y, por otro, la Unión Soviética al bando republicano, y que ni unos ni otros lo hicieron de manera desinteresada. 

martes, 29 de octubre de 2024

Ignacio Martínez de Pisón: «Toda mi vida he podido hacer lo que más deseaba: escribir. Y eso es algo que no se paga con dinero»

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Nº 688.- Comienzos de octubre. Jueves. El centro de la semana. Mañana soleada. Se avecina la hora de comer. Conversar con Ignacio Martínez de Pisón, con cuyos artículos amanezco cada lunes en la cadena SER, siempre resulta fácil. Hace diez años que lo entrevisté por primera vez y desde aquella fecha se estableció una especie de entendimiento tácito que todavía perdura. Entonces fue en un hotel. Ahora en otro. Siempre cuando visita la ciudad del Túria para presentar sus libros. El aragonés termina de publicar ‘Ropa de casa’ (Seix Barral), donde recopila sus memorias de escritor y alguna cosa más. No es ficción. Es la biografía parcelada de un trozo, extenso, de su vida. Un trabajo de este tipo siempre entraña un cierto riesgo ante el lector acostumbrado a sus ficciones. Sin embargo, ‘Ropa de casa’, literatura de la realidad y del recuerdo, se lee del tirón, se degusta con placer, el placer que permite conocer los entresijos de la forja de un escritor,  sus relaciones con otros colegas y las confluencias que han contribuido a la formación de su modo narrativo. Tres ciudades enmarcan su vida: Logroño, Zaragoza y Barcelona. Cada una en una década diferente, las tres modelaron su narrativa y están presentes en ella. De una forma u otra. Estamos frente a un relato sereno y sugerente, el de una persona que siempre supo que sería escritor. Y que lo logró. Vaya que sí. Acompañados por dos botellas de agua mineral, dio comienzo nuestra charla, mientras por la plaza del Ayuntamiento de València las gentes transitaban, urgentes, en pos del yantar. Piloto rojo de la grabadora encendido. Comenzamos la conversación.

Ignacio, por qué surge ahora la necesidad de escribir unas memorias? Quizá para descansar un poco de un trabajo tan copioso como ‘Castillos de fuego’?

No, en realidad tiene más que ver con la edad que con otra cosa. De alguna manera, en un momento dado, necesitas reordenar los recuerdos de tu familia y tu pasado. Si a esto le añades la circunstancia de que, mientras escribía ‘Castillos de fuego’ murió mi madre, está ya todo dicho. Lo tenía tan claro que, cuando me vine a dar cuenta, ya había efectuado averiguaciones, mirado fotografías y sentado a escribir. Algunos me preguntan por qué escribir tan pronto unas memorias. Y lo cierto es que no es pronto, es la edad. Uno de los poetas de los que hablo en el libro, Carlos Barral, publicó las suyas cuando no tenía ni cincuenta años y yo lo he hecho con sesenta y tres.  

martes, 22 de octubre de 2024

‘Franco y José Antonio. Historia de la Falange y del Movimiento Nacional (1923-1977)’.

La reedición ampliada, revisada y necesaria de un clásico.

Stanley G. Payne (Texas, 1934) ha reeditado, todo un acierto, uno de sus títulos más clásicos, publicado por primera vez en 1997 y ahora revisado y actualizado. Se trata del volumen ‘Franco y José Antonio. Historia de la Falange y del Movimiento Nacional (1923-1977)’, editado por Espasa. Lo primero que llama la atención es el atrezzo, es decir, la portada, bañada en los tradicionales colores negro y rojo de Falange, unos tonos que intimidan y que, a los que hoy peinamos canas, nos transporta a una época llena de momentos oscuros y trágicos, teñidos de inevitables miedos atávicos.  

