«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 5 de junio de 2014

Inocencio Arias, exdiplomático, periodista y escritor: “El fútbol es un deporte de masas en muchos lugares, es una locura que abarca a países muy heterogéneos, desde Brasil a Alemania, pasando por Inglaterra, Italia, Noruega o Francia”

Que a Inocencio, “Chencho”, Arias le gusta el fútbol, no es ningún secreto. Y que es del Real Madrid, tampoco. Fue director general del club blanco entre los años 1993 y 1995, lo que le permitió vivir in situ las bambalinas y tramoyas futboleras. Ahora acaba de reunir todos sus recuerdos sobre los campeonatos del mundo en el libro ‘Mis mundiales. Del gol de Zarra al triunfo de la Roja’, editado por Plaza&Janés, en el que no solo repasa todo lo acaecido en los campeonatos del mundo que ha vivido, sino también los acontecimientos históricos que los rodearon y de los que, en algunos casos, el propio Chencho Arias fue partícipe desde las embajadas españolas en diversas capitales del mundo.
Chencho, su libro sobre los mundiales de fútbol abarca desde los años 1950 a 2010, ¿por qué ha escogido precisamente es periodo?
1950 es el año del primer mundial que yo viví de un modo muy intenso a través de la radio. Conservo de él un recuerdo exultante con el inolvidable gol de Zarra a la pérfida Albion. Y 2010 es el año en el que España conquistó su primer mundial.
El fútbol ha cambiado mucho desde 1950, ¿no?
Sí  y ésa es una parte fundamental del libro, observar cómo ha cambiado el fútbol en España y en el mundo, sin olvidar las transformaciones sufridas también por las personas. Hemos visto perder  cosas impensables y nacer otras que tampoco esperábamos, como la desaparición de la influencia de la cultura francesa en nuestro país o la transformación en las relaciones hombre-mujer.
Entre esos cambios, por desgracia en nuestro país ha aparecido la corrupción, ¿el fútbol se ha mantenido al margen de ese fenómeno?
En el fútbol español ha habido corrupción, pero hasta ahora menos que en otras esferas. Y en nuestro país hoy existe más corrupción que en la época de Franco. Entonces también había pero se tapaba. Es espectacular lo que ha ocurrido con los eres andaluces o el caso Blasco, un escándalo total. En el fútbol pienso que algún partido de ascenso o descenso y algún árbitro se habrán comprado. Incluso llegaron a circular las tarifas que cobraban algunos equipos, pero sinceramente creo que son la excepción. Si se han producido, desde luego los clubs grandes han quedado al margen, los protagonistas siempre han sido clubs pequeños.
Usted ha vivido el fútbol desde dentro, fue director general del Real Madrid, ¿su experiencia en la vida diplomática le sirvió de algo en ese cometido?
En el fútbol de mi época, subraye lo de mi época, por favor, había bastante más cinismo y sobre todo más informalidad que en la diplomacia. Faltar a la palabra en la directiva de entonces no era extraño ni infrecuente. Sin embargo, en la diplomacia si se falta a una palabra ocurren cosas muy series. ¿Por qué ahora los países occidentales, al percatarse que Crimea quiere ser rusa, tienen argumentos morales y jurídicos para atacar a Putin? Muy sencillo: porque Putin esta faltando a su palabra.
Y a la hora de escribir ‘Mis mundiales’, ¿ha sido muy diplomático?
Alguna cosa no he contado y alguna otra la he suavizado, pero pienso que he sido bastante franco. He ensalzado a quien lo ha hecho bien y he criticado a quien creo que lo ha hecho mal. Aunque yo sea del Madrid, he alabado a Xavi Hernández porque creo que es el mejor jugador de fútbol español de los últimos años.
Por su libro nos enteramos de que le gusta mucho el fútbol tanto que, por comprar entradas para el España-Rusia de 1964, guardó más de tres horas de cola y fue capaz de estudiar al mismo tiempo.
¡Y si hubiera hecho falta, habría estado más tiempo! Entonces yo tenía veintitrés años y quería ver la final de la Copa de Europa. Me llevé dos temas de las oposiciones, dos temas de historia y allí los estudié. Y me los aprendí mejor que otros porque eran de los más amenos. Luego tuve suerte y me tocó una localidad en la portería donde Marcelino marcó el gol del triunfo.
