«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

martes, 5 de julio de 2016

Paloma Sánchez-Garnica, Premio Fernando Lara 2016: «Ejercer el perdón es un acto liberador»

Una brillante carrera como juez, el respeto de quienes la rodean, una vida independiente… Carlota lo tenía todo para ser feliz. Sin embargo, siempre le faltó una Navidad. Cuando a los doce años su madre le reveló el gran secreto, Carlota supo que ya nada volvería  a ser igual. La palabra «bastarda» entró en su vocabulario y se convirtió en un estigma, mientras que otro vocablo, «familia», no volvió a significar lo mismo para ella. La llamada de su padre, moribundo muchas décadas después, le obligará a debatirse entre el deseo de saber y la necesidad de huir. Con el basamento de estos andamiajes, Paloma Sánchez-Garnica ha entretejido ‘Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido’, editada por Planeta, con la que ha obtenido el Premio Fernando Lara 2016, una novela emocional, capaz de intrigar permanentemente al lector y cuyos personajes delimitan y perfilan esta historia de secretos y mentiras.
En primer lugar, enhorabuena, ¿por qué es importante este Premio Fernando Lara para Paloma Sánchez Garnica?
La verdad es que el Fernando Lara significa el reconocimiento de mis colegas a mi trabajo, al mucho trabajo que vengo desarrollando desde hace tiempo, ésta es ya mi sexta novela, y también es una carta de presentación, con prestigio, para lectores que no me conocen. Tampoco podemos olvidar la dotación económica, que es importante, aunque el reconocimiento y la proyección, sin ninguna duda, lo son todavía más.
Como has dicho, llevas seis novelas publicadas y mucho trabajo a cuestas, ¿qué significa para ti la escritura?
La escritura lo es todo para mí. Es mi forma de estar en el mundo, de entender la vida, de comprenderme a mí misma. Es una manera de existir.