‘Franco y José Antonio’ abarca un periodo de cincuenta y cuatro años del pasado siglo, un tiempo que parece lejano pero que en realidad está ahí, próximo, vivo, palpitante. En la Introducción, Payne cuenta que no es la primera ocasión que escribe sobre fascismo y remite al lector a su primer trabajo, elaborado con metodología poco ortodoxa a finales de los años cincuenta. El historiador norteamericano visitó la España de aquel tiempo y se movió a través de las escasas fuentes de información existentes entonces, recurriendo a las técnicas de la historia oral, entrevistas y testimonios, como método de investigación. Sus trajines por aquel país en reconstrucción no pasaron inadvertidos para las autoridades franquistas que, no obstante, le permitieron desarrollar su trabajo sin inmiscuirse. El libro fue publicado y penetró en España, de contrabando, dentro de la mítica colección Ruedo Ibérico.

miércoles, 9 de octubre de 2024

Arnau Fernández Pasalodos: «Quería ofrecer el lado humano de los guardias civiles que participaron en la lucha antiguerrillera».

Fotografía cedida por el autor.
Nº 687.- Último viernes de septiembre. Sol por la calle. Penúltimos coletazos del calor. Al otro lado del teléfono se asoma Arnau Fernández Pasalodos (Barcelona, 1995), un joven doctor en Historia, investigador posdoctoral en el Centre for War Studies del University College Dublin, que ha publicado algunos estudios en diversas revistas. Hace unos pocos meses ha aparecido por las librerías de nuestro país ‘Hasta su total exterminio. La guerra antipartisana en España, 1936-1952’, editado por Galaxia Gutenberg, volumen que recoge el fruto de su tesis doctoral y donde el historiador barcelonés estudia un fenómeno ya tratado, tanto por la ficción como por la historiografía, como es la guerra de guerrillas, partisana o asimétrica, la de los maquis en román paladino, que se prolongó hasta el año 1952. Fernández Pasalodos se adentra en la lucha y en las dinámicas que determinaron el funcionamiento de la Benemérita durante los primeros años de la Dictadura Franquista. ‘Hasta su total exterminio’ es un texto poliédrico que habla de la represión ejercida contra los partisanos, al tiempo que dirige el foco sobre la auténtica realidad que vivieron los guardias civiles en ese tiempo, algo completamente novedoso para los lectores amantes de la Guerra Civil y sus prolongadas secuelas. El punto de partida del texto lo constituye el bisabuelo de Arnau, Manuel Sesé Mur, asesinado durante la posguerra. Este luctuoso hecho estimuló todo el proceso investigador subsiguiente mediante un peregrinaje por archivos y bibliotecas. Con el mediodía ya pasado y el piloto rojo encendido, la grabadora comenzó a registrar las respuestas del investigador barcelonés, bañadas en su peculiar acento granadino, propio de la tierra de sus ancestros.

Arnau, me llama la atención que un doctor en Historia con solo 29 años, se interese por la Guerra Civil, su universo y consecuencias, ahora que a mucha gente joven parece no preocuparle este asunto, por decirlo de manera suave.

Es cierto. Desde hace un año, más o menos, veo que se ha producido una contra-respuesta al interés que había antes por las víctimas del conflicto y sus familiares, y que las generaciones jóvenes se han hecho eco de visiones revisionistas. Para ser sincero creo que, si este libro existe, es porque ya desde pequeño en mi familia se hablaba de mi bisabuelo, Manuel Sesé, cuya historia no estaba clara del todo. Mi abuela hablaba muy bien de él, decía que era una persona muy politizada, con tendencia de izquierdas, alguien que luchó por un mundo más justo y libre. Al mismo tiempo fue un hombre enigmático, casi mítico. Este libro y todas mis investigaciones proceden del interés por conocer qué le ocurrió realmente.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Natalia Litvinova, ganadora II Premio Lumen de Novela: «Me gusta ver lo extraordinario en lo ordinario, llevar el asombro al lector todo el tiempo»

