La fotografía es del año 1983. Corresponde a la conmemoración del décimo aniversario del golpe de estado de Pinochet en Chile. Es la portada de ‘Calle Londres 38. Dos casos de impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia’, el nuevo libro del londinense Philippe Sands, publicado recién por Anagrama. En el rostro del general golpista, elegantemente vestido con un capote militar sobre uniforme de gala, rematado por una gorra de plato, se dibuja una sonrisa cruel, cínica. Tal vez feliz. Conmemoraba sus diez años al frente del poder en el país andino. Allende quedó atrás. Derrocado. Cadáver en el Palacio de la Moneda. En fin, dejémoslo en un gesto enigmático. Nunca podremos ya saber qué perversos pensamientos bullían en su cabeza cuando dispararon la instantánea.
Philippe Sands (Londres,
1960), abogado de la Corte Penal Internacional, centra su relato en dos
historias paralelas que se entrecruzan: por un lado, la del proceso judicial,
desencadenado por la denuncia contra Pinochet, interpuesta por el juez Garzón
ante la justicia británica mientras el general chileno se encontraba en Londres,
ciudad a la que había acudido para someterse a una cirugía; y por otro, la de
un oficial de la Gestapo, el SS Obersturmbannführer, Walther Rauff, diseñador
de las cámaras móviles de gas, presunto verdugo de un cuarto de millón de seres
humanos durante el periodo nazi. Dejando a un lado la enorme repercusión
internacional que alcanzó el procesamiento de Pinochet, en el que relevantes
términos y criterios jurídicos se pusieron en juego, los puntos de enlace entre
el dictador y Rauff los encontramos en Chile, puesto que el alemán dirigía una
industria conservera, especializada en el enlatado de carne de centolla en la
Patagonia, y, sobre todo, en el número 38 de la calle Londres de Santiago ─de
ahí procede el título del libro─, antigua sede del Partido Socialista Chileno, rebautizada
como Yucatán y reconvertida en centro de torturas y crímenes por la temida DINA
(Dirección de la Inteligencia Nacional). Curioso es constatar aquí como nombres,
casi olvidados, que aparecían constantemente en los telediarios de hace treinta
años, como Robin Cook, Toni Blair, Jack Straw, el propio Baltasar Garzón o
Margaret Thatcher, cobran nueva vida y rebrotan en nuestra memoria gracias a
esta reconstrucción. A partir de aquí, Sands se maneja entre dos escenarios.