«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 29 de marzo de 2015

Javier Pérez, escritor: "Quien controla los servicios secretos perfectamente puede controlar el aparato del estado".

Javier Pérez ganó el pasado año el Premio de Novela Ateneo de Valladolid con su obra 'Violín negro en orquesta roja', un thriller ubicado en los prolegómeneos de la II Guerra Mundial y los primeros meses de la Guerra Civil Española, sobre la desaparición del comisario político ruso Evgeni Manchev, que iba a ser destinado a España para organizar el Ejército Popular. El tío del desaparecido es nada menos que Viachestlav Molotov, presidente del Consejo de los Comisarios del Pueblo, que imagina turbios manejos detrás de esta desaparición. Para esclarecer los hechos, Molotov recurrirá a un ex comisario del periodo zarista, Anatoli Ivanovich Lukhin, al que rescatará del campo de trabajo de Solovki, para encomendarle tan arriesgada misión.

jueves, 26 de marzo de 2015

Chufo Llorens, escritor: “Me interesa mucho que los finales de mis novelas sean sorpresivos pero coherentes”


A Chufo Llorens le cambió la vida su esposa Cristina, cuando sin aviso previo decidió presentar una de sus novelas al Premio Planeta en 1986. No obtuvo el galardón, pero sí se proclamó finalista. A partir de ese momento la escritura, una actividad que había desarrollado casi a escondidas a lo largo de su vida, pasó a ocupar la mayor parte del tiempo de su reciente jubilación. Desde entonces han transcurrido casi treinta años y los éxitos le acompañan en cada nuevo título que publica. Ahora presenta ‘La ley de los justos’, editada por Grijalbo, un volumen de grueso calibre, supera con creces las mil páginas, que le asocia a la categoría de los grandes bestsellers, tanto es así que alguien le ha bautizado como el Ken Follett español, algo que Llorens no acepta. “Cuando me dicen estas cosas me quedo parado, no hay que pasarse. Hace unos días, en una edición polaca de mi novela ‘Te daré la tierra’, me comparaban con Margareth Mitchell y con Alejandro Dumas y eso me sonroja. Esos escritores son ídolos para mí y entre ellos y yo media un abismo”. Diga lo que diga Chufo, en menos de dos semanas la editorial ha puesto ya a la venta la segunda edición. La respuesta de los lectores, por lo tanto, es buena. “Cuando me dijeron que iban a sacar una segunda edición me alegré mucho, por supuesto. ‘La ley de los justos’ es sin duda mi novela más ambiciosa, pero la verdad es que no me esperaba una respuesta tan buena”. Lo que sí parece claro, según afirma el propio escritor, es que el éxito obtenido hasta ahora no le afecta a la hora de sentarse a escribir de nuevo “porque cuando encuentro un tema que me atrae, en seguida pienso en esa nueva historia y me introduzco en ella sin acordarme de nada de lo que he escrito antes”.

lunes, 23 de marzo de 2015

‘Crímenes que no olvidaré’, espléndido volumen de cuentos policiales de Alicia Giménez Bartlett.


De un tiempo a esta parte encuentro mayor placer lector en el territorio de lo breve, el cuento, que en proyectos de mayor recorrido, léase novela. David Roas, experto cuentista, me decía no hace mucho que él siempre pensaba en modo cuento a la hora de sentarse a escribir. Clara Obligado, otra cuentista de pro, sobre este mismo asunto opina que cada historia “viene con su propio envase” y por lo tanto incorpora sus propias características intrínsecas, entre ellas la extensión. Recientemente la escritora  de novelas policiacas, aunque no solo, Alicia Giménez Bartlett (Almansa, Albacete, 1951), acaba de publicar su nueva entrega de la serie Petra Delicado, titulada ‘Crímenes que no olvidaré’, editada por Destino, que en esta ocasión llega a las librerías bajo el formato de nueve cuentos escritos entre 1997 y 2014, inéditos en nuestro país, algunos de los cuales funcionan todavía con pesetas y otros ya con euros, unos con móvil y otros sin él. Ciertamente resulta difícil averiguar si fueron historias pensadas directamente en modo cuento o proyectos de posibles novelas que, a la hora de la verdad, no admitían un desarrollo mayor. Sea cual sea la causa de su origen, lo que resulta evidente es que nos encontramos ante un espléndido puñado de relatos policiales, protagonizados por la inspectora Delicado, como siempre eficazmente secundada por el subinspector Garzón.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Imágenes de las Fallas.

