«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

lunes, 23 de noviembre de 2015

Jaume Cabré, escritor: «Escribo cada día para conocer el final de la novela antes que el lector»

Me demoro entre los puestos de la III Plaça del Llibre, instalada en L’Octubre Centre de Cultura Contemporània de la calle Sant Ferran de la ciudad de València. La oferta en lengua vernácula es notable. Desde niños hasta adultos. Hay para todos los públicos y gustos: cuentos, novelas, ensayos históricos, libros filosóficos, de aventuras, cómics… Hago tiempo mientras se acerca la hora pactada. Es viernes. Son las seis y media de la tarde. Vestido con traje de ante marrón, Jaume Cabré llega puntual. Saluda durante unos instantes a algunos conocidos. Este año él es el gran protagonista puesto que le han otorgado el Premi d’Honor de la Plaça del Llibre. 

Hace cuatro años que nos vimos por primera vez. Cuando se acerca, acompañado por Manel Romero, uno de los organizadores del evento, me pregunto si recordará nuestra anterior entrevista, que tuvo lugar allí mismo. Nos saludamos y conversamos unos instantes. Breves. Con el dedo índice me señala el primer piso del Centre de Cultura Contemporània. «La vez anterior hablamos allá arriba, en un aula», comenta. En efecto, así sucedió. Cabré goza de buena memoria. En 2011 el escritor barcelonés visitó València para presentar ‘Jo confesso’, su última novela entonces, su gran éxito después. Y le entrevisté durante unos minutos, justo antes de que se reuniera con su público en el salón de actos. Igual que hoy, bueno, exactamente igual no, porque esta tarde hablará de su obra, extensa y meditada, de su trayectoria literaria. Mientras preparo la grabadora y pulso el rec, le pregunto si está cansado. Sonríe al contestarme que no. «He venido en tren», dice, «y además no lo he conducido yo», añade. Reímos los dos. Empezamos.


