«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

lunes, 26 de mayo de 2025

‘Calle Londres 38. Dos casos de impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia’ de Philippe Sands. Una obra maestra.

La fotografía es del año 1983. Corresponde a la conmemoración del décimo aniversario del golpe de estado de Pinochet en Chile. Es la portada de ‘Calle Londres 38. Dos casos de impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia’, el nuevo libro del londinense Philippe Sands, publicado recién por Anagrama. En el rostro del general golpista, elegantemente vestido con un capote militar sobre uniforme de gala, rematado por una gorra de plato, se dibuja una sonrisa cruel, cínica. Tal vez feliz. Conmemoraba sus diez años al frente del poder en el país andino. Allende quedó atrás. Derrocado. Cadáver en el Palacio de la Moneda. En fin, dejémoslo en un gesto enigmático. Nunca podremos ya saber qué perversos pensamientos bullían en su cabeza cuando  dispararon la instantánea.  

Philippe Sands (Londres, 1960), abogado de la Corte Penal Internacional, centra su relato en dos historias paralelas que se entrecruzan: por un lado, la del proceso judicial, desencadenado por la denuncia contra Pinochet, interpuesta por el juez Garzón ante la justicia británica mientras el general chileno se encontraba en Londres, ciudad a la que había acudido para someterse a una cirugía; y por otro, la de un oficial de la Gestapo, el SS Obersturmbannführer, Walther Rauff, diseñador de las cámaras móviles de gas, presunto verdugo de un cuarto de millón de seres humanos durante el periodo nazi. Dejando a un lado la enorme repercusión internacional que alcanzó el procesamiento de Pinochet, en el que relevantes términos y criterios jurídicos se pusieron en juego, los puntos de enlace entre el dictador y Rauff los encontramos en Chile, puesto que el alemán dirigía una industria conservera, especializada en el enlatado de carne de centolla en la Patagonia, y, sobre todo, en el número 38 de la calle Londres de Santiago ─de ahí procede el título del libro─, antigua sede del Partido Socialista Chileno, rebautizada como Yucatán y reconvertida en centro de torturas y crímenes por la temida DINA (Dirección de la Inteligencia Nacional). Curioso es constatar aquí como nombres, casi olvidados, que aparecían constantemente en los telediarios de hace treinta años, como Robin Cook, Toni Blair, Jack Straw, el propio Baltasar Garzón o Margaret Thatcher, cobran nueva vida y rebrotan en nuestra memoria gracias a esta reconstrucción. A partir de aquí, Sands se maneja entre dos escenarios.

lunes, 19 de mayo de 2025

Susana Fortes: «Camus no era un dios, era sólo un hombre. Ahí radica su grandeza»

 

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Nº 700. El primer sol de la tarde pespuntea los pináculos del Mercado de Colón. Es la hora del aperitivo y los habituales del lugar ocupan sus mesas en busca de un vermut, una cerveza o una copa de vino. Hay que reparar el ánimo. Es viernes y el tardeo se anuncia inminente. Susana Fortes llega puntual a la cita. Pantalón y blusa blanca, protegida con una chaqueta suave de color azul marino. Larga. Toma asiento. La escritora gallega acaba de publicar ‘Sólo un día más’ (Espasa), la historia de amor entre Albert Camus y María Casares, que explotó justo el mismo día del desembarco en Normandía, el día D. Una premonición? Sin duda. La suya no fue una relación tranquila. Antes bien, al contrario. Estuvo llena de subidas y bajadas, de idas y venidas, de desencuentros, de abandonos poco definitivos. Él estaba casado. Ella no. Dos personalidades fuertes que, quizá, se quisieron demasiado. La novela asienta sus raíces en la publicación en castellano de las 865 cartas, que se cruzaron el escritor y la actriz a lo largo de los quince años que duró su relación. Una relación interrumpida, bruscamente, por el accidente de coche, que le costó la vida a Camus el día 4 de enero de 1960. Un siniestro extraño, cuya investigación no terminó de esclarecer lo sucedido. Susana la ha enlazado con otra historia, otra relación de amor, actual, que le permite explicar al lector la carpintería que sostiene la construcción de una novela. Con la grabadora conectada sobre la mesa, piloto rojo bien encendido, comenzamos nuestra conversación, que arrancó con el tema de la semana: el apagón que sufrió toda España, apenas cuatro días antes.

SF. El apagón me pilló en casa, afortunadamente. Y sin dinero en efectivo. Hube de buscarlo y me compré una radio en los chinos para intentar tranquilizarme. Vivimos en un mundo tan interconectado que te sientes desvalida en esos momentos. Pensé en las personas a las que les pilló en el tren… Nos reímos cuando nos hablaron sobre el kit de supervivencia, pero nos cayó encima una soberbia. La primera en la frente. Dinero en efectivo, radio, pasaporte listo, son cosas que hay que tener preparadas. Por otro lado, me gustó mucho el grado de civismo que demostró el país. Tenemos una gente sensata y solidaria, muy por encima del nivel de nuestros políticos.