«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 13 de febrero de 2010

Mariano Sánchez Soler, ganador del XII Premio Francisco García Pavón de Narrativa: “En ‘Nuestra propia sangre’ he intentado utilizar las palabras justas para depurar al máximo cada frase”.

Herme Cerezo/SIGLO XXI, 16/02/2010

Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) acaba de conquistar el XII Premio Francisco García Pavón de Narrativa con su obra ‘Nuestra propia sangre’. Acostumbrado a moverse entre los entresijos de la novela negra y los libros de investigación, el escritor alicantino, apoyándose en una aparente estructura policial, ha orquestado una novela coral, circular, poliédrica, que reconstruye los hechos que motivaron el asesinato de Ramón Sendra a manos de su propia mujer y de sus hijos. Este parricidio no interesa tanto por las “pesquisiciones” detectivescas – así las llama Plinio, alias Manuel González, en sus correrías por las tierras manchegas –, prácticamente inexistentes en el relato, como por el punto de vista de las voces que nos cuentan desde diversos ángulos su versión, real o ficticia, de los hechos. Averiguar la veracidad o falsedad de lo que dicen es el reto que lanza al lector este avezado escritor alicantino.

Mariano, ¿qué ha significado para ti ganar el Premio Francisco García Pavón?
Una sorpresa muy grande. Sinceramente, era una novela que había trabajado mucho, pero pensaba que a lo mejor no terminaba de encajar porque no es de intriga en el sentido clásico. La envié al premio y fíjate si creo poco en los concursos que hasta me equivoqué en el teléfono que incluí en la plica y puse el de mi cuñado. Obtener este galardón me ha demostrado dos cosas: una, que no voy por mal camino, y dos, que mi nivel es suficientemente bueno como para ganar un premio, un premio limpio, además porque detrás de él no se esconden oscuros intereses literarios.

Para llegar hasta aquí has recorrido un largo periplo, ¿en qué momento de tu vida decidiste que lo tuyo era escribir?
Me inicié en la literatura a los trece años escribiendo cuentos. A los dieciséis, publiqué mi primer relato en la revista ‘Nueva dimensión’. Era un texto muy breve que incluyeron en una antología, en la que, entre otros escritores figuraba Asimov. Más tarde, en ‘Tebeo fantástico’ editaron otro cuento mío. Como verás, al principio me movía en el terreno de la ciencia ficción.

¿Por qué estudiaste periodismo?
Mi padre y mi tío eran impresores, por lo que mi relación con la letra impresa era muy directa, y estudié periodismo porque era el único oficio en el que te pagaban por escribir, que era lo que yo quería hacer.

En tus obras siempre has utilizado materiales de primera mano.
Efectivamente, yo he aprovechado todo lo que constituía mi trabajo cotidiano para construir ficciones. Detrás de una noticia siempre hay gente, personas que no aparecen en los reportajes: el informador, el culpable, el testigo ... Todo ese material da mucho juego para elaborar una novela policial.

Y te especializaste en el género negro.
La profesión me llevó a tocar temas de interior y justicia y me involucré en el oficio de indagar e investigar. Durante cuatro o cinco años, para curtirme, me planteé hacer relatos cortos y cuando escribí mi primera novela, ‘Carne fresca’, eso me permitió construir una obra de acción donde ocurrieran las cosas que a mi me gustaban del cine y la literatura, pero tratadas desde el punto de vista adquirido en el desempeño de mi oficio.

Varias novelas tuyas giran en torno a grupos ultras, ‘Nuestra propia sangre’ se sale bastante de esos parámetros, ¿también proviene de la realidad?
Completamente. Me he basado en varios asesinatos que he conocido a través de algunos sumarios y he puesto esos documentos reales al servicio de la ficción para que el relato tuviese verosimilitud. He cambiado algunas cosas y he perfeccionado y pulido esa prosa insoportable, cargada de gerundios, con la que se redacta la documentación oficial. El levantamiento del cadáver, que aparece en la novela, está extraído de un texto auténtico, pero con el estilo mejorado.

Al leer tu novela, percibimos una prosa nítida, engrasada, sin respingos, algo difícil de conseguir.
La verdad es que he corregido mucho y he intentado utilizar las palabras justas para depurar al máximo cada frase. Esta economía de medios la aprendí del periodismo.

