«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 26 de septiembre de 2010

‘Cuentos Completos’ de Juan Madrid: un libro de relatos mucho más que recomendable.

Herme Cerezo/SIGLO XXI, 27/09/2010

Ediciones B ha tenido la magnífica idea de reunir en un solo volumen, que lleva por título ‘Cuentos Completos’, todos los relatos breves de Juan Madrid que, como él mismo señala en el prólogo, estaban descatalogados, fuera de servicio o “en el orfelinato del olvido”. Los cuentos están agrupados por libros, en el mismo orden en que fueron publicados a lo largo del tiempo: ‘Un trabajo fácil’, ‘Jungla’, ‘Crónicas del Madrid oscuro’, ‘Malos tiempos’ y ‘Vidas criminales’ y sus fechas de escritura comprenden desde 1977 hasta 2008, lo que nos permite tener una amplia visión de la evolución estilística de este escritor.

A Juan Madrid (Málaga, 1947) se le conoce en literatura fundamentalmente, además de por sus trabajos periodísticos, por su adscripción al género negro o policial, gracias a la serie de novelas protagonizadas por Toni Romano, de las que ya lleva ocho publicadas, todas de enorme interés, sin olvidar la inolvidable, disculpen el redundante retintín, ‘Días contados’, que fue llevada al cine bajo la dirección de Imanol Uribe y protagonizada por Carmelo Gómez.

En los relatos que componen este volumen hay algo que los hace especialmente atractivos. Y no es otra cosa que la sencillez de su narración, la sencillez de las situaciones y la sencillez de sus protagonistas, que son múltiples y de una extracción social indiscutiblemente callejera, escogidos y extraídos de los barrios de cualquier ciudad española (en este caso Madrid, preferentemente): policías, ladrones, yonquis, golfos, putas, macarras, timadores, carteristas, amas de casa, soñadores, camareros … Todos estos tipos y muchos más caben en estos ‘Cuentos Completos’, de hecho, están en ellos.

Los cuentos están narrados con limpieza ejemplar, con el lenguaje de argot en el que cada uno se desarrolla. Eso los hace creíbles y, sobre todo, verosímiles que es lo que importa. En este sentido, en el de los lenguajes, Madrid se maneja con enorme destreza tanto en los ambientes lumpen, como en las tabernas, en las tiendas o en los callejones de cualquier barrio marginal. Cada personaje abre el pico – de nuevo, disculpen la expresión – para piar – más disculpas – como le toca. No vamos a escuchar a ningún adinerado parlotear como un muerto de hambre ni a ningún mangui articulando términos propios de las altas finanzas. Ésta es una enorme riqueza que aportan estos cuentos: la del léxico adecuado y lúcido. Y ésta es también la demostración de la enorme capacidad de Juan Madrid para adaptarse a la forma de pensar y expresarse de todos y cada uno de los personajes que presenta.

Y las situaciones que el escritor malagueño plantea son de una enorme sencillez, pero en muchas ocasiones lo que interesa es cómo rompe la estructura cómo adelanta o retrasa el tiempo, cómo engancha al lector, poco a poco. Aquí hay de todo: historias de sentimientos, de envidias, de odios, de ira, de anhelos insatisfechos, de soledades, de delitos, de confusiones… Son especialmente interesantes algunos de los cuentos en los que los personajes, llevados por una mala percepción de los hechos, cometen errores, levemente bañados por un humor ácido, provocando con sus actos resultados de consecuencias insospechadas. En el mismo prólogo que citaba antes, Madrid señala que “si tuviera que explicar de qué tratan mis historias, afirmaría que de las “pobres gentes”, de los que van a pie por la historia y por la vida, aquellos que aparecen como meros comparsas en la mayor parte de las novelas y cuentos que se publican y que leo”.

He dejado para el final un detalle: muchos de estos relatos son consecuencia de las propias vivencias de Juan Madrid, de su capacidad de pegar la hebra, de su fino oído, de su deambular por las calles madrileñas, sin olvidar sus trabajos de investigación periodística. Así, el volumen titulado ‘Malos tiempos’ se ocupa de algunos sucesos que, en su época, atrajeron la atención del pueblo español que los vivió y devoró con pasión. La matanza de Puerto Hurraco o el crimen de los Urquijo son ejemplo de lo que cito. En este libro, que es el cuarto de los cinco que componen ‘Cuentos Completos’, Madrid enriquece el trabajo periodístico, utilizando estructuras típicamente literarias que inserta bajo el formato de un reportaje. Por un lado, una voz omnisciente narra en tercera persona los hechos acaecidos y, por otro, un segundo registro, en primera persona, recoge declaraciones de los implicados, respuestas a preguntas que una voz inexistente no formula y que el lector ha de adivinar.

No me extiendo más. ‘Cuentos Completos’ de Juan Madrid es un libro mucho más que recomendable. De obligada lectura, vamos, aunque no me guste utilizar esta frase tan manida. Nadie que entre en sus páginas va a quedar defraudado. Seguro que no, mis improbables. Y de paso, rescatamos estos cuentos del “orfelinato del olvido”.

‘Cuentos Completos’ de Juan Madrid. Ediciones B, 2009. Tapa dura, 781 páginas, 22 euros.