«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

martes, 21 de mayo de 2013

Sandra Barneda, periodista y escritora: “Con esta novela he vivido un viaje interior, necesitaba ponerme a escribir ya, tenía que superar mi pudor y mi miedo a la escritura”



Álex, una escritora de libros de autoayuda que necesita ayudarse a sí mis­ma, decide hacer un viaje al corazón de Bali. En su camino, conocerá a una maestra espiritual, a dos hermanas muy distintas y a una enigmática pintora de diosas. Y se topará con la sorpresa de un asesinato. A grandes, grandísimos rasgos, este es el perfil argumental de ‘Reír al viento’, editada por Suma de Letras, la primera novela de Sandra Barneda, escritora y periodista barcelonesa con la que compartí unos minutos de la sobremesa de un día cualquiera del mes de mayo, mientras ácaros y pólenes campaban por sus respetos en el ambiente primaveral de la capital del Turia.

Sandra, dicen que la opera prima de un autor es la más autobiográfica, ¿es este tu caso?
No lo sé porque soy novata en esto. Como también soy rebelde y hago las cosas al revés, a lo mejor me sale más autobiográfica la segunda, cuando ya me sienta un poco más autora. Lo que sí tiene esta novela es mucho de utópica y también de sincera, en ella planteo mi universo del que no me escondo y que te puede gustar o no.

‘Reír al viento’ es una novela reciente, pero ¿la historia viene gestándose de antes?
Sí, la historia la venía madurando desde hace tiempo. Tenía claro que quería transmitir un viaje circular, con una protagonista femenina de unos cuarenta y pico años, porque en la literatura española, y también en la estadounidense, es una franja de edad poco representada y creo que es muy interesante. Conozco personas  a las que, después de cumplir los cuarenta, sus vidas les han hecho ¡crack! Lo que resulta indudable es que no hubiera podido escribirla con veinte años, porque requiere conocer ciertas vivencias y sensaciones para plasmarlas después en los personajes.   

¿Qué ha sido más importante para ti: contar la historia o el proceso de la escritura?
Sin duda el proceso y el hecho de haberla acabado. Con esta novela he vivido un viaje interior, necesitaba ponerme a escribir ya, tenía que superar mi pudor y mi miedo a la escritura. Me ha costado dos años hacerlo y lo he conseguido a través de una enorme disciplina, ateniéndome a unos horarios muy estrictos incluso en Navidad. 

Sé que te interesa mucho el cine, ¿‘Reír al viento’ es un primer paso, un ensayo, para dirigir después una película?
Deseaba que ‘Reír al viento’ fuese una novela y, además, construida con una voz costumbrista muy contemporánea. Creo que en España no valoramos la literatura de este tipo, tan espontánea. En Estados Unidos grandes autores utilizan este de lenguaje popular, que no se detiene tanto en la descripción de detalles accesorios que luego no sirven para nada más. Mi escritura está encaminada a generar imágenes en el lector. El siguiente paso sí que podría ser producir una ficción, porque soy una enamorada de la ficción cinematográfica desde hace muchos años. 

¿La historia la propusiste tú a los editores o ellos a ti?
A lo largo del tiempo hubo editoriales que me ofrecieron la posibilidad de escribir. Siempre me pedían un ensayo y les respondía que no. Pero llegó un momento en que dos me lo pidieron a la vez. Entonces, por esto de las señales de la vida, les dije que sí, pero que escribiría ficción. Finalmente me decanté por Suma de Letras, pero dejándoles claro que no quería cobrar ningún anticipo hasta que no acabase la novela. Les envié el primer capítulo, les planteé el resto de la historia, les gustó y tiramos adelante. Lo peor es que ellos me dijeron que iba bien y no me hicieron recomendación alguna, lo que me aterró.

Llevas ya tres ediciones en la calle, ¿el hecho de ser una persona mediática ha influido favorablemente a la hora publicar el libro?
Mira, nunca lo sabes, pero a mí me ha venido bien. Jamás he podido saber si, cuando me ofrecieron el primer programa de televisión, lo hicieron porque valoraban mis aptitudes o mi físico. A la hora de escribir, me muevo por una motivación más romántica que económica. Pero lo que es evidente es que si te buscan no lo hacen para perder dinero, sino porque piensan que pueden ganarlo y eso hay que aceptarlo. En el fondo lo que me importa es por qué yo acepto hacerlo. Por otro lado, desde el punto de vista industrial, las ventas de los escritores “mediáticos” permiten que otros autores que no lo son puedan publicar también.

Álex es una escritora de libros de autoayuda, que paradójicamente necesita ayuda,  supongo que está hecho adrede.
Sí, por completo. Creo que el sentido del humor hay que practicarlo, precisamente de ahí viene el título. Me parecía muy conveniente que la protagonista escribiera libros de autoayuda y que, además, renegase de ellos, pero eso no significa que me esté riendo de este tipo de publicaciones. Ahora la pregunta interesante sería  conocer qué libro escribiría Álex tras su experiencia en Bali.