Mi primer mundial fue el de 1966 y lo vi en un bar rodeado de abuelitos. Uno de ellos, entendido él, decía que las siglas CCCP, que llevaban los rusos escritas en sus camisetas, significaba “tres veces comunistas populares”, ¿de dónde salió eso?
[Risas] No sé de dónde saldría esa leyenda, porque entonces su buscaban todas las chirigotas posibles para escarnecer al comunismo. Esas tres letras son las iniciales de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, escrita en caracteres cirílicos.
Hoy en día, ¿el fútbol es más pan y circo, el panem et circenses de los romanos, que nunca?
No creo en la teoría del fútbol como pan y circo. Pero puestos a considerarla, hay que dejar claro que el fútbol es un deporte de masas en muchos lugares, es una locura que abarca a países muy heterogéneos, desde Brasil a Alemania, pasando por Inglaterra, Italia, Noruega o Francia. Es cierto que, en ocasiones, los gobernantes han intentado utilizarlo en su beneficio, pero ni siquiera lo han conseguido a medias. En los años sesenta, la izquierda decía que el fútbol era el opio del pueblo, pero yo creo que en España la gente se interesó por este deporte porque acababa de salir de una guerra civil, sufría penurias y necesitaba agarrarse a algo con lo que disfrutar. Y el fútbol prendió con tanta fuerza que desplazó del pedestal incluso a los toros. En mi opinión, el régimen de Franco se dio cuenta tarde de esas posibilidades y trató de subirse al tren del Real Madrid. Pero una vez más, la teoría de la izquierda falla, porque no fue el régimen quien creó al Real Madrid para entretener a la gente, sino que fue al revés porque el Real Madrid era quien entusiasmaba a los españoles y a los emigrantes, un detalle este último muy importante.
El escritor peruano Santiago Roncagliolo, en una entrevista reciente, manifestaba que antes del partido decisivo del Mundial’78, Argentina-Perú, el dictador Videla bajó al césped y saludó a los jugadores, ¿saludo o advertencia?
En ese partido si hubo algo, cosa que no sabremos nunca, fue fluido, dinero. No parece posible que Argentina le metiese seis goles Perú que era un equipo bastante entonado en aquel mundial. Quizá le prometieran favores para el día de mañana a la Federación Peruana, pero lo de Videla no creo que fuese una coacción.
En ‘Mis mundiales’, cita una frase muy interesante de Jean Paul Sartre: “En el fútbol, a pesar de las previsiones tácticas, una vez sobre el terreno las cosas acostumbran a complicarse por la presencia del equipo contrario”.
Efectivamente, tenemos muchos ejemplos de que muchos olvidan eso porque lo previsible es una cosa y el fútbol, que es imprevisible, es otra. Normalmente los equipos que tienen más dinero son los que ganan aunque no siempre. En España tenemos el duopolio Madrid-Barcelona y el hecho de que el Atlético Madrid se haya llevado la liga esta temporada y haya roto esa hegemonía, demostrando que se les puede vencer, creo que es bueno.
Helenio Herrera afirmaba que el mejor mundial fue el de México 1970, ¿opina igual?
No solo lo decía Helenio Herrera, hay críticos que también afirman lo mismo. En conjunto, fue un mundial bello, jugado con intensidad, en el que Brasil estaba pletórico, todo lo contrario de lo que le había ocurrido cuatro años antes en Chile.
Ya que habla de Brasil, ¿los cariocas son el ejemplo claro que en el fútbol son más importantes las individualidades que el conjunto?
No soy un técnico, pero en el término medio está la virtud: hay que mezclar. En un equipo como el español no hay jugadores malos, la selección tiene y ha tenido estrellas como Xavi Hernández, Iniesta, Casillas, Busquets o Villa, junto con futbolistas que saben pasarla y tocarla bien. Quizá ninguna de estas individualidades fuera tan determinante como Maradona en el Mundial de 1986, cuando inclinó la balanza hacia Argentina, o Pelé con Brasil en el Mundial de 1970, pero eran y son grandes jugadores.