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Nº 686.- Mediodía. Jueves. Septiembre. Recién llegada a València, con el tiempo justo para alojarse, Natalia Litvinova (Bielorrusia, 1986) atendió mis preguntas en la cafetería del Hotel Zenit, ubicado junto a L’Estació del Nord, sufridora infatigable de ciertas obras de restauración. La tarde anterior, a eso de las siete, la escritora bielorrusa había recibido en Madrid el II Premio Lumen de novela, así que conservaba fresca en la memoria la miel de aquel momento. ‘Luciérnaga’, la obra ganadora, editada por Lumen, cuenta la vida de una muchacha, la propia escritora, nacida a pocos kilómetros de Chernóbil, que creció en un país atravesado por la confusión, la miseria y la radiactividad. Por sus páginas desfilan su abuela, su madre y su padre, los recuerdos, las tristezas y alguna dosis de humor. En un momento dado, la familia decidió emigrar rumbo a Argentina, un país del que apenas tenían referencias, pero que se anunciaba  una solución viable para sus problemas. Al fondo de nuestra conversación, el rumor borroso de algún rifirrafe parlamentario, emitido por una televisión de corte nacional. Con el piloto rojo encendido, la grabadora, eficiente y precisa, registró nuestra conversación. Y también, claro, el borroso rumor politiquero. Como acostumbra.

Enhorabuena por el premio, Natalia. Una mujer como tú, con una vida llena de avatares, estaba predestinada a la escritura?

En primer lugar, muchas gracias. Respecto a tu pregunta, creo que sí, pero no por esos avatares. En mi familia hubo grandes lectores y tuve la suerte de crecer rodeada de libros. Guardo hermosas imágenes de mi madre leyendo y releyendo. Eso me llamaba muchísimo la atención y me llevaba a pensar qué habría en aquel libro, tan interesante, tan intenso, como para que una persona lo releyera tantas veces. Dado que guardaban los libros que no querían que leyera en los lugares más altos, eso todavía incentivaba más mi curiosidad.

Has vivido siempre, pues, en un ambiente literario por así decirlo.

En Bielorrusia, en Ucrania y también en Rusia es muy importante la poesía. En las ciudades hay monumentos de escritores y muchas estaciones de subtes llevan el nombre de algunos poetas. En el colegio, como asignatura obligatoria, nos enseñaban poesía y tuve que leer, memorizar y declamar en voz alta. No me lo tomé muy en serio, pero cuando nos trasladamos a Argentina me di cuenta de que en los colegios argentinos había muy poca poesía. Así que hube de buscarla yo misma en las bibliotecas. En Rusia viví en zonas rodeadas de bosque y para mí la poesía empieza en la naturaleza que, aunque la tratemos tan mal, nos enseña muchas cosas. La conducta de los animales tiene su propio lenguaje y solo lo entiende la gente del campo. Por ejemplo, un pájaro que vuela está escribiendo algo en el cielo. La poesía nace del asombro. Ves el mundo por primera vez en la infancia y luego todo es una repetición. Por otro lado, en Argentina sufrí el choque con un idioma nuevo, y en mi adolescencia me interesé por las escuelas de poesía e investigué a los grandes poetas rusos, para lo que tuve que traducir sus obras. En mi caso la traducción ha jugado un papel muy importante, porque era una forma de mantenerme en contacto con mi propia tierra y su cultura.

domingo, 7 de julio de 2024

Clara Usón: «En ‘Las fieras’ muestro las contradicciones del ser humano para que la reflexión corra a cargo del lector»

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Nº 685.- Hubo un tiempo en el que frecuentaba el aeropuerto. Muy a menudo contemplaba el
pasquín con los rostros de seis etarras reclamados por la policía nacional. Una de esas fotografías correspondía a una mujer: Idoia López Riaño, apodada la Tigresa. Por su belleza, destacaba sobre sus correligionarios de busca y captura. Inevitablemente. Ahora, más de tres décadas después, Clara Usón acaba de publicar ‘Las fieras’, editada por Seix Barral, una novela en la que López Riaño ocupa el papel central. Resulta evidente que Usón no ha querido centrar el papel principal de su nuevo título en la etarra, sino sobre una generación de jóvenes vascos que vivió sacudida por la violencia. Es por ello por lo que la existencia de la Tigresa discurre en paralelo con la de Miren, una adolescente que busca su lugar en el Euskadi de los años del plomo. Pero el personaje de Idoia López Riaño es potente, pesa y no renuncia a su protagonismo en una narración en la que también nos encontramos con Amadeo, un policía nacional al viejo estilo franquista, o la propia familia de Miren. Los años 1984 y 1985 resultaron particularmente duros en la guerra sucia entre ETA y los GAL, casi ochocientos días que llenaron de crueldad y sangre miles de páginas de nuestro pasado más abominable. Pero ahora estamos en el primer jueves del mes de junio. Y he quedado citado con la escritora barcelonesa para conversar sobre ‘Las fieras’ en la cafetería del Hotel Meliá de la plaza de
l’Ajuntament de València. El bochorno de la primera hora de la tarde  filtra una luz borrosa sobre el rincón donde nos encontramos. El play de la grabadora está accionado. Las preguntas, listas. El micrófono sólo aguarda nuestras palabras.   