Como acabas de comentar, la protagonista vuela a Bali, un lugar muy solicitado para viajar,  ¿estamos ante un canto generacional?
No, no es un canto generacional. Bali no es un lugar tan caro, lo realmente caro es el billete porque allí vives con cuatro duros. Comer y alojarse es barato. Y me venía bien porque te vas al otro extremo del mundo y se presta  como escenario de novela de aventuras. Evidentemente, no es lo mismo marcharse a Bali que al pueblo del Ampurdán donde viven mis padres. Al lector no le atrapas igual. Bali tiene más hechizo, junto a la espiritualidad del budismo, tan pintoresco, encontramos la frivolidad del surfismo que practica mucha gente, sin olvidar sus paisajes salvajes. También me parecía interesante que el libro, arranque dentro de un avión con veinticinco horas de vuelo por delante y sin saber muy bien a dónde va. Viaja porque se lo ha recomendado un amigo, solo por eso.

En realidad, este viaje no es más que una excusa para detenerse, mirar y analizar, ¿estamos en un buen momento para hacer un alto en el camino y observar?
Totalmente convencida de que sí. Estamos en un buen momento, en un punto de inflexión económico-social, que se traducirá en un cambio en nuestra forma de vivir. Es un proceso que irá despacio y en el que se están generando una serie de movimientos que van más allá. Hay un montón de gente desconocida que hace cosas y a la que no le estamos dando voz y creo que es el instante de decir que las cosas no las estamos haciendo bien. Se trata de un fenómeno global que supera a España y en el que, a pesar de que Alemania e Inglaterra se sostienen, en estos países, si los visitas, descubres que la gente ha empezado a comportarse de otro modo.

Al comienzo de la novela citas a Séneca, a Susan Sontag a Van Gogh...
Cito a Van Gogh porque es un tipo que me apasiona y cuando leí  su frase me dije que, si algún día escribía, la pondría en el libro porque me define mucho. Es una voz que explica muy bien el proceso que he vivido. Si tú quieres pintar y oyes una voz que te dice que no pintes, entonces pintas y la voz se va. La frase de Susan Sontag la he puesto porque me gusta como escritora y porque me llamó la atención el final tan desgarrador de su vida. Por último, a Séneca, lo he incluido porque me parece uno de los grandes pensadores a los que hay que releer de vez en cuando. Su frase, además, define el leitmotiv de mi novela.

En ‘Reír al viento’ hay fragmentos en inglés, traducidos a pie de página.
Al principio no estaba incluida la traducción e hice que la incorporaran. Pero no la he puesto como señal de incultura del lector, sino porque pienso que si una mujer o un hombre de sesenta años quieren leer bien la novela, deben enterarse de todo lo que he escrito y para conseguir ese objetivo la traducción es necesaria. No podemos saberlo todo.

Acabamos, una vez concluida la lectura del libro, ¿sacan las mismas conclusiones los hombres que las mujeres?
Creo que sí. No hemos hablado de los personajes masculinos y me preguntan poco por ellos.  Y son muy desengrasantes y necesarios. Tengo mucho cariño a Gonzalo, que está presente sin estar, un tipo que representa al padre por antonomasia. Incluso la protagonista llega a decir que no hubiera sido madre sin él y cuenta que cuando descubrieron su embarazo, mientras ella vivía muy asustada, él estaba muy emocionado y lo contaba a todo el mundo. En las cuestiones existenciales, la crisis de la edad o el tema de la muerte, hombres y mujeres estamos igual de perdidos, pero cada uno las afronta de una manera distinta. Por eso a la protagonista, Álex, le he puesto un nombre neutro que llega a despistar, para que unos y otros se sientan identificados con el personaje. 


SOBRE SANDRA BARNEDA
Sandra Barneda (Barcelona), licenciada en periodis­mo por la UAB. Ha vivido en Los Ángeles y en Nueva York. Empezó en el pe­riodismo muy joven en una emisora de radio. Actualmente es una de las caras de Mediaset España y presenta ‘El Gran Debate’ y ‘De Buena Ley’ en Telecinco. Es productora ejecutiva de Desalmados Producciones, S. L., donde ha producido documentales, publici­dad y cortometrajes. Ha trabajado en Cata­lunya Ràdio, Antena 3, Telemadrid, 8tv, TV3, TV2 y Telecinco. Y ha colaborado con artícu­los en Smoda de El País, El Periódico de Ca­talunya, Elle y Zero. Viajera incondicional, en cuanto puede coge la maleta y corre a vivir otras realidades para aprender de ella.