Su libro proporciona un sinfín de anécdotas, noticias y detalles que, para el aficionado siempre resultan atractivos, como el hecho de que el aeropuerto de Belfast se llama George Best, ¿el fútbol es capaz de unir en esfuerzos comunes a personas de muy distinto talante político?
Irlanda del Norte, por ser un país pequeño, tiene una historia futbolística mediocre y se le puso ese nombre al aeropuerto porque, aunque Best no participó en ningún mundial, fue un jugador que consiguió unir a la población irlandesa, católicos y protestantes, en un objetivo común. El fútbol y el rugby también han sido capaces de hacer lo mismo en países con disensiones internas como Israel o Sudáfrica.
Usted lo conoce bien, ¿cómo se las apaña Del Bosque para manejar un vestuario como el español, cuajado de estrellas y egos particulares?
Bueno, yo siempre he dicho que la gran virtud de Vicente no ha sido solo heredar el sistema de Luis Aragonés, sino su capacidad para mejorar el ambiente. Aunque tiene ideas fijas, es diplomático y logra transmitir una sensación de solidaridad y espíritu de equipo a los jugadores, que también son sabios.
Juegue un poco a pitoniso, Brasil es el gran favorito para el próximo mundial, pero ¿hay algún tapado?
Desde luego el gran favorito es Brasil, aunque no podemos olvidar a España porque a los brasileños yo no les doy el doble de posibilidades que a nuestra selección. Quizá Bélgica, que tiene un buen equipo, pueda optar también al título. Argentina podría sorprender aunque es previsible, igual que Holanda. Veo en un escalón inferior a Alemania e Inglaterra, pero el fútbol como decía antes es tan imprevisible que puede surgir cualquier otro, como Francia o Dios sabe quién, y llevarse el gato al agua.
El hecho de ser un país pequeño, como Uruguay, que ha ganado dos mundiales, ¿revela que en ese tipo de estados el sentimiento nacional es más intenso que el que se da en España?
En España el sentimiento nacional está desmadejado, eso está claro. Incluso una persona como Casillas, tras ganar la décima, dijo que conquistar la Champions era igual o mejor que un mundial.
Si eso lo dice Xavi Hernández o un jugador vasco, se habría liado parda, ¿no?
Sí, probablemente se hubiera montado una más grande. Lo que está claro es que aquí el sentimiento patriótico no es tan fuerte como en otros lugares. Pero yo creo que, cuando los jugadores salen a jugar, tampoco tienen totalmente muerto ese sentimiento tribal y el orgullo de ser campeones del mundo. Hoy nadie cree la tontería que se decía en los años cuarenta, cuando se afirmaba que España ganó a Inglaterra porque los jugadores tenían en mente satisfacer a Franco. Tampoco pienso que ahora ocurra exactamente todo lo contrario. La diferencia con un país más pequeño es que si ellos ganan un partido, al terminar, se alegran no solo por ser los mejores sino también por representar a una bandera determinada.
Herme Cerezo

SOBRE INOCENCIO ARIAS

Inocencio F. Arias (Almería, 1940) cuenta con una de las carreras diplomáticas más destacadas de la historia reciente de nuestro país. Ha desempeñado su cometido en distintos continentes y ocupado puestos relevantes con varios gobiernos de la democracia: secretario de Estado y subsecretario con el de Felipe González, embajador en la ONU con el de Aznar y portavoz de Exteriores, repetición insólita, con los de UCD, PSOE y PP. En la ONU fue presidente del Comité Mundial contra el terrorismo. Ha sido director general del Real Madrid. Desde 2010 está jubilado, pero colabora en prensa (El Mundo, Cadena Cope y El Periódico, entre otros), radio y televisión. Tiene un blog, ‘Crónicas de un diplomático jubilado’, en elmundo.es. Ha publicado los libros ‘Confesiones de un diplomático’, ‘Los tres mitos del Real Madrid’, ‘La trastienda de la diplomacia’ junto con Eva Celada y ‘Los presidentes de la democracia. Me acosté con Suárez y me levanté con Zapatero’.