Clara, ¿cómo surge la idea de escribir 'Las fieras'?

Surge por azar, como suele sucederme a menudo. En mis últimas novelas siempre me he encontrado con personas reales, normalmente una mujer, cuya vida ha atravesado periodos turbulentos. A partir de ese punto, he desencadenado una documentación que se interconecta con otra historia de ficción. En el caso de Idoia López Riaño, me tropecé con un artículo de prensa que hablaba de ella. Yo no recordaba nada sobre su figura, pero mis contemporáneos varones sí sabían quién era, perfectamente además, porque lo primero que atrae la atención sobre Idoia es su belleza. Y eso ya quiere decir muchas cosas.

Realmente, Idoia López Riaño, es muy guapa.

Sí, pero no se trataba de hacer un retrato de la fascinación por una  femme fatale, que además de guapa, mata. Un aspecto que parece mucho más imperdonable, porque tanto hoy como hace cuarenta años, la belleza sigue siendo el activo más importante de una mujer y también de un hombre. Como dice Isabel Pisano, la única periodista que logró entrevistarla, Idoia podía haber hecho en su vida lo que le hubiera dado la gana, porque con su belleza hubiera tenido todas las puertas abiertas.  

Pero ‘Las fieras’ no solo habla de Idoia López Riaño…

Al final he hecho lo de siempre, indagar sobre el dogmatismo y los aspectos del dogma… Me centro en el nacionalismo extremo, que ahora está muy pujante, porque también hay un nacionalismo español. En este país consideramos que solo son nacionalismos los periféricos, pero el central, el de la señora Ayuso, que ahora además es muy madrileño, también existe. Sin embargo, nos parece algo natural. Dejémoslo ahí… El nacionalismo que tiene esa parte bonita del apego a la tierra, a la cultura, a las tradiciones y al sentido de hermandad con los que han nacido en un mismo sitio, también presenta esa otra cara más fea que es su definición del enemigo. Hay un enemigo común que nos une y que va cambiando, aunque suele ser el que tenemos al lado. En el caso de ETA, se trata de un nacionalismo radicalizado hasta el punto de que sólo se ve en él lo que supone un peligro para nuestro ideal. En su momento, a Idoia López Riaño no sólo se le dijo que podía matar, sino que debía hacerlo para preservar la patria vasca. Le enseñaron que, para salvar unas vidas, había que quitar otras. Y esa contradicción es lo que me interesa.

Al comienzo, el lector se tropieza con mucha información, abundantes datos y noticias, casi como un teletipo de agencia. ¿Por qué tanta prisa en las primeras páginas?

Yo pienso que esto es como lo de Scheherezade. No escribo bestsellers, pero sí intento mantener la atención del lector, algo que creo que les ocurre a muchos otros escritores. Soy lenta para escribir y me gusta jugar con los estilos. Escribo novelas para escapar de mi vida y, al hacerlo, vivo otras vidas [risas].

viernes, 21 de junio de 2024

Juan Manuel de Prada: «Fernando Navales, el protagonista de mi novela, destila odio y mala baba contra todo el mundo»

