«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 26 de marzo de 2015

Chufo Llorens, escritor: “Me interesa mucho que los finales de mis novelas sean sorpresivos pero coherentes”


A Chufo Llorens le cambió la vida su esposa Cristina, cuando sin aviso previo decidió presentar una de sus novelas al Premio Planeta en 1986. No obtuvo el galardón, pero sí se proclamó finalista. A partir de ese momento la escritura, una actividad que había desarrollado casi a escondidas a lo largo de su vida, pasó a ocupar la mayor parte del tiempo de su reciente jubilación. Desde entonces han transcurrido casi treinta años y los éxitos le acompañan en cada nuevo título que publica. Ahora presenta ‘La ley de los justos’, editada por Grijalbo, un volumen de grueso calibre, supera con creces las mil páginas, que le asocia a la categoría de los grandes bestsellers, tanto es así que alguien le ha bautizado como el Ken Follett español, algo que Llorens no acepta. “Cuando me dicen estas cosas me quedo parado, no hay que pasarse. Hace unos días, en una edición polaca de mi novela ‘Te daré la tierra’, me comparaban con Margareth Mitchell y con Alejandro Dumas y eso me sonroja. Esos escritores son ídolos para mí y entre ellos y yo media un abismo”. Diga lo que diga Chufo, en menos de dos semanas la editorial ha puesto ya a la venta la segunda edición. La respuesta de los lectores, por lo tanto, es buena. “Cuando me dijeron que iban a sacar una segunda edición me alegré mucho, por supuesto. ‘La ley de los justos’ es sin duda mi novela más ambiciosa, pero la verdad es que no me esperaba una respuesta tan buena”. Lo que sí parece claro, según afirma el propio escritor, es que el éxito obtenido hasta ahora no le afecta a la hora de sentarse a escribir de nuevo “porque cuando encuentro un tema que me atrae, en seguida pienso en esa nueva historia y me introduzco en ella sin acordarme de nada de lo que he escrito antes”.

LA ESCRITURA
Durante su vida laboral, Chufo Llorens, entre otros negocios regentaba la discoteca que llevaba su mismo nombre, ‘Don Chufo’, por la que desfilaron los barceloneses de varias generaciones, al tiempo que aprovechaba los ratos libres para escribir. “Siempre fui de letras, escribía guiones de humor y cuando me jubilé, igual que hay quien se dedica a jugar al bridge o a la caza, me puse a escribir en serio sobre temas que me interesaban. Pero hasta que no pasé a formar parte de una editorial tan potente como Grijalbo, que me brindó todo su apoyo, no recibí el impulso suficiente para alcanzar la difusión que tienen mis novelas hoy”. Independientemente de este éxito, Chufo Llorens tiene claro que la escritura es una actividad muy recomendable para vivir el tiempo de la jubilación. “La escritura es una agilidad del cerebro y escribir novelas históricas potencia la memoria y la flexibilidad mental, te hace pensar en cómo solucionar los problemas que surgen durante el proceso creativo”. Y también sabe que ejercer de literato es un reto exigente. “Para escribir hay que tener tenacidad, memoria y disciplina, sin olvidar nunca que no tienes jefe y que tú mismo has de imponerte la tarea de cada día”.


NOVELA HISTÓRICA
Para escribir ‘La ley de los justos’ Chufo Llorens ha escogido el siglo XIX barcelonés, una época atractiva y llena de acontecimientos. Fue entonces cuando la ciudad condal experimentó una serie de cambios importantes en su fisonomía, provocados por el Modernismo o la Exposición Universal, que llevaron aparejadas transformaciones sociales de gran relieve. “En Barcelona hubo un derribo masivo de casas, que creó un ambiente especulativo y de abusos por parte de los burgueses. Si a eso le añadimos que cada nuevo telar de la industria textil dejaba en la calle a tres trabajadores, que las jornadas laborales eran de dieciséis horas y que en los patronos se despertó un afán desmedido por ganar más dinero cada vez, parece lógico pensar que todo eso incitaba a la gente a ponerse en pie de guerra”. La respuesta social fue violenta. Llegó el momento de las bombas, de las revueltas y algaradas. “Se habla mucho de los atentados del Liceo, de la Casa Batlló y del que sufrió el capitán general De la Mercé, pero nos olvidamos de la gran cantidad de bombas que explotaron en muchas fábricas”. Estos atentados fueron protagonizados principalmente por anarquistas. “En Barcelona estuvo Errico Malatesta, que era uno de sus líderes. Si el ideario anarquista triunfó, fue porque no aceptaba la pirámide de poder como los otros grupos sindicales. El anarquismo pregonaba la ausencia de líderes, lo que provocaba que cada grupo actuase de modo independiente en busca de un objetivo común: cargarse a la burguesía. Hubo una frase que alcanzó una enorme difusión en aquel tiempo: ‘si no conseguimos que al salir de casa un burgués mire hacia atrás, hemos fracasado’”. Lógicamente las fuerzas de orden público no se mantuvieron de brazos cruzados y aplicaron medidas contundentes para remediar la situación. “La represión oficial fue tremenda y se promulgaron leyes severísimas. Hubo muchos ejecutados en el garrote vil, incluso se cuenta que un verdugo pidió autorización para dar conferencias sobre las últimas palabras de los condenados, palabras que naturalmente solo conocía él. El permiso, por supuesto, le fue denegado”. 

