«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

viernes, 9 de mayo de 2014

Juan Díaz Canales y Rafa Fontériz inauguran el apartado del cómic dentro de Valencia Negra 2014.

Arrancó Valencia Negra, edición 2014. Desde ayer y hasta el domingo 18 de mayo, la capital del Turia (el río con dos cauces que no lleva agua en ninguno de ellos) en general y el barrio de Russafa en particular, se va a convertir en el epicentro del género negro del pentágono peninsular. Y lo será en varias vertientes: cine, teatro, música, fotografía, literatura y cómics. Todo negro. Bien negro. Aunque ya saben que el género negro en cualquiera de sus manifestaciones está lleno de matices, especialmente grises.

Con ese motivo, en la tarde de hoy, el dibujante valenciano Rafa Fontériz, un artista inmerecidamente poco conocido en nuestra tierra porque el grueso de su producción la realiza para el mercado extranjero, el guionista y dibujante madrileño Juan Díaz Canales, coautor junto con Juanjo Guarnido de la exitosa serie 'Blacksad', y el crítico y estudioso de los cómics, Álvaro Pons, han disertado durante un buen rato sobre el género negro en el cómic. 

El acto ha tenido lugar en la librería especializada Gotham Cómics, sita en pleno corazón del barrio ruzafeño, muy próximo al mercado del mismo nombre. Aquí van algunas imágenes del acto, al que ha acudido un buen puñado de aficionados al cómic (y al género negro, claro).

Esperemos que este tipo de actos se repitan con mayor asiduidad y no sólo dentro de semanas o eventos específicos, que también. Al aficionado al cómic, como al aficionado a la música o a la literatura, le gusta conocer in situ, en vivo y en directo, a los creadores de las historietas que tan buenos ratos le hacen pasar mientras las leen cómodamente retrepados en sus sillones orejeros o en la tumbona de turno. Con el acicate añadido que, después de la charla reglada, sesuda y ortodoxa, siempre llega ese minuto o esos minutos de gloria, de charla con el artista y la foto consecuente, mientras el autor dedica el ejemplar pintado y rotulado con esos lápices que intuimos mágicos y que siempre portan consigo. Algún día habrá que hablar sobre el tamaño de los bolsillos interiores de las cazadoras, parcas y chaquetas que utilizan los dibujantes, porque los rotuladores no son precisamente pequeños y, además, llevan varios (y de distintos grosores y colores).