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Nº 684.- València. Al otro lado de la calle Bailén, L’Estació del Nord proyecta su nubosa silueta
sobre el hall del Hotel Zenit. Una luz gris nos envuelve. Apenas ha transcurrido media hora desde que dieran las cuatro p.m.. Juan Manuel de Prada llega cordial. Como siempre. Hace cinco años que no nos hemos visto, pero su memoria ingente le permite rememorar detalles de nuestro último encuentro. Detalles que ni yo mismo recuerdo. Juan Manuel ha venido a la capital del Túria para presentar su nueva novela, ‘Mil ojos esconde la noche’ (Espasa), en la que nos habla sobre la comunidad de artistas, escritores y periodistas españoles que residieron en París durante los años de la ocupación nazi. Se vale para ello de Fernando Navales, un personaje que alcanzó celebridad casi treinta años atrás, cuando el escritor baracaldés publicó su más que exitosa novela ‘Las máscaras del héroe’. A causa de su extensión, mil seiscientas páginas, ‘Mil ojos esconde la noche’, ha sido dividida en dos partes, la primera de las cuales, ‘La ciudad sin luz’, es sobre la que hablaremos a lo largo de nuestra conversación. Con Juan Manuel sentado a mi izquierda y la grabadora conectada a su vera, luego la cambiará de ubicación, comenzamos a charlar. Afuera caían algunas gotas, un medio chaparrón casi polvoriento.
 

Juan Manuel, es la primera vez que entrevisto a un escritor que publica una novela cuya última palabra escrita es «Continuará…»

Así es, vienen otras ochocientas páginas detrás que, si dios quiere, saldrán en la próxima primavera. Pero, bueno, digamos que el desenlace de esta primera parte equivaldría al final de una temporada de cualquier serie de Netflix. Aunque se quedan cosas en el aire, el libro tiene su propia lógica, por decirlo así. ‘Mil ojos esconde la noche’ es una obra muy ambiciosa y con muchísimos personajes…

Fernando Navales era el protagonista de ‘Las máscaras del héroe’, novela que publicaste en 1996. ¿Por qué tu interés en recuperar a este personaje treinta años más tarde?

En realidad, esta historia se me impone. Mi anterior obra, la biografía sobre Ana María Martínez Sagi, escrita en mil setecientas páginas y con una investigación monstruosa, que me llevó a visitar más de ochenta archivos de Francia, Suiza, Estados Unidos o España, resultó una experiencia muy loca, pero completamente apasionante. En los archivos policiales de París, que son muy interesantes, se me ocurrió pedir los expedientes de muchos escritores y artistas que vivieron durante la ocupación alemana en la capital francesa. Allí me di cuenta de que había un material excelente para construir una novela coral, de ambiente literario y artístico. Así fue como se me impuso la idea de recuperar a este personaje que había dado por muerto en ‘Las máscaras…’. Por este motivo, en la carta que escribe Pedro Urraca al principio de la novela, se aclara que Fernando Navales no ha muerto.

Esa carta de Urraca supone empezar tu nueva novela de la misma manera que ‘Las máscaras…’

Sí, es un pequeño homenaje, pero a la vez una forma de poner en liza de nuevo a Fernando Navales. Había que introducirlo y dar algunas explicaciones sobre su persona, así que me pareció que esa era una forma oportuna de hacerlo.

Después de tanto tiempo sin escribir sobre Navales, ¿cómo recuperas su voz y el tono narrativo de la historia?

No es difícil. Ni siquiera me leí de nuevo ‘Las máscaras…’. Simplemente, la hojeé un poco. Aunque hayan quedado atrás, de alguna manera los libros que has escrito han dejado un poso dentro de ti y regresas a ellos con facilidad. En este caso concreto, ha sido una experiencia magnífica, como volver a la juventud, a hacer el gamberro y a decir burradas. El personaje de Navales ahora está más enconado porque el fracaso pesa sobre él, ya que se ha convertido en un personaje de segunda fila, humillado, relegado a un cargo subalterno de la delegación de Falange en París. Es un saco de pus deseoso de derramar su podredumbre sobre el mundo.  

miércoles, 12 de junio de 2024

Ana Carrasco-Conde, ganadora del II Premio de Ensayo Eugenio Trías: «El ser humano debe aprender a aceptar su vulnerabilidad»