Tú eres licenciada en derecho y un buen día cambiaste los textos legales por los inventados, por la ficción.
Bueno el Derecho lo ejercí solo durante tres o cuatro años. En realidad, lo he hecho todo al revés. Soy una escritora tardía. Me casé muy joven, tuve a mis hijos pronto y siempre quise ocuparme en algo mío, en algo propio. Empecé a estudiar diversas materias, acabé Derecho, preparé oposiciones, fui abogada porque necesitaba salir al mundo después de estar cinco años enclaustrada con las oposiciones y, cuando comencé a ejercer, me di cuenta de que la abogacía era una profesión cargada de machismo y que no me gustaba. Por otro lado, mi hijo mayor estaba en plena adolescencia, con las hormonas disparadas, colgué la toga y me dediqué a él. Después terminé la carrera de Geografía e Historia y durante una conversación alguien comentó eso tan sabido de que hay que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Fue así, lo recuerdo perfectamente, como el nueve de enero de 2004 escribí la primera frase de mi primera novela.
¿De dónde brota la idea para escribir ‘Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido’?
Esta novela surge a consecuencia de una conversación que mantuve con una lectora, que se ha convertido en una buena amiga, que había leído ‘La sonata del silencio’, mi anterior novela, y me transmitió las sensaciones que le había provocado su lectura. Aquella tarde me contó su vida, una vida regalada, con hijos y nietos, de familia bien estructurada, pero con el lastre de que ella una bastarda y que su idealizado concepto familiar  no existía. A partir de ese momento, miró el mundo de otra manera y siempre tuvo la sensación de ser distinta a los demás, porque entonces la ley penalizaba la existencia de los niños del pecado, discriminados por la legalidad vigente y la sociedad, culpabilizados por haber sido engendrados por la una madre deshonesta, no por un padre deshonesto.
Has escogido la tercera persona parar narrar, ¿por qué?
Durante muchos meses busqué la voz adecuada. Hice pruebas, escribí muchos comienzos y, al final, vi que era la mejor. Lo cierto es que no elijo los protagonistas, ni las historias, ni la forma de contarlas. Me pongo a trabajar y los personajes y su modo de ser se van imponiendo poco a poco, de tal manera que me convierto en su instrumento narrativo. Fue así como descubrí que la tercera persona era la más conveniente para escribir la novela.
Por lo tanto, intuyo que no te van demasiado los guiones previos.
No, no tengo nunca ningún esquema, no me sirve. Puedo tener una idea y la voy desarrollando tal y como me pide el personaje afectado o la historia en sí. Escribo como si estuviera leyendo un libro. Si me atasco, me pongo a leer otra novela y espero a que los personajes me hablen, porque cuando tienen ganas de hablar lo hacen.
Carlota López, la protagonista, es víctima de secretos inconfesables que la conducirán a ser una persona distinta de la que es en realidad. Y es juez pero ‘Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido’ no es una novela policiaca.
No, no, la novela no es policiaca. Lo que ocurre es que al juzgado de Carlota llega el caso del asesinato de unas mujeres. A partir de ahí se desencadenará un efecto dominó que se conecta con la historia por varias tramas.
Últimamente varias protagonistas son mujeres jueces. No hay más que leer las novelas de Reyes Calderón o de José María Guelbenzu.
Bueno lo de Reyes Calderón y José María Guelbenzu son auténticas sagas. A mí me apetecía tratar el tema de la violencia de género y hablé con una juez para documentarme. Fue así como pensé que podía ser una profesión muy adecuada para Carlota, entre otras cosas porque tradicionalmente ha sido un trabajo muy masculino. Hasta 1976 en España no hubo ninguna mujer juez, porque nosotras hemos estado muy marginadas en este terreno, aunque ahora parece que la judicatura ha sido tomada por mujeres.
El caso de violencia de género que citabas antes, el de Sara Olmedo, pone en evidencia a esas madres que hacen el vacío a sus hijas y defienden que el marido tenga todo tipo de derechos sobre su mujer. ¿Estas posturas siguen vigentes hoy en día?
Sí eso aún se da. Ocurre porque normalizamos muchas veces lo que ha sido siempre el maltrato y vemos correcto que un hombre tenga poder sobre una mujer por el mero hecho de serlo. Una cosa es que un hombre y una mujer se lleven mal y otra que el hombre no solo la agreda sino que también la humille y someta. Muchas madres todavía consideran esta situación como algo normal y les dicen a sus hijas que han de aguantar porque ¿a dónde van a ir si no? Lo bueno de todo esto es que hoy todos hablamos de este tema y que ya existe legislación al respecto. El amor conlleva una inyección de veneno y de servidumbre, que se va inoculando en la vena y que al final imposibilita a las mujeres para reaccionar, impidiéndoles salir de esa cárcel de barrotes invisibles.
Profundizas mucho en los sentimientos, en el mundo interior de los personajes,  ¿detrás de tu escritura se esconde el intento de emocionar al lector?
Sí, yo pretendo contar una historia y emocionar con ella. Y me gusta hacerlo a través del comportamiento y de las palabras de los personajes, porque cuando leo una novela quiero que me motive, que me obligue a reaccionar. Mi pretensión es que al lector de mis libros le ocurra exactamente lo mismo, a pesar de que no pienso en él cuando tengo el papel delante.
Determinados personajes y momentos de la novela (Clemente y Manuela y sus familias) recuerdan los seriales radiofónicos de los años sesenta, ¿hay algo de homenaje a aquellas historias?
No lo sé, han comparado mi novela con un bolero o un fado, y la verdad es que tiene un poco de todo, como la vida: amor, odio, desapego, perdón, relaciones tóxicas, lazos familiares rotos, pasado culto pero sabido… Carlota arrastra durante su vida un lastre cuyo contenido desconoce y su padre decide descubrírselo cuando está a punto de morir, porque siente la necesidad de ser perdonado. Y la posibilidad de perdonar se la concede a Carlota.
Has citado el perdón, ¿para una persona es fundamental perdonar?
Creo que no es fundamental, es liberador. Cuando una persona perdona se libera del rencor, del resentimiento y de la sensación de venganza. En el fondo no es más que un rasgo de generosidad con uno mismo, porque para perdonar no necesitas que te pidan perdón, ni que te lo recuerden, solo es un acto de generosidad que nos cuesta llevar a cabo, porque estamos demasiado poco acostumbrados a hacerlo. Si no perdonamos es debido al orgullo, a la arrogancia o a un afán desmedido de mantenernos dentro de ese resentimiento
El pasado está muy presente en la novela, de hecho Carlota lo carga en su mochila, ¿qué sería de la literatura del pasado?
No existiría, la literatura está para contar las consecuencias de lo que se hace o se dice,  de lo que fue y no debió ser, de lo que se cuenta, de lo que nos ocurre a todos a lo largo de generaciones porque, cambiando circunstancias, costumbres y leyes, somos, pensamos y sentimos igual que hace cien años. Acuciados y machacados por odios y traiciones, tenemos la misma necesidad de buscar nuestro lugar en el mundo, de querer y ser queridos… Todo se repite, solo varía el ámbito social, el ser humano siempre es el mismo.
He leído unas manifestaciones tuyas, donde afirmas que «escribes sobre mujeres que tratan de salir de sus mazmorras psicológicas», ¿tenemos que entender que tu novela va dirigida, aunque no solo, preferentemente a mujeres?
Esa frase no es mía, yo no he dicho eso, son palabras que me han atribuido. Cuando hablo de mazmorras psicológicas me refiero también a hombres que las sufren. En esta novela salen personajes masculinos muy potentes, que también tienen esos conflictos. Quizá las mujeres somos más complejas, más vehementes en nuestros sentimientos, tanto para lo bueno como para lo malo, mientras que los hombres los relativizan más, pero, como he dicho, ellos también los tienen. Esta novela no está escrita para mujeres, es cierto que el hilo de conductor de la narración lo lleva Carlota, pero en su vida se cruzan otras vidas, tanto de hombres como de mujeres.
Estamos terminando, ¿llevas ya algún proyecto literario nuevo en mente?
Ahí hay algo, pero no puedo escribir nada nuevo mientras estos personajes sigan conmigo. Cuando cierre la novela, dejen mi vida vacía por completo y me abandonen, empezaré a pensar en algo nuevo. De momento, aún están haciendo las maletas para marcharse.
Ahora que ya no escribes sobre ellos, ¿los echas de menos?
Los he echado de menos, pero desde que la novela está en manos del público considero que ya no son míos sino del lector. En el momento en que firmé la plica para enviar la novela al concurso, me quedó un vacío, como ya me ha sucedido en otras ocasiones, que ha durado hasta el comienzo de la promoción, momento en el que los retomé para hablar de sus vidas. Sin embargo, no son los mismos y ya no puedo dialogar con ellos. Han pasado a constituir mi pasado literario.
Herme Cerezo

SOBRE PALOMA SÁNCHEZ-GARNICA
Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) es licenciada en Derecho y en Geografía e Historia. Autora de ‘El gran arcano’ y ‘La brisa de Oriente’, su novela ‘El alma de las piedras’ obtuvo un gran éxito entre los lectores. ‘Las tres heridas y, sobre todo, ‘La sonata del silencio’ supusieron su consagración definitiva como escritora.
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