«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

lunes, 21 de abril de 2025

Juan Manuel de Prada: «Esta novela me ha dejado vacío por completo. Me entregué a fondo con ella»

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Nº 699.- Pasó por València Juan Manuel de Prada para presentar el final de ‘Mil ojos tiene la noche’,
que lleva por título ‘Cárcel de tinieblas’ (Espasa). Resulta complicado referirse a esta obra como un libro único ─aunque de eso se trata, porque así fue concebida por su autor─, dividido en dos volúmenes por necesidades editoriales, derivadas de la magna extensión de la novela. En esta cárcel tenebrosa volvemos a encontrarnos con los personajes que conocimos en ‘La ciudad sin luz’, encerrados en el París de la ocupación alemana, entretenidos en sus afanes y devaneos, sus trapacerías y trapisondas, sus amoríos, celos y  ambiciones. Y en ese mundo de tinieblas merodean María Casares, César González-Ruano, Gregorio Marañón, Pablo Picasso o Victoria Kent, entre otros muchos. Y también Fernando Navales, claro. Que sigue en su oficio de narrador y evoluciona, o lo intenta, hacia el camino de su redención moral. «¿Tú crees que se puede dejar de ser malo, si uno se lo propone?», se preguntará él mismo, a bote pronto, en la primera frase del libro. En 1942, año en que se inicia –mejor continúa– la narración, el telón de fondo ha cambiado. La acción camina hacia su recta final. Los alemanes, que empiezan a beber las amarguras de la derrota, derivan hacia la senda de los perdedores. Y todo lo leemos con la inconfundible pluma barroca del escritor nacido en Barakaldo. A nuestra cita del Hotel Vincci Lys de València, Juan Manuel llegó muy puntual, como siempre. Es marca de la casa. Conecté la grabadora, piloto rojo ya en alerta, e iniciamos la conversación. Luego se sumaría a nuestro encuentro una botellín de agua y un descafeinado con leche.  

Juan Manuel, dicen que Dickens fue el primer escritor que inició este asunto de la promoción de sus libros, tú cómo lo llevas?

No me gusta, lo que pasa es que soy una persona responsable y considero que hay que hacer ese esfuerzo. Aunque yo le diría al editor lo mismo que Jesús dijo en Getsemaní: «Si es posible, aparta de mí este cáliz». [Sonrisa] Pero, bueno, «que no se haga mi voluntad sino la tuya». O sea, que, al final, uno lo tiene que hacer, tal vez porque forma parte del compromiso de un autor con su obra en un mundo como el que vivimos. A mí me gustaría que esto fuese como una botella lanzada al mar y ya está y que, en todo caso, fuese la propia editorial quien se encargase de la promoción. Desgraciadamente, no vivimos en la Arcadia y hay que hacerlo.  Unas veces lo sobrellevas con más gallardía y otras con más pesadumbre. Depende. Lo que es indudable es que, a medida que te vas haciendo viejo, a nadie le gusta viajar de un sitio a otro repitiendo siempre las mismas cosas, porque te vas erosionando. Es inevitable. 

lunes, 14 de abril de 2025

Javier Cercas: «Bergoglio siempre buscó ser líder y, justo cuando dejó de hacerlo, le llegó el papado»