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Nº  683.- En ocasiones, la vida pone piedras en nuestro camino. Como palos en las ruedas. E inesperadamente, una sobresale por encima de las demás. En las entrevistas a escritores ocurre algo parecido. La simple lectura del libro ‘La muerte en común. Sobre la dimensión intersubjetiva del morir’, escrito por Ana Carrasco-Conde, II Premio de Ensayo Eugenio Trías, publicado por Galaxia Gutenberg, coincidió con el momento en que me diagnosticaron una dolencia poco benigna. Por razones obvias, pospuse la lectura del texto. No me sentía con ánimos de perseverar en ello. Sin embargo, al mismo tiempo me propuse que, si las circunstancias lo permitían, reanudaría mis entrevistas. Y Ana Carrasco-Conde sería mi primera entrevistada. Casi tres meses después de todo aquello, las aguas parecían bajar menos turbias y determiné recuperar mi propósito. No sin un cierto miedo. Lo confieso. O asombro. O ambas cosas a la vez. Fue así como el pasado 30 de mayo, entrevisté a la filósofa manchega sobre su galardonado ensayo que, por un lado, se centra en las consecuencias de perder a alguien que te constituye como persona y, por otro, reflexiona sobre la repercusión de una muerte, cualquier muerte, en la sociedad. La mañana nos había saludado con calor, tanto en Madrid como en València, puntos extremos de nuestra charla telefónica. Pulsé el play de la grabadora. Se iluminó el piloto rojo. Y comenzamos. Una conversación llena de vida sobre la muerte y su presencia en nuestro devenir diario. No podemos obviar a la Parca, aunque tratemos de darle la espalda en un vano empeño. Una misión imposible. Algo de locos.

Ana, la muerte nos afecta a todos, y tú le has dedicado un ensayo de casi cuatrocientas páginas.

La verdad es que el tema impone un poco. Yo misma, mientras lo escribía, hube de superar mis propias circunstancias y vivencias, pero aunque inicialmente es un libro sobre la muerte, acaba siendo un libro sobre la vida.

¿Escribir ‘La muerte en común’ es tu forma particular de acercarte a ella?

Creo que, tal y como entiendo la filosofía, lo que hacemos es pensar cosas que nos inquietan o duelen. Con relación a la muerte sentía una preocupación por saber cómo abordar la pérdida y averiguar por qué tenemos miedo no tanto a nuestra propia muerte, sino a la de un ser querido. Y, a medida que investigaba, fui fortaleciéndome con la lectura de abundantes textos hasta darme cuenta de que esa pérdida tenía mucho que ver con lo que los griegos llamaban pothos, que es un echar de menos. Detrás de esa reflexión vi que el libro hablaba de la vida todo el tiempo. Si somos seres que a lo largo de nuestra existencia estamos interconectados afectivamente, en la muerte lo seguimos estando de alguna manera. Y empecé a pensar lo que significa construir tu propia identidad, siempre deudora de la de los demás. Por supuesto que pienso en la muerte, pero me fijo sobre todo en la vida. Hay que observar cómo es, con quién la compartimos y qué aportación queremos dejar a los demás.

miércoles, 8 de mayo de 2024

Dos propuestas de lectura bien distintas

No es costumbre de quien esto suscribe reseñar a pares. Pero últimamente han llegado a mi poder dos libros, ambos editados por Alfaguara, cuya disparidad, me sugiere hacerlo así. Me refiero a ‘Las hermanas Jacobs’ de Benjamin Black y ‘Bartleby y yo’ de Guy Talese. Cuando el hastío de la lectura me conduce al aburrimiento ─ tres o más libros seguidos que cierro al rebasar las primeras cincuenta páginas, más o menos, sin que ninguno me satisfaga ─, siempre rebusco en mi herbario de autores de confianza. No son muchos, lo reconozco, los que lo integran: Simenon, Conan Doyle, Mateo Díez, Christie, Jaume Cabré, Auster y algunos más. Muy pocos. En ese aleatorio revoltijo de escritores suelo encontrar cosas que sé de antemano que no van a defraudarme. Y allí mismo, desde hace años, mora también Benjamin Black. Y va a seguir haciéndolo por mucho tiempo.

