«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 26 de noviembre de 2017

Los Premios Planeta 2017 pasaron por València.

Nº 536.- Pasaron por València los Premios Planeta 2017, o lo que es lo mismo, Javier Sierra, el ganador, con su novela ‘El fuego invisible’, y la finalista, Cristina López Barrio, con ‘Niebla en Tánger’. Y lo hicieron de un modo bastante fugaz, pues dispusimos de poco tiempo para conversar con ellos y tomar unas cuantas fotografías en el Hotel Astoria. Todo ocurrió en la primera hora de la tarde del penúltimo miércoles del mes de noviembre.

EL GANADOR, JAVIER SIERRA

Javier Sierra ha sido el eterno ganador del Premio Planeta. En las últimas ediciones, los pronosticadores siempre incluían su nombre en la lista de favoritos. Sin duda este triunfo suyo, ahora sí real, supone una enorme satisfacción para él y una pérdida irreparable para la rumorología. «Pues sí, el Planeta se tendrá que buscar otro eterno candidato. Igual que los periodistas. Aunque puede no resultar creíble, a lo largo de diez años he construido una notable colección de recortes de prensa, en los que se me daba como ganador. No sé si algún día haré algo con ellos, pero cuando me presenté, lo primero que pensé es que esta vez quien se iba a reír era yo».  El escritor turolense se encuentra particularmente satisfecho por el galardón conseguido. «Creo que es mi novela con mayor peso porque el oficio de escribir hace que, cuanto más viejo eres, mejores novelas deberías escribir, y yo ya llevo veinte años publicando historias».

sábado, 25 de noviembre de 2017

‘Cuentos victorianos de Navidad’, un recorrido interesante por la literatura inglesa del siglo XIX

Durante los últimos setenta años del siglo XIX, Inglaterra vivió lo que conocemos como el periodo victoriano, un tiempo marcado por los cambios políticos y sociales, que la revolución industrial acarreó en la sociedad inglesa. Durante estos siete decenios, se advirtió una cierta bonanza económica, que condujo a la comercialización de la Navidad. La gente disponía de un poco más de dinero para gastar y la estructura capitalista se las ingenió para fomentar un consumo más acentuado en esas fechas. La literatura supo adaptarse a este acontecer de tal manera que editoriales y  revistas lanzaron ediciones especiales para conmemorar el advenimiento navideño, a precios más asequibles para las faltriqueras domésticas. De paso, satisfacían la admirable costumbre de las familias victorianas de reunirse cada noche en torno al fuego del hogar y leer en voz alta relatos de toda índole, ya que las lecturas escogidas abarcaban una temática bien variada, que oscilaba entre escritos puramente religiosos y relatos de misterio y terror, géneros estos últimos a los que eran muy aficionados los ingleses de entonces. Por este motivo, los textos reunidos en ‘Cuentos victorianos de Navidad’ por el recopilador Miguel Ángel Pérez Pérez, editados por Alianza, tienen sólo en común el hecho de que transcurren durante la Navidad, aunque también y precisamente por ello, son aptos para ser leídos en cualquier otra época del año.  

sábado, 4 de noviembre de 2017

Mara Torres: «Nos levantamos por la mañana pensando que los días felices están por venir»

Nº 535.-Tras proclamarse finalista del Premio Planeta en 2012 con ‘La vida imaginaria’, Mara Torres ha roto su silencio literario con una nueva y trabajada novela, ‘Los días felices’, también editada por Planeta, donde a través de la relación entre Miguel y Claudia nos invita a observar la evolución de las personas y sus circunstancias a lo largo de cuatro lustros. El amor, la amistad, la cotidianidad y los sueños desfilan por esta compleja y divertida historia, que no va a dejar indiferente a ninguno de sus lectores, a los que la escritora madrileña tiene siempre presente en sus obras. Con Mara tuve la oportunidad de compartir un café en la sobremesa del último viernes de octubre, mientras el poniente dibujaba una escenografía impropia del otoño en las calles de València y obligaba a los termómetros a sobrepasar la línea de los treinta grados centígrados.   
Mara, has tardado cinco años en volver a publicar, ¿te ha resultado sencillo sentarte de nuevo a escribir?
Mira, una de las cosas que tuve claras en mi primera novela es que el éxito alcanzado no me iba a condicionar en absoluto. Escribí ‘La vida imaginaria’ con total libertad y Planeta decidió darme el premio porque un jurado así lo propuso. En aquella ocasión dejé claro a los editores que no podía comprometerme a nada, pero que si volvía a escribir los primeros que verían la novela serían ellos. Necesitaba escribir igual que antes, a mi aire y sin levantar expectativas. De hecho no dije ni una sola palabra a nadie hasta haberla terminado. Y en todo el tiempo de escritura sólo tuve en cuenta a los lectores de mi anterior novela. A nadie más.