‘Nuestra propia sangre’ ¿es una novela de novelas o todo parte de una sola historia?
Es una sola historia. En novelas anteriores, yo ya había desarrollado el uso de documentos públicos y la narración en primera y tercera persona a la vez. Lo que no había utilizado hasta ahora es una estructura en la que varios personajes distintos cuentan su parte de la historia. Unas veces mienten y otras no, pero al final termina conociéndose la verdad.

Esta tarea no parece sencilla.
He tenido que disciplinarme mucho para que la novela no fuese sólo prosa florida. Yo deseaba que el lenguaje me saliese completamente transparente y que el lector percibiera el testimonio, sin darse cuenta de cómo estaba escrita la obra.

Hay un aforismo que dice que “el criminal nunca gana”. En ‘Nuestra propia sangre’, sin embargo, el finado, que es un criminal aunque no haya matado nunca a nadie, casi parece el vencedor.
Algo que tenía claro es que en la vida no hay buenos ni malos. Si, como el protagonista de esta novela, un padre es capaz de proyectar la violencia sobre su propia familia, convirtiéndose en un agente alienante, y a la postre resulta ser el asesinado, eso es debido a que esa violencia cotidiana, que él ha desencadenado, termina convirtiéndose también en instrumento de sus víctimas, que llegan a eliminar a su opresor.

Soledad, que sufre de modo directo los maltratos de su marido, Ramón, alcanza la suficiente frialdad para defenderse.
Exactamente, y además con complicidad de los demás. Como decía antes, estamos acostumbrados a ver la literatura dividida entre buenos y malos, cuando esto no funciona así porque en el medio hay un abismo que los separa. Siempre me ha impactado la explicación que hace Primo Levi del gulag nazi y cómo algunos presos de los campos de exterminio se convertían, primero, en capataces y, después, en los verdugos de sus propios compañeros, para acabar ellos mismos también asesinados. En ‘Nuestra propia sangre’ lo que he pretendido es que el lector decida, que vuelque su visión moral, si la tiene, y que la historia hable por sí misma.

Los funcionarios de justicia, bastante mecanizados por cierto, que describes en la novela son un buen colofón para el texto.
Es que la justicia es burocrática y, además, vengadora. He visto muchas veces esos personajes en los tribunales de Madrid. Son tipos reales, inspirados en jueces y funcionarios que conozco, y su método de trabajo es ése.

Cambiamos de escenario: Mariano, tú, que eres casi tan poliédrico como tu novela, además, de escribir, impartes talleres de creación literaria, ¿la escritura se puede enseñar?
No, no, la escritura no se enseña. Se pueden enseñar los mecanismos, la técnica, la metodología y una visión realista de lo que es escribir, pero el talento lo lleva cada uno dentro, es innato. También podemos aprender a no cometer errores garrafales, a construir personajes, a pensar en la estructura, cosas que la gente no se plantea porque cree que la escritura es un don divino, que llega como un rayo y hace que una persona se ponga a escribir de manera compulsiva.

Pero tú no te conformas con enseñar, también organizas eventos culturales, ¿habrá VI edición del ‘Mayo Negro’ en Alicante?
Sí, lo habrá, pero no conocemos todavía los contenidos. Dependerá de los medios de los que dispongamos.

Una pregunta de actualidad: ¿cómo ves la batalla entre el libro electrónico y el libro de papel?
Yo no la veo, creo que convivirán los dos sistemas, ¿por qué no? Es como cuando salió la televisión y Rossellini dijo que el cine había muerto y no era así. La gente puede que no vaya a las salas, pero lo ve en su casa frente a la pantalla de plasma, por lo tanto sigue vivo. Lo que está claro es que supone una revolución editorial, porque se acabaron las grandes enciclopedias y los manuales, aunque creo que el gusto por tener un libro de papel en las manos va a continuar. Lo que también pienso es que hay que regular este nuevo escenario, para que quede clara la autoría de las novelas.

Terminamos, ¿qué estás escribiendo ahora?
En marzo publicaré un libro titulado ‘La Transición sangrienta’, que trata sobre la Transición española y la violencia política durante este periodo, pero no me olvido de la ficción y también trabajo en una nueva novela, inspirada en documentos reales.

Hace días que siento una gran tristeza; como si me faltara el aire para respirar. La cárcel es un mundo agonizante, negativo y lleno de injusticia. Dicen que así es el infierno en la tierra. No saben de qué hablan. En todo caso, estar encerrada es mejor que vivir con un hombre como él. Verdugo de mi vida”. Así arranca ‘Nuestra propia sangre’. No he podido resistir la tentación de incluir este botón de muestra para rematar la entrevista con Mariano Sánchez Soler.

Herme Cerezo