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Nº 698.- Durante una firma de libros en la ciudad italiana de Turín, a Javier Cercas se le aproximó un
hombre. Dijo pertenecer al Vaticano y le ofreció algo insólito: la posibilidad de escribir un libro sobre el papa Francisco con absoluta libertad y con todos los medios a su disposición. Al mismo tiempo le indicó que el Santo Padre volaría en fechas próximas a Mongolia y que él viajaría con él, incluido en el séquito papal. Cercas, tras mirarle extrañado, le respondió que si se habían vuelto locos en el Vaticano, porque él era un tipo peligroso. El hombre se inmutó poco. Nada. Sólo le dijo que se tomara un tiempo prudencial para pensárselo y darle una respuesta. Cercas es un ateo militante, un impío religioso, como él mismo señala, pero fue educado en una familia y un colegio católicos. Así que cómo iba a desperdiciar semejante oportunidad. Ningún escritor cuerdo la dejaría pasar. En consecuencia, aceptó, pero con la condición de poderle preguntar al Santo Padre lo siguiente: «mi madre verá a mi padre más allá de la muerte?» Poco tiempo después, el escritor extremeño se marchó a Roma, acompañó al papa Francisco a Mongolia y le hizo la pregunta en cuestión. Fruto de toda esta peripecia es la publicación de su nuevo libro, ‘El loco de Dios en el fin del mundo’ (Penguin Random House), donde relata todo lo acontecido en el viaje y bastantes cosas más. El libro ─Cercas lo considera una novela─, ha tenido una acogida más que excelente y el pasado nueve de abril se acercó a presentarlo en la Librería Ramon Llull de València. Pasadas las seis de la tarde, lo vi apearse del taxi que le condujo a ‘1 rato más’, la cafetería donde habíamos quedado citados. Tras los saludos rituales, comenzamos nuestra conversación. Disponíamos de media hora. Conecté la grabadora, piloto rojo ya encendido. Y el tiempo, tic-tac, avaricioso, comenzó a desgranarse. Un café con leche, un mini croissant y una botella de agua con gas animaron nuestra conversación. Entre tanto, la vida discurría por la calle, a nuestro alrededor, como un ruido silencioso. 

Javier, supongo que con el libro no paras de viajar durante estos días.

Sí, acabo de llegar procedente de Zaragoza. Mañana me voy a Siena, donde me han dado un premio muy bonito [Premio Visoni, nota del entrevistador].

Enhorabuena!

Muchas gracias… Y al día siguiente regreso a Barcelona para presentar allí la novela. Es ir de un lado para otro, pero está bien, porque es una experiencia muy especial, ya que ha salido publicada en castellano, también para Sudamérica, y en italiano. Nunca había tenido el libro más vendido en Italia y España al mismo tiempo. La reacción de la gente ha sido muy bonita y espectacular. No puedo decir otra cosa.

viernes, 11 de abril de 2025

Lorenzo Silva: «La mente humana no descansa y la que tiene malos pensamientos, tampoco»

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Nº 697.- Han vuelto. La pareja de guardias civiles más conocida de la literatura policial está de regreso. Y lo hace en un escenario muy poco habitual para el trabajo de la «picolicie»: la pandemia de 2020. Un paisaje distinto, inusual, vacío, de bares cerrados, de controles policiales y una carretera con escaso tráfico, propicia para la circulación de zombis como en algún momento se apunta en la novela. El caso al que se enfrentan ahora Bevilacqua y Chamorro es el esclarecimiento simultáneo de las muertes de dos mujeres, acaecidas en extrañas circunstancias, en lugares distintos y en plena COVID, con todo lo que eso conlleva. Con estos mimbres argumentales, Lorenzo Silva ha escrito ‘Las fuerzas contrarias’ (Destino), donde asistiremos a la investigación que conducirá a la resolución de ambos crímenes y a un nuevo episodio, reflexivo y maduro, cómplice, de la relación humana y profesional que se ha construido a lo largo del tiempo entre el subteniente y la brigada. Poco antes del mediodía, en València brillaba el sol y soplaba una brisa sutil cuando tecleé el número del teléfono del escritor madrileño. Tras los prolegómenos, quizá más largos que otras veces ─hacía tiempo que no hablábamos─, comenzamos nuestra conversación con el piloto rojo de la grabadora, pilas nuevas puestas, bien encendido. Y atento.

Lorenzo, el otro día, Ascensión Rivas escribió en El Cultural en relación con ‘Las fuerzas contrarias’ que «lo mejor, con todo, es que se lee con inusitada rapidez». Después de 14 novelas protagonizadas por Bevi y Vir cómo se consigue esa fluidez narrativa?