Desde hace bastantes años, durante los festejos falleros se instalan unas carpas para solaz y esparcimiento de los miembros de las comisiones y sus invitados. 
La aparición de esta suerte de jaimas, innegable reminiscencia de nuestro pasado árabe, se produjo ante el grave problema suscitado por la falta de espacio de algunos casales falleros, que resultaban pequeños para organizar sus actividades durante los días josefinos. Afortunadamente, se reaccionó con rapidez y se adoptó la solución innovadora, eficaz y revolucionaria ya descrita. Tan es así que, al día de hoy, se puede afirmar que [casi] todos los casales falleros de la capital del Turia ya son pequeños.
Normalmente, las carpas son de color blanco y presentan una variada tipología: de callejón, de avenida, de calle de tres carriles, de monumento histórico-artístico... Todo de acuerdo con las necesidades y el espacio disponible en cada demarcación. 
Para preservar el espíritu de la fiesta y asegurar su futuro, están prohibidas las carpas sin su monumento fallero correspondiente, es decir, cada carpa ha de llevar inexcusablemente incorporada su propia falla. 
A continuación, si gustan, pueden contemplar algunos modelos de carpa, existen muchos más pero con media docena de muestra es suficiente.

martes, 17 de marzo de 2015

Entrevista a Julián Hernández, músico y escritor: “Quizá collage sea la palabra más adecuada para definir mi novela”

Julián Hernández se acercó hace unos días por Valencia para presentar su primera novela, ‘Sustancia negra’, editada por Espasa. Cuando nos encontramos en La Chaise, a eso de las cinco de la tarde, aún mantenía el sabor de la mascletà que había presenciado en la Plaza del Ayuntamiento. “Esto de la mascletà está muy bien, es como el rock’n roll pero a lo bestia y te lo digo yo que he metido mucho ruido desde arriba de un escenario”. ‘Sustancia negra’ nos habla de un personaje peculiar, Insecto Palo, que un buen día decide secuestrar a un vecino de escalera, al que ha llamado B, llevándoselo a un lugar apartado, extirpándole las cuerdas vocales y sometiéndolo a la tortura metódica de la gota de agua. La novela narra, junto con otras muchas subtramas, la relación que sostienen durante el cautiverio ambos personajes.
Julián, después de sufrir un accidente de coche, en 1981 fundaste un grupo musical. Aquel vehículo, que era de tu padre, fue declarado siniestro total y aprovechaste la coyuntura para bautizar a la banda de ese modo, ¿has sufrido alguna epifanía parecida que te haya inducido a escribir ‘Sustancia negra’?
[Risas] No, no me ha caído un tiesto en la cabeza para iluminarme la idea. Creo que el día del accidente nos matamos y lo que hemos vivido después es una especie de ensoñación. Lo cierto es que llovía sobre mojado, porque había publicado ya algo de ficción y cuando llegó esta propuesta no la pude rechazar. Para que no me echase atrás, Belén Bermejo, le editora de Espasa, me pidió que le enviase una sinopsis de la novela en una semana y lo hice. Y este es el resultado.

‘El almirante Mediohombre’ de Francisco de Artacho. Reivindicación de la figura de Blas de Lezo y Olavarrieta a través de la novela histórica.

Fue Arturo Pérez-Reverte quien, en un artículo publicado el 23 de agosto de 2010, ponía en circulación el nombre de un marino vasco, Blas de Lezo y Olavarrieta, nacido el 3 de febrero de 1689 en Pasaia (Euskadi), que había infligido a la armada británica una de sus mayores derrotas de todos los tiempos, al rechazar su ataque al bastión de Cartagena de Indias, núcleo indispensable para la protección de los dominios españoles en Hispanoamérica. De Lezo se enfrentó a casi cuarenta mil ingleses con apenas mil soldados, seiscientos indios, armados con arcos y flechas, trescientos milicianos adiestrados en pocos días y un puñado de negros libres. Tras bombardear intensamente todos los fortines y defensas del enclave durante tres meses, el 20 de mayo de 1741, los barcos ingleses, comandados por el almirante Vernon, plegaron los bártulos que les quedaban, bastante maltrechos por cierto, y se volvieron, derrotados,  por donde habían llegado. En las playas de Cartagena y en el campo de batalla dejaban nueve mil soldados, mudos testigos de tan infausta debacle, muertos por la metralla y la epidemia del vómito negro, que afectó a las huestes de la Union Jack. Hasta tal punto escoció la derrota, que el monarca inglés Jorge II prohibió bajo pena de prisión que se divulgara dicho enfrentamiento naval, que ahora parece adquirir nuevo protagonismo.

domingo, 15 de marzo de 2015

Ha fallecido Antonio Betancort, excelente guardameta

Uno, aunque sea del eterno rival, no puede olvidar a los grandes jugadores de fútbol, máxime  si eran figuras cuando se inició en este vicio nefando que es el balompié, una iniciación en blanco y negro, que era como Televisión Española retransmitía entonces los encuentros. Es el caso de Antonio Betancort, un portero canario, sobrio y eficaz, sobresaliente blocador de balones, que defendió la portería del Real Madrid durante muchos años. Creo recordar que sustituyó en el arco madridista a Vicente "el Grapas" y fue el antecesor de los Junquera, García Remón, Miguel Ángel y otros que vendrían después. El diario As, al anunciar su muerte hoy, ha insertado un puñado de fotografías suyas en la edición digital en las que se ve a Betancort, que siempre jugaba de negro completo con medias blancas, en el pleno desarrollo de su oficio. 