‘LA LEY DE LOS JUSTOS’
‘La ley de los justos’ tiene 1120 páginas, divididas en 180 capítulos relativamente cortos. Esta disposición agiliza la lectura. “La estructura de capítulos cortos está hecha a conciencia. Como lector me molesta mucho irme a dormir dejándome un capítulo a medias y esta es una buena forma de solucionar el problema”. Sin embargo, en principio, la novela todavía tenía una extensión mayor. “En el proceso de edición se han perdido trescientas cincuenta páginas, pero mi editora me convenció para acortar el texto y le hice caso. Creo que  tenía razón. Sin embargo, como escritor me da mucha pena haber perdido ese material”. Con el libro se entrega una ficha con el Dramatis personae, porque son muchos los personajes que intervienen y la idea de que el lector disponga de una guía de referencia parece buena. “En la ficha del Dramatis solo constan los personajes principales, faltan los secundarios porque no cabían todos. Yo también me preparo fichas para aclararme, pero son menos de las que la gente pueda pensar. Para trabajar utilizo el truco de asociar físicamente a los protagonistas con personas reales que conozco, así puedo identificarlos con mayor facilidad. Después, mientras escribo, la novela me lleva de uno a otro por sí misma”. En este tipo de obras, siempre hay personajes buenos y malos, son necesarios para el desarrollo de la trama. “En la novela hay un malo oficial, pero también hay personajes neutros que son malos no por pura maldad sino por su afán de medrar. En ocasiones, las distintas condiciones sociales obligan al autor a cometer injusticias con algunos de ellos”. Igualmente, Chufo Llorens, de vez en cuando, se toma ciertas licencias en beneficio de la narración. “He cambiado algunas cosas de ubicación temporal porque me interesaba. Ahora bien, cuando pasa esto, advierto al lector de que he cometido una ucronía. Hay que tener claro que yo no escribo biografías, sino novelas”. A decir de los lectores, el desenlace de los libros del escritor barcelonés son muy característicos y sorprendentes. En ‘La ley de los justos’ también sucede igual. “A mí me interesa mucho que los finales de mis novelas sean sorpresivos, pero coherentes. Quiero que el lector se quede a gusto cuando lea la última página, que sienta lo mismo que con una novela de Agatha Christie cuyos finales son siempre inesperados”.

EL FUTURO
Chufo Llorens todavía se encuentra en plena promoción de ‘La ley de los justos’, pero es probable que en su cerebro ya bulla el germen de algún proyecto literario nuevo. "Si escribo otra novela seguramente no será histórica como esta, porque escribirla me ha llevado cuatro años y a mi edad yo no sé cómo tendré la cabeza dentro de tanto tiempo. Para escribir he de encontrar una historia de la que me enamore y me estimule. Si me gusta el tema, escribo, si no me gusta, no".


SOBRE CHUFO LLORENS

Chufo Llorens (Barcelona, 1931) estudió Derecho, aunque desarrolló su actividad profesional como empresario en el mundo del espectáculo. Apasionado por la Historia, no inició su carrera literaria hasta el momento de la jubilación. Entre sus obras publicadas destacan ‘Catalina, la fugitiva de San Benito’, ‘La otra lepra’, ‘La saga de los malditos’, ‘Te daré la tierra’ y ‘Mar de fuego’. Los derechos de traducción de sus novelas han sido adquiridos ya por doce países, sumando más de un millón de ejemplares vendidos. 

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