El escritor irlandés publicó a finales de 2024 ‘Las hermanas Jacobs’, su última novela hasta ahora. En ella nos cuenta la historia de Rosa Jacobs, una estudiante judía que ha aparecido muerta en el interior de su coche, gaseada al estilo de los hornos nazis. Todo apunta a un suicidio, pero ciertos detalles llevan a los investigadores, Quirke, el patólogo, y Strafford, el policía de la Garda dublinesa, a sospechar que no es así. Un cierto misterio envuelve esta muerte que ellos van a desentrañar.   

En ‘Las hermanas Jacobs’ nos tropezamos con un Quirke muy suyo, más encerrado en sí mismo, si cabe. Cada vez soporta peor a los demás. Convivir se ha convertido en un verdadero problema para él, a pesar de que parece haber disminuido, al menos relativamente, su consumo de alcohol. La reciente y trágica muerte de su esposa ha acentuado su hosquedad y las relaciones con su hija Phoebe tampoco atraviesan sus mejores momentos, si es que en alguna ocasión los hubo. Y con Strafford, un asiduo de la vida de Quirke, también pintan bastos. Diría, pues, que las cosas están peor que nunca. Una violencia soterrada, enmascarada por la «buena educación», impide que los hechos pasen a mayores. En resumen, que Quirke cada vez transita por el mundo con mayor desazón, soledad, individualismo e insociabilidad.

martes, 16 de abril de 2024

María Herreros: «En verdad, mi abuelo se sentía como una persona secuestrada, que luchó en el frente contra su voluntad»

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Nº 682.Mi salud atraviesa senderos poco recomendables. Durante mucho tiempo dudé si efectuar o no esta entrevista. Unos momentos pensaba que no. Otros opinaba todo lo contrario. Había un debate interno en mi cabeza. Ideas contrapuestas. Finalmente, decidí que mi dolencia no podía inmovilizarme. Que había de sumarla a mi mochila. Así que la acepté. Cargué con los adminículos propios del oficio y me marché a entrevistar a María Herreros, una ilustradora valenciana que termina de publicar ‘Un barbero en la guerra’ (Ed. Lumen), un trabajo que no resulta fácil de catalogar. No es un cómic. No es un libro ilustrado. Es otra cosa. Una hibridación, un cruce, una suma de. Al final las hibridaciones van a consolidarse como género. ‘Un barbero en la guerra’ cuenta la historia del abuelo de la propia María, Domingo Evangelio, un hombre que con diecinueve años hubo de incorporarse a la lucha. Le faltaban pocas semanas para concluir el servicio militar, pero el estallido del golpe de estado de 1936 le obligó a marchar al frente. Atrás quedaron sus proyectos de vida, regresar a su pueblo y casarse con la mujer que amaba. Muchos años después, su nieta tropezó con una caja en cuyo interior encontró un diario escrito por Domingo. Y decidió que, de alguna manera, quería dejar constancia del testimonio y las vivencias de aquel hombre joven, que quemó sus mejores años pegando tiros obligados. A las cuatro de la tarde, las cristaleras del Hotel Meliá de la plaza de l’Ajuntament de València filtran una luz grisácea, aunque transparente. Acerqué la grabadora a la ilustradora valenciana y pulsé el rec. Se encendió el piloto rojo. Todo listo, pues. Comenzamos a hablar.

María, de todos los caminos que existen en el mundo del arte elegiste el de la ilustración.

Una parte de mi personalidad me pide expresar las cosas con inmediatez y el dibujo es la técnica que consigue eso con mayor rapidez. De todos modos, a mi edad me he dado cuenta de que muchas cosas son circunstanciales. Si no hubiera nacido en el seno de una familia trabajadora, tal vez hubiera tenido tiempo para generar dinero y dedicarme únicamente a pintar, ya que soy artista plástica. Pero el tema de la pintura en las galerías y exposiciones conlleva un elemento snob, que provoca que la gente no se acerque, porque cree que su contenido es mayormente de tipo intelectual. Lo cierto es que, ya sea por mi carácter o por mis circunstancias, de lo que estoy muy contenta es de trabajar en el dibujo. La ilustración es un puente buenísimo para transmitir ideas entre la cultura y la gente. Como vía de expresión carece de límites, se puede decir con ella lo mismo que con un cuadro y, por otro lado, la gente no siente ningún temor al aproximarse a un libro ilustrado.