[Risas]. La verdad es que cuando me planteo una novela de estos dos veo que el reto cada vez es más difícil. Por un lado, he de atender las expectativas creadas, que son legítimas, y, por otro, he de cambiar algo para sorprender, arriesgándome a que algún lector no encuentre en el libro lo que espera. Una narración depende del interés para mantener la curiosidad del lector y, entonces, con unos personajes de tan largo recorrido has de intentar establecer un equilibrio, casi diabólico, entre la familiaridad y lo inesperado. Ese es el desafío de cada nueva novela suya.

viernes, 4 de abril de 2025

Andrés Neuman: «El Diccionario Moliner fue una contestación sistemática y heterodoxa al de la RAE»

El escritor hispano-argentino presentó en València ‘Hasta que empieza a brillar’, la biografía novelada de la lingüista y lexicógrafa María Moliner, autora del ‘Diccionario de uso del español’ que tantas generaciones de escritores y lectores han utilizado.

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Nº 696.- Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) parecía destinado a vivir  acompañado por el
diccionario, ese libro de consulta imprescindible que todos hemos utilizado en muchos momentos de nuestra vida. De pequeño, Neuman jugaba con su familia al diccionario y, más tarde, su vocación literaria le condujo, inexorablemente, a  manejarlo con frecuencia. En el año 2014, su afinidad y su amor hacia este tipo de libros, le llevó a escribir uno, de carácter satírico, titulado ‘Barbarismos’. «Estudié filología y lingüística y siempre me interesó pensar en el diccionario como un género literario propio. Soy amante de los diccionarios de autor y el Moliner fue para mí una fuente de sabiduría, que se transmitía de generación en generación». No le bastaba con pensar en el Diccionario de María Moliner como una herramienta de trabajo. Andrés Neuman quiso saber quién se escondía detrás de aquellas páginas repletas de palabras y significados, quién era María Moliner. Por ello durante más de diez años se sumergió en ‘Hasta que empieza a brillar’, editado por Alfaguara, donde de manera novelada escribe su biografía. «Me preguntaba cómo era posible que una mujer tan colosal como Doña María, que comenzó a escribir su diccionario a los cincuenta años, y le ocupó otros veinte, fuera tan desconocida. Por eso me puse a estudiar su vida».

Profundizar en los entresijos de María Moliner Ruiz (Paniza 1900-Madrid 1981)  permitió al escritor bonaerense descubrir muchas cosas que ignoraba. «Fui de sorpresa en sorpresa, porque al contrario de lo que popularmente se ha querido transmitir, la propia autora, con una mezcla de modestia irónica y autopreservación política, contribuyó a expandir la idea de que su vida no tenía ningún interés. Y entonces descubres que es todo lo contrario. Tuvo una infancia difícil y su existencia está repleta de múltiples peripecias, adversidades e hitos importantes, como ser la primera profesora de la Universidad de Murcia y también una de las primeras funcionarias por oposición en España». En València, donde transcurre la entrevista durante la hora del café, María Moliner vivió mucho tiempo y desarrolló un trabajo impresionante como bibliotecaria. «Durante la II República, Doña María efectuó una de las aportaciones más hermosas en las bibliotecas públicas, no sólo en la ciudad de València, donde dirigió la Biblioteca Universitaria, que lleva su nombre actualmente, sino en toda la Comunidad, participando en la fundación de innumerables bibliotecas rurales». Si a eso le añadimos que su padre huyó a la Argentina cuando ella era bien pequeña y observamos la tenacidad que tuvo que desplegar para conseguir sus propósitos, es fácil darse cuenta de por qué Andrés Neuman vio que la vida de la lingüista aragonesa merecía una novela. Pero aún había más cosas. «Empecé a darme cuenta de que su Diccionario habla de su vida, por la manera cómo define las palabras y los ejemplos que da. Leído entre líneas, el Diccionario, aparte de ser una obra de arte lexicográfica, es un sutil libro autobiográfico o, por lo menos, de él se puede extraer información secretamente íntima sobre quién fue su autora, sobre cómo pensaba y sentía».