La primera imagen recoge un mano a mano en el Bernabeu con el delantero centro del Benfica, Eusebio, la perla negra, entorpecido en su acción por Ignacio Zoco.


La segunda es una parada en el aire, a media altura, después de un disparo lejano. Este tipo de paradas, hoy en día ya no se ven. Los porteros, por si se les escapa el balón, suelen despejarlo hacia un lado y, si se equivocan, al centro, donde los delanteros rivales suelen perdonar poco.


Descanse en paz el bueno de Antonio Betancort.

Herme Cerezo

jueves, 12 de marzo de 2015


La vida es un largo camino del que conocemos su origen, pero no sabemos ni su fin ni cómo transcurrirán sus etapas. Durante nuestra andadura alcanzamos cimas, momentos felices en los que nos sentimos motivados, queridos, protagonistas de nuestro propio éxito, pero también transitamos por valles donde todo es monotonía o nos encontramos con obstáculos que debemos ir sorteando. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Reyes Calderón, escritora: “Todos sabemos que poseemos una chispa de belleza o de inteligencia y por ahí se nos engancha”

Antes de desaparecer junto a su ayudante americana, el astrofísico Lalo Múgica informa a una de sus vecinas de que ha encontrado las claves para abrir la puerta del cielo. Gerardo Vilela, un sencillo profesor de instituto, gana una beca que le lleva de Lugo a Madrid. Cuando las enigmáticas vecinas del número 12 le realquilan la antigua casa de Múgica, él se siente feliz. Pero el ático guarda algo para él: un acta firmada por Pilatos que narra otra desaparición ocurrida en Judea el año de la muerte de Jesucristo. Con veinte siglos de diferencia, ambas desapariciones parecen estar extrañamente relacionadas. Con la ayuda de un exorcista vasco y de su secretaria, Gerardo decide seguir el rastro. Demonios, meigas, médiums… Con estos parámetros, Reyes Calderón plantea un apasionante juego de verdades y mentiras en su nueva novela, ‘La puerta del cielo’, que coloca al lector ante situaciones que preocupan desde siempre a la humanidad: ¿existen el cielo y el infierno? ¿Y el demonio? ¿Qué habrá en el otro lado?

jueves, 5 de marzo de 2015

Una entrevista con González Ledesma

Encontré la entrevista que le hice por internet a Francisco González Ledesma en diciembre de 2005. Apenas si llevaba yo tres meses colaborando en Diario SIGLO XXI y el proyecto de organizar un blog ni siquiera era una idea. Para mí es un documentos valioso y por eso me ha apetecido compartir con los lectores de El Eco de las Voces la última página del cuestionario, que contiene las respuestas del escritor barcelonés, escritas con su máquina de escribir, la misma por cuyos tipos deambularon Ricardo Méndez, el periodista Amores y tantos otros personajes. Al final del texto, lo que es más valioso: su propia firma.


Herme Cerezo


Nunca olvidaré a Francisco González Ledesma

Corrían los últimos años sesenta del mil novecientos. Un Paco, mi tío Paco Mompó, sempiterno lector de Blasco Ibáñez, compraba, cambiaba y leía novelitas del Oeste. “Me entretienen mucho”, me contaba. Sheriffs, forajidos, heroínas de pelo ensortijado, algún apache y cuatreros de gatillo ágil discurrían por aquellas páginas. A mis doce años, yo las leía en L’Ollería, un pueblo de la Vall d’Albaida, durante las pesadas siestas del mes de septiembre, y solo me resultaba extraño comprobar la cantidad de autores que escribían novelas de vaqueros en España, aunque sus  nombres sonaban extranjeros: Keith Luger, Silver Kane o incluso Marcial Lafuente Estefanía, que se me antojaba mexicano o algo parecido.

Otro Paco, este apellidado González Ledesma, escribía algunas de las novelas del Oeste que mi tío compraba, cambiaba, leía y me pasaba. Lo que yo ignoraba era que las que a mí más me gustaban, las de Silver Kane, eran suyas. Y algún día comencé a pensar que Silver Kane no era Silver Kane y que, probablemente, no era extranjero sino un producto del solar patrio. El descubrimiento de su verdadera identidad sucedió mucho después. Y se produjo gracias al programa televisivo ‘Negro sobre blanco’, cuando Fernando Sánchez-Dragó entrevistó a un novelista llamado Francisco González Ledesma, que decía haber sido Silver Kane en otro tiempo ya lejano, preconstitucional y medio clandestino. Se me pusieron los ojos como huevos de Pascua. Aquella noche me prometí a mí mismo que algún día hablaría con aquel escritor nacido en Barcelona.

domingo, 1 de marzo de 2015

Raúl Guerra Garrido y Alejandro M. Gallo en Valencia.

