«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 4 de agosto de 2011

Silvia Grijalba, escritora, ganadora Premio Fernando Lara 2011: “En nuestra crisis actual hay que encontrar un punto intermedio de equilibrio”

Silvia Grijalba (Madrid, 1967) es novelista, periodista y autora de letras de canciones. Publicó su primera novela, ‘Alivio Rápido’, en 2001. Le siguió ‘Atrapada en el Limbo’, en 2005. Es autora igualmente de los ensayos ‘Dios Salve a la Movida’ (2006), ‘Palabra de Rock’ (2008) y una ‘Biografía sobre Depeche Mode’ (1995). Sus obras se han traducido al italiano y al alemán. Además de trabajar como redactora, columnista y reportera en el diario ‘El Mundo’, ha colaborado en otras revistas y periódicos como ‘Rolling Stone’, ‘Vogue’, ‘Marie Claire’, ‘Glamour’, ‘Yo Dona’ y ‘The Guardian’, así como en programas de radio y televisión. Su última novela publicada, ‘Contigo aprendí’, editada por Planeta, obtuvo el premio Fernando Lara 2011.

HERME CEREZO/Siglo XXI, 18/08/2011


'Contigo aprendí', recoge la época dorada de unos años, la España de los años 30, que surge en Asturias, lugar desde el que el personaje de la abuela, María Luisa, viaja hasta Cuba y, posteriormente, a Estados Unidos, donde la escritora refleja todo el glamour del momento a través de personajes como Fred Astaire o Dorothy Parker. La novela recoge el carácter adelantado a su tiempo de la protagonista y su vida intensa, que siempre, según ha expresado, quiso contar la autora, ya que su abuela vivió pasiones encontradas y luchó contra los convencionalismos de la época.

La entrevista a Silvia Grijalba, que cierra el presente ejercicio, fue una de las más apresuradas que he realizado últimamente. La escritora madrileña tenía el tiempo tasado y las respuestas fueron contra-reloj. Todavía recogí algunas palabras que flotaban en el aire cuando ella ya se había ido. El escenario fue una sala del tercer piso del Hotel Astoria de Valencia, decorada con paredes en tonos salmón, con vistas a la plaza Rodrigo Botet, en la que imperaba el silencio, únicamente roto por los quejidos digitales de los ascensores al abrirse o cerrarse. Un pasillo enmoquetado, puertas acristaladas, un aparador y un escritorio, junto con algunas revistas sobre la capital del Turia, completan el entorno, no muy alejado de la Suite Real, donde comenzamos a hablar de la novela ganadora del Premio Fernando Lara, última edición.
Silvia, ¿estamos ante una ficción o una biografía?

No es una biografía, está inspirada en la vida de mi abuela. Mi intención era construir una novela aunque creo que la gente puede llegar a creer que la parte de ficción es la real y viceversa. La ficción desarrolla un triángulo amoroso, que es de lo que menos me hablaba mi abuela, pero el apartado de las fiestas en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, con Dorothy Parker y Fred Astaire, y el de su estancia en Cuba son reales, añadiéndole personajes de ficción, inventados para envolver la historia con los aditamentos propios de una novela.

Entonces, ¿la tensión sexual que aparece en la novela es ficticia?

Fue más o menos así, pero yo quería crear dos personales muy antagónicos, Fernando, una especie de Don Juan, misógino, que no quería a las mujeres, y  José, casanova, conquistador, pero que sí las quería y admiraba.

¿Por qué este título, ‘Contigo aprendí’, con nombre de bolero?

Porque el bolero es pasión y el libro esta lleno de pasión y porque todos los personajes, a lo largo de la novela, aprenden algo y eso me parecía interesante.

¿Estamos ante una novela de personajes o de escenarios?

Es más una obra de personajes, pero los escenarios terminan convirtiéndose en personajes también.

¿’Contigo aprendí’ habla de un tiempo de crisis, la de los años treinta, y se publica en otro tiempo de crisis, la actual?

Es verdad. Empecé a escribirla antes de la crisis, pero cuando la estaba terminando ya reformé algunas cosas porque creo que el paralelismo entre la Crisis del 29 y la que vivimos ahora es muy interesante. En la novela presento el tipo de vida de la alta sociedad de entonces, su forma hedonista de entender la existencia, bastante frívola, que contrasta con nuestra situación actual. Quizá ahora nos tomamos la crisis con demasiado miedo y, aunque ciertamente hay casos terribles, no todos estamos en una situación límite. Además, pienso que el miedo tampoco es bueno. Lo importante es encontrar un punto intermedio, un punto de equilibrio.

Has narrado en tercera persona, si lo hubieras hecho en primera habrías podido introducirte en la piel de tu abuela con mayor facilidad, ¿no?
Me interesaba que hubiera distintos puntos de vista, que no fuera sólo la voz de mi abuela. Quería que, aunque el centro fuera María Luisa, José tuviera un papel importante. Además hay una serie de personajes que ayudan a evolucionar a los protagonistas y esto último, con la utilización de la primera persona, me hubiera resultado muy difícil de conseguir.

Tu abuela, según cuentas, fue una persona muy interesante, de vida intensa, ¿si no hubiera existido habrías podido inventar una historia semejante?

La narración nace a partir de lo que me contó mi abuela, pero en la novela hay muchísima ficción y creo que sí que podría haber escrito una obra como ésta sin ella. Sin embargo, al tropezar por casualidad con una historia tan fuerte, sentí la necesidad de contarla sin tener que inventármela.

¿’Contigo aprendí’ tiene un punto de culebrón?

En el fondo, pienso que los culebrones son narraciones que han existido siempre. La historia me pedía que fuera una novela decimonónica, clásica, al estilo de las de Jane Austin o Thomas Hardy. En las novelas clásicas hay amor, celos, pasiones y a los culebrones los podríamos considerar como una manifestación extrema de este tipo de literatura.

¿Escribir sobre una persona real, en este caso tu abuela, te ha encorsetado mucho?

Realmente no, me he tomado muchas libertades. De hecho, he esperado a que mi padre y ella se murieran para sentarme a escribir, porque los personajes muchas veces te piden cosas que no les hubiera podido dar si ellos hubieran vivido.

¿Si la leyera tu abuela, qué crees que diría?

Creo que le habría gustado aunque no estuviera basada en su vida. Es del tipo de novelas que a ella solían agradarle.
Pero, ¿cómo se vería reflejada en el libro?

Se vería reflejada mejor en unas cosas y peor en otras. Para escribir la novela, me convenía potenciar algunos aspectos buenos y malos de su personalidad. Sinceramente, he sido muy poco fiel a algunas de los hechos que ocurrieron porque para mí lo importante era la novela. Se trata de un homenaje a mi abuela, pero no es una biografía suya.

La última: ‘Contigo aprendí’ presenta un final abierto, ¿por algún motivo especial?

Esta novela creo que puede tener muchos finales, porque terminas empatizando con casi todos los personajes, y dejarla abierta me pareció una buena manera de terminarla.