«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 15 de mayo de 2010

Novedades de la editorial EL NADIR.

La experiencia de un joven en la escuela de Teología de la isla Jalki


Un muchacho en Jalki, Grecia, durante un curso escolar, es el tema de la nueva publicación de El Nadir, “La sotana en llamas”, de Platon Rodocanakis (Esmirna, 1883-1919), autor griego que escribió en cazarévusa, -griego oficial hasta 1976-. Impulsor en Grecia de las corrientes esteticistas que aunaron influencias orientales y clásicas, escribió siempre en una lengua que daba supremacía a las formas más cultas y antiguas del griego, en detrimento de las dialectales de uso corriente. Este hecho ha complicado el acceso a su originalísima obra, prácticamente desconocida fuera de su país.

En su corta existencia, Rodocanakis exploró sin titubeos las capacidades plásticas del lenguaje convirtiendo sus textos en ejemplos de prosa poética de gran atractivo y musicalidad, poblándolos de imágenes de inusitada belleza, acompañadas de un sentido del humor muy particular y que guardan cierto parentesco formal con los surrealistas; propuestas estéticas que nos conducen mediante un laberinto formal, a espacios insospechados donde es posible contemplar nuevas realidades que pretendíamos acabadas.

“La sotana en llamas” se desarrolla dentro de un convento, en el que se educa a los futuros monjes en las doctrinas y rituales de la fe ortodoxa. No obstante, el joven seminarista sentirá que la pasión por la belleza y el ansia de razón, se imponen al hermético ambiente. Profesores, compañeros, el hermoso paisaje y la llamada del amor, componen un universo a veces brillante, otras mórbido, que urge la revelación del goce en el más amplio sentido de la palabra.

“Una cálida tarde que se reflejaban en el bosque nieblas púrpuras del ocaso, quiso probar Jaralamvos, tendiendo su mano, si el corazón femenino estaba ajustado de modo que pudiera exhalar notas senti­mentales. La siguió, encontró una excusa, le habló del pecado original y le explicó los detalles con un len­guaje tan realista, que la nodriza bramó igual que un mamut, se dio la vuelta mascando una imprecación, se santiguó, se abalanzó sobre él y le dio tantos pelliz­cos que durante mucho tiempo tuvo el cuerpo lleno de lunares negros como si fueran los estigmas de su pecado”.

Platon Rodocanakis colaboró en periódicos de Atenas, trabajó en el servicio de Protección Social durante la guerra greco-turca y fue nombrado director de Estudios Bizantinos, cargo que desempeñó hasta su muerte por tuberculosis a los 36 años.

“La sotana en llamas” ha sido traducida del griego por la especialista en literatura, Laura Salas Rodríguez, quien que ya ha mostrado su rigor en los libros que ha traducido para las editoriales Periférica, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo o Berenice.