El pasado 24 de febrero, Amnistía Internacional junto con la librería Cosecha Roja organizó un acto en Valencia en el que intervinieron los escritores Raúl Guerra Garrido y Alejandro M. Gallo. A continuación unas imágenes de dicho acto.



Clara Obligado, escritora: “Me interesa básicamente la forma. El fondo me viene solo”

Es sábado por la noche y Valencia, irremediablemente, ya huele a pólvora. Como cada
marzo. No sé si seré capaz poner punto final a esto que empiezo a teclear y que pretende ser reseña, crítica y entrevista a la vez. Quizá mi intento no sobrepase la etiqueta de experimento. Ja veurem. Lo cierto es que ha pasado por mis manos el mejor volumen de ficción de los que llevo leídos a lo largo de 2015. Su título: ‘La muerte juega a los dados’. Su autora: Clara Obligado.  
Por su textura, lo que han manejado mis manos durante los últimos tres o cuatro días es un libro. Tiene letras, páginas, cubiertas, un título y una editorial que lo respalda, Páginas de Espuma. Pero quizá mejor sería denominarlo de otro modo. En mi mente baila la palabra artefacto, pero tras consultar el DRAE, que lo define  como “Obra mecánica hecha según arte”, compruebo que no cuadra del todo, aunque sea por poco. Pero como me suena bien la palabra prefiero quedarme con ella y asociarla a este libro de cuentos. ¿De cuentos? No está tan claro. Entonces, ¿qué? ¿Novela? Pues sí y no. O sea, que mejor artefacto. 
El artefacto ha sido bautizado de modo brillante como ‘La muerte juega a los dados”. El título surge, al parecer, de una frase de Albert Einstein que figura al comienzo del volumen. Sin embargo, en la página ciento veinticinco nos la tropezamos, íntegra, emergiendo de la boca de Amalia, la esposa del detective O’Brien, encargado de dar solución al asesinato o suicidio, muerte al fin, de Héctor Lejárrega, que se narra en el primer cuento del libro, ‘Un cadáver en la biblioteca’, titulado así en homenaje a la escritora británica Agatha Christie, novela protagonizada, creo recordar, por Miss Marple. Semejante nombre, el de la muerte y los datos, no podía defraudar como tampoco defrauda el cuento citado, porque Miss Marple era la abuela metomentodo encargada de encajar en un puzle inverosímil las pistas que ella o la policía iban encontrando en el devenir de sus pesquisas, hasta resolver el enigma criminal en cuestión. Y algo parecido ocurre en el libro de Clara Obligado. La escritora argentina suministra pistas al lector a través del resto de relatos hasta comprometerle a participar en la construcción del libro. 
Para introducirse en los textos, Obligado propone dos alternativas: una lectura lineal de los cuentos o una lectura efectuada a discreción por parte del lector. En ambas posibilidades, y según me explicó la propia autora cuando la entrevisté hace unas fechas, el resultado siempre será el mismo, porque los relatos presentan puntos en común que son los que proporcionan la posibilidad de construir la historia en su totalidad. 
El meollo de la cuestión radica en dinamizar el caletre, cuestionándose si lo que estamos leyendo, como decía antes, es un libro de cuentos o una novela. Libro de cuentos es, porque cada relato, aunque alguno como ‘Interferencias’ tiene a mi juicio clara vocación de capítulo de novela, funciona de modo autónomo, es decir, posee su propio sentido y conclusión. Pero al mismo tiempo observa también una cierta dependencia de los demás. Una novela podría serlo, porque los cuentos giran en torno a una narración policiaca y una saga familiar que se extiende a lo largo de tres generaciones y porque el primer cuento destapa la caja de los truenos, mientras que el último, ‘Verano’, la cierra. Por lo tanto, ‘La muerte juega a los dados’ se mueve en un territorio difuso, fronterizo, que nos lleva a plantearnos si las diferencias entre el género del cuento y el de la novela, son tantas y tan profundas como parecen ser a priori. Si a esto le añadimos la utilización de un lenguaje mestizo con vocablos mexicanos, argentinos y del castellano peninsular, completamos un panorama al menos singular, sin olvidar en ningún momento que los cuentos, argumentalmente, transitan por el género romántico, por el criminal, por el relato de época y por el surrealista, y que también rezuman un innegable toque de autoficción, dosificado a lo largo de la obra. Con todo esto, que es mucho, sólo echo a faltar un “dramatis personae” para completar este complejo cuadro.
¿Comprenden ahora lo de artefacto del principio?