«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 6 de octubre de 2011

Ximo Cerdà, escritor: “Es mejor que las musas, si aparecen, me pillen dándole a la tecla”.

Ximo Cerdà (Xàtiva, Valencia, 1975) es Ingeniero de Telecomunicaciones y profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de la Universidad de Valencia, donde alterna actividades docentes e investigadoras con la escritura, un territorio con el que, de un modo u otro, siempre estuvo vinculado. El despegue de su carrera literaria tuvo lugar en el año 2006 con la publicación de 'La mà de Déu' y ‘L'incomparable Bredford Bannings’, obra que también ilustró y que dio lugar a una segunda parte, publicada en  2008, titulada ‘En Bredford Bannings i els diamants de Bontawa’. El escritor setabense, además, a lo largo de su carrera ha sido galardonado con numerosos premios tanto en novela, como en relato corto y teatro.

 ‘La mano de Dios’, ahora traducido al castellano y editado por Algaida, es un thriller que nos cuenta que en una pequeña elevación cercana a la ciudad de Xàtiva, son hallados los cadáveres, brutalmente mutilados, de una pareja de novios. Cuando Manuel Medina, un inspector de la policía nacional rudo, tosco y a punto de jubilarse, acude al lugar de autos, se encuentra con un panorama aterrador: el crimen ha sido llevado a cabo siguiendo un esquema concienzudo de ritualismo. Para esclarecer los hechos, el inspector Medina solicitará la colaboración de Mario Beltrán, conservador del museo local, y de Laura Solís, procedente de la policía científica de Valencia. Los muertos, sin embargo, continuarán apareciendo. Sobre estos detalles y algunas cosas más, pude conversar con Ximo Cerdà en la cafetería del Hotel Astoria de Valencia, en la media tarde, todavía calurosa, de la última semana de septiembre.

Ximo, has cambiado las antenas de la comunicación por la comunicación mediante la palabra escrita

No sé si ha sido algo intencionado o no. En el ámbito en el que yo me muevo, la Universidad Politécnica de Valencia, se supone que la gente está todo el día volcada en el ordenador y haciendo números, pero lo cierto es que todos tienen una vertiente creativa en su vida. Hay pintores, compositores y, por supuesto, lectores voraces…  Todos tenemos un hobby, una faceta escondida que desarrollar, y la técnica, de la que provenimos, nos provee de las herramientas adecuadas para lograrlo.

Aunque llevabas tiempo escribiendo, te has acercado a la escritura  a través de los premios.

Sí, fue la única forma que encontré de aproximarme al mundo de la literatura. Tenía escritas muchas obras, pero no conseguía encauzarlas para que salieran a la luz porque carecía de contactos con editoriales. Alguien me aconsejó que participara en concursos, porque parecía un modo especialmente indicado para escritores noveles. Y eso hice. Tuve suerte y la cosa me fue bien.  

 ‘La mano de Dios’ se publicó primero en catalán y cinco años después aparece en castellano.

Empecé a escribirla en castellano, sin pensar en publicarla. Fue entonces cuando me llamaron de la editorial Barcanova, donde había publicado ‘L'incomparable Bredford Bannings’, que estaban buscando escritores en catalán en el País Valenciano y me preguntaron si tenía alguna novela preparada. Les dije que tenía una a medias y se la envié. Les gustó y me pidieron que la reescribiera en catalán y la terminase rápidamente porque me la iban a publicar. La acabé a la mayor velocidad posible y se editó.

Y con éxito, ¿no?

Sí, la novela ha funcionado bien en el espacio lingüístico catalán, bien entendido que hablamos de un ámbito reducido y teniendo en cuenta, además, que yo era un escritor novel. Después de cuatro años de rodaje, la editorial Algaida ha decidido dar el paso y publicarla en castellano, añadiéndole algunas ilustraciones a la edición catalana. Desde el punto de vista editorial es un riesgo, pero un riesgo medido.

La novela se desarrolla en Xàtiva, tu lugar de origen, ¿por qué Xàtiva?

Hay muchos motivos. El más importante es que yo quería escribir una historia creíble y mi forma de mostrar una cierta credibilidad fue ambientar todo el argumento en Xàtiva, porque soy de allí y conozco sus calles y a su gente. Lo cierto es que primero fue el escenario y después, poco a poco, surgió la trama.

¿Los personajes están basados en personas reales?