Jaume, bienvenido de nuevo a València, ciudad en la que viviste durante algunos años.
Gracias.
La escritora Care Santos, al inicio de su último libro, ‘Diamante azul’, incluye una frase tuya: «Una novela […] es pedirle explicaciones a la vida». ¿Qué siente un escritor cuando sus palabras sirven de ayuda a una colega para escribir?
Una satisfacción enorme. La misma Care Santos me envió el libro con una dedicatoria y me quedé muy sorprendido al abrirlo y leerla. Se ve que un día dije algo que le había hecho pensar y que le sirvió como un ingrediente más para su novela. Repito, es una satisfacción enorme ayudar a que alguien comience a escribir algo, ya sea una novela o un cuento, el género no importa.
Después de publicar ‘Jo confesso’ (‘Jo confieso’), una obra que te costó ocho años de esfuerzo, ¿cómo se relaja Jaume Cabré?
Buff, cuesta, cuesta, a pesar de que mi mujer insiste mucho en que me tranquilice y me relaje. Resulta difícil alejarse de los personajes, de la atmósfera e incluso de la estructura de un libro en el que he estado trabajando tanto tiempo y de un modo tan intenso. Una de las formas que utilizo para lograrlo es sentarme a escribir algo muy distinto a lo que venía haciendo. Por eso, tras ‘Jo confesso’ publiqué ‘Les incerteses’ (‘Las incertidumbres’), un libro de reflexión. Sin darme cuenta, a lo largo de mi carrera  esta circunstancia se ha repetido tres veces. La primera fue en 1996, después de terminar ‘L’ombra de l’eunuc’ (‘La sombra del eunuco’), cuando escribí ‘El sentit de la ficció’ (‘El sentido de la ficción’); la segunda tras ‘Les veus del Pamano’ (‘Las voces del Pamano’), que publiqué un segundo libro de ensayos titulado ‘La matèria de l’esperit’ (‘La materia del espíritu’); y la tercera que ya he citado. En estas ocasiones siempre he creído conveniente hacer un balance espiritual y estético de todo lo que había vivido y de lo que no había podido leer o vivir durante ese periodo de tiempo tan prolongado. Mientras escribes, te encuentras inmerso en una obsesión tan grande que no la puedes abandonar.
¿Continúas tocando el violín?
Sí, ya lo creo, igual de mal que siempre.
La música, por lo que veo, sigue muy presente en tu vida, ¿qué significa para ti?
La música es un trozo de vida. Mi vida interior, creo yo, es música. Diría incluso que es más importante que la escritura. Mi caso sería como el del lector de libros, alguien que lee apasionadamente pero que no escribe. Envidio a esa gente, en serio. Con la música soy un consumidor, un melómano. Me intereso por su evolución, por sus épocas, por sus estilos…
A lo largo de tu carrera tocado muchos palos: cuento, novela,  ensayo, teatro, ¿en qué género te mueves más a gusto?
Escribiendo. No puedo pensar que ahora toca un género u otro. Elijo lo que en cada momento supone la mejor manera de expresar lo que llevo entre manos, ya sea teatro, cuento, ensayo o novela. Quizá existan también influencias exteriores, alguien que te hincha la cabeza y te dice que pruebes esto o lo otro, pero siempre te das cuenta de qué es lo que mejor le cuadra a lo que estás haciendo. Por ejemplo, a veces ando con una novela y, al cabo de un tiempo, descubro que solo da para un cuento y viceversa. Sí, sin duda, como mejor estoy es escribiendo.
Por lo tanto, trabajas sin saber exactamente lo que haces, la única certeza que tienes es que estás escribiendo.
Exacto. Yo lo único que le pido a mi editor es que no me presione. Invierto mucho tiempo en averiguar en qué consiste lo que hago. Vivo instalado en la duda perpetua, porque no sé si servirá para algo o no lo que estoy haciendo. Unas veces me valdrá y otras no. Pero mientras tanto y hasta que lo averiguo, sigo trabajando.
Durante el proceso creativo, ¿utilizas esquemas o te dejas llevar?
Soy incapaz de usar esquemas. Escribo cada día para conocer el final de la novela antes que el lector. Y cuando lo descubro siento una gran alegría. O no, porque el resultado no me gusta y comienzo de nuevo.
¿Piensas mucho en el lector mientras escribes?
No conozco a todos mis lectores, claro. Con mi forma de escribir, creando atmósferas  y utilizando la estructura adecuada, trato de proporcionarles material para que reflexionen, porque si algo tengo claro es que escribo para que me lean. Lo más importante es encontrar personas que decidan invertir unas horas en la lectura de lo que yo les propongo en mis libros.
Recientemente has publicado un cuento para niños, ‘En Pere i el bosc’ (‘Pedro y el bosque’), dedicado a tu nieto, ¿te resulta más fácil captar la atención de un niño que la de un adulto?
No, a mí me cuesta mucho porque no tengo el oficio. Los escritores especializados en literatura infantil poseen muchos recursos y resortes. Tienen muy claro qué les interesa a los niños, qué les aburre y qué les apasiona. Para mí la literatura infantil es una selva desconocida en la que voy entrando poco a poco y con un respeto enorme. De todos modos, habrá un segundo cuento y será para mi nieta.
‘En Pere i el bosc’ aúna texto y dibujos, ¿reflejan las ilustraciones de Julia Sardà lo que tú habías concebido en tu mente o es una visión completamente distinta?
Para mí ha sido una cosa totalmente nueva y no me refiero solo a las ilustraciones, sino también al proceso editor completo. Con la connivencia de Julia Sardà, los editores han conseguido que todas las trampas del papel tuvieran sentido. La publicación de este libro para mí ha significado aprender muchas cosas que desconocía.
En algún lugar he leído esta frase tuya: «educar es enseñar al joven a estar a solas consigo mismo», ¿la literatura puede formar parte de ese proceso educativo y ayudar a que un muchacho aprenda a convivir consigo mismo?
Y tanto, ya lo creo que sí. Ahora que estamos en València, donde hay tantos pelotaris ilustres, yo diría que esto es como jugar al frontón, con o sin adversario. Muchas veces no solo los jóvenes sino también los adultos tenemos miedo al silencio. Por eso triunfa el ruido estridente de las discotecas y nos ponen música hasta en los centros comerciales y tiendas de ropa. Y ya está bien. No necesitamos que nos atiborren con tantos sonidos, hay que vencer ese miedo a estar solo y tanto la lectura como la escritura son magníficas herramientas para combatir esa soledad.
Tus principales obras, las más significativas al menos, han sido ya traducidas al castellano, ¿cuál ha sido la reacción del público castellanoparlante ante un autor “nuevo”?
Estoy muy contento con la acogida que me han dispensado. Después de ‘Jo confesso’ se han traducido al castellano ‘Les veus del Pamano’, ‘Senyoria’ (‘Señoría’), ‘L’ombra de l’eunuc’ (‘La sombra del eunuco’) y también ‘Viatge d’hivern’ (‘Viaje de invierno’), aunque todavía queda pendiente alguna más. Diría que mis libros gozan de una aceptación muy tierna y respetuosa. Hay muchos lectores que localizan mi página web y me escriben con cariño, no solo de España, sino también de Hispanoamérica.
Y la última por hoy: ¿seguro que tienes algún proyecto literario ya en marcha?
Tengo muchas cosas entre manos [risas]… Sí, solo cosas, dejémoslo ahí.
¿Cosas que bailan en tu cabeza?
Sí, eso es. De momento trabajo cada día en varios asuntos, pero no tengo nada claro en qué fraguará todo este asunto.


SOBRE JAUME CABRÉ

Jaume Cabré (Barcelona, 1947) presenta un curriculum literario impresionante. Escritor muy versátil, autor de ensayo, cuento, novela y teatro y guionista de series televisivas y películas, ha conseguido el reconocimiento del público de Europa y Sudamérica. Entre sus innumerables títulos publicados cabe citar las novelas ‘Jo confesso’ (‘Yo confieso’), ‘Les veus del Pamano’ (‘Las voces del Pamano’), ‘Fra Junoy o l’agonia dels sons’ (‘Fra Junoy o la agonía de los sonidos’), ‘Senyoria’ (‘Señoría’) y ‘L’ombra de l’eunuc’ (‘La sombra del eunuco’); los cuentos recogidos en el volumen ‘Viatge d’hivern’ (‘Viaje de invierno); su obra de teatro, ‘Pluja seca’ (‘Lluvia seca’); y  sus ensayos, ‘El sentit de la ficció’ (‘El sentido de la ficción), ‘La matèria de l’esperit’ (‘La materia del espíritu’) y ‘Les incerteses’ (‘Las incertidumbres’). Cabré es miembro de l’Institut d’Estudis Catalans y Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. No hace falta enumerar aquí los galardones literarios obtenidos, que superan con creces la veintena.

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