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Nº 691.- Escucharemos sus palabras el próximo 1 de enero de 2025. De nuevo. Después de las uvas, el champán y el cotillón. Aunque a él no le veremos. Una vez más será la voz en off que locute el Concierto del Primero de Año desde la sala del Musikverein de Viena. Valses, galops, polkas, marchas… Les hablo de Martín Llade (San Sebastián, 1976). Pero Llade es mucho más que eso. Él trabaja en Radio Clásica donde, al filo de las ocho a.m., presenta Sinfonía de la Mañana, un programa en el que se dan cita fragmentos de música clásica, entrevistas y entrevistados, noticias musicales y un cuento que el propio Martín escribe cada día. De lunes a viernes. Sin faltar nunca. Desde hace tiempo, su erudición musical y su motivación artística, le llevaron a trasladar sus ímpetus al mundo de la literatura. ‘Oboe’, ‘La orgía eterna’ y ‘Lo que nunca sabré de Teresa’ fueron sus primeros libros editados. Hace un par de años nos despertó con un volumen de relatos delirantes, ‘El horizonte quimérico’, y en este 2024, que da sus últimos pasos por el calendario, ha publicado otra novela, cuyo protagonista – no podía ser menos – es Beethoven, que lleva por título ‘El misterio Razumovski’ (Ediciones B), donde el escritor/locutor, y algunas otras cosas más, convierte al divino Ludwig, un tipo sordo, apasionado, colérico y radical, en una suerte de detective aficionado. Apoyado en la figura de su secretario, Anton Schindler, el compositor bonnense tratará de resolver el asesinato de la anciana criada del conde Razumovski, acaecido en Viena en 1814, ciudad y momento en los que los máximos dignatarios europeos trataban de repartirse la Europa surgida tras las ínfulas imperialistas de Napoleón Bonaparte. En el aula cedida amablemente, por la Llibreria Ramon Llull de València, sentados frente a frente, separados por la grabadora, piloto rojo encendido, al filo del mediodía de un sábado de diciembre, conversamos durante unos minutos sobre su novela, mientras Ignacio Marín tomaba fotos todo el tiempo. Después Martín Llade marcharía hacia el Golem Fest para participar en una de las sesiones de este festival de novela fantástica y ciencia ficción, que en 2025 ya ha alcanzado su sexta edición.
Martín, tu anterior trabajo fue ‘El horizonte quimérico’, un libro de relatos. Ahora te descuelgas con ‘El misterio Razumovski’, una novela. Publicar este texto, del que venías hablando desde hacía tiempo, se había convertido en una obsesión o en una necesidad?
Ha sido de todo. Realmente, trabajé en la novela durante dos años y medio, incluso durante la pandemia, lo que me produjo el extraño fenómeno de dudar sobre si los personajes podían salir a la calle, hasta que me dije que claro que podían hacerlo. Ellos vivían en 1814 y no en 2020. Fíjate la psicosis que me produjo el Covid y el confinamiento. Después afronté una serie de problemas personales importantes, entre ellos que me ocuparan un piso, que terminé malvendiendo y perdiendo mucho dinero. La cosa duró veinte meses, con desprecio absoluto por parte de las autoridades, ya que mis inquilinos eran delincuentes consumados. Cuando logré librarme del problema, gracias a un amigo mío que habló con Ediciones B, surgió la oportunidad de retomar la novela. Me dieron de plazo un verano para terminarla y escribí los últimos treinta capítulos, unas trescientas páginas, en cuarenta días y después de veinte meses de paro. Así que fíjate si tenía ganas de nacer esta novela.
Cómo surge la idea para escribirla? Acaso procede del cuento ‘Beethovenomicón’, la historia del autómata de Maelzel, que incluiste en ‘El horizonte quimérico’?
No, no, el cuento del autómata lo escribí durante el confinamiento y entonces ‘El misterio Razumovski’ ya la tenía empezada. Conseguí un libro sobre autómatas, estas peculiares criaturas artificiales. Allí descubrí un turco jugador de ajedrez y me di cuenta de que tenía un elemento muy interesante con el que jugar en la novela.