A la hora de construirlos he buscado referentes reales y para enriquecerlos les he añadido características o anécdotas que me han ocurrido a mí mismo. En Xàtiva, muchas personas me paran por la calle para preguntarme si este personaje es fulano y aquel otro mengano. Les digo que sí y se quedan tranquilos.

¿Eres un escritor de los de brújula de tinta y papel o de los que se dejan llevar por la propia peripecia narrativa?

No me siento a escribir hasta que no tengo clara toda la historia en mi cabeza. Creo que eso me viene a partir de mi metodología de trabajo en la Universidad: primero, recopilación de datos y documentos, y luego, desarrollo. El argumento de ‘La mano de Dios’ lo tenía pensado desde los dieciséis años y lo que es la escritura en sí me ha costado poco más de ocho meses. No soy escritor que espere a las musas. Creo que es mejor que las musas, si aparecen, me pillen dándole a la tecla.

Esta metodología que utilizas resulta muy apropiada para el thriller o el género policial al que pertenece la novela. En este sentido, ¿qué autores te interesan?

No sabría decir cuáles, porque leo mucho y no sólo policiales. A la hora de mantener el ritmo, creo que ‘La mano de Dios’ tiene un referente en la obra del estadounidense Stephen King, que utiliza unas técnicas literarias muy eficaces. Hace poco he leído la ‘Trilogía Millenium’ de Stieg Larson que, aunque no tiene reflejo en esta novela, es posible que me influya en el futuro.

¿Has tenido que documentarte mucho para los aspectos puramente técnicos?

La ventaja de ser de Xàtiva es que conoces a mucha gente que puede explicarte estas cosas. Sí que he tenido acceso a documentación real y he averiguado como trabajan los profesionales en determinadas circunstancias. Y por supuesto, también he utilizado estudios y novelas, claro. Soy consciente de que en algunos momentos la policía no trabajaría como yo lo describo, pero hay que tener en cuenta que esto es ficción.

A propósito de ficción, ¿qué predomina en ‘La mano de Dios’: lo real o lo inventado?

La historia de los crímenes es pura ficción. Lo que he intentado que sea real es la reacción que se produciría en situaciones semejantes de la vida cotidiana. También hay escenas verídicas o muy inspiradas en la realidad, extraídas de mis propias experiencias.

Cuentas detalles muy típicos de Xàtiva, como el de la historia del cuadro de Felipe V colgado en posición invertida, ¿todavía continúa igual?

Todavía y que dure mucho tiempo así. Hace 4 ó 5 años, tuvieron la idea de ponerlo boca arriba, por si se producía una visita de los Reyes a Xàtiva, pero hubo una reacción popular tan importante que lo dejaron como estaba. Es algo muy simbólico y no creo que nadie intente ponerlo derecho de nuevo. La idea partió de Carles Sarthou y es también un homenaje a este historiador setabense.

Otro elemento muy local es esa ermita abandonada que, en cierta manera, preside el libro.

La ermita está ahí. Es una presencia constante. Cuando estudiaba en Valencia, al pasear por sus calles, echaba de menos el castillo de Xàtiva que se puede contemplar desde cualquier parte del pueblo. Aquí miraba hacia arriba y sólo encontraba fincas altas. Y algo parecido me ocurría con la ermita, que se ve cuando viajas en tren porque ocupa un lugar sugerente, misterioso, atractivo… Siempre pensé que era el paraje idóneo para ubicar una historia, aunque no sabía cuál.
Manuel Medina y Laura Solís, los protagonistas, ¿no resultan demasiado típicos?

Me interesaba jugar con el tópico, pero intentando no caer en él. Por eso contrapongo las figuras de Medina, que es muy de andar por casa y que soluciona los problemas policiales de forma rápida y un poco vehemente, a la de Laura, una investigadora científica, que lo enfoca todo con lógica y método.  Estos dos protagonistas, al principio, chocan de manera muy fuerte, pero luego van poniéndose uno en el papel del otro, contagiándose y aproximándose hasta tal punto que llega a crearse una cierta complicidad entre ellos para construir algo en común.

La inefable última cuestión: ¿dónde queda Ximo Cerdà en estas páginas?

Hay gente que me ve en Mario, pero yo me reconozco más en Víctor, un personaje que pasa desapercibido, ausente, en la novela. Los comentarios que se vierten sobre él podrían hacerse fácilmente sobre mi persona. Es el personaje que mira los toros desde la barrera y puede contar la historia.