«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 31 de julio de 2011

José Miguel Borja, escritor: “Hay que atribuir propiedades mágicas a las cosas para que adquieran un tinte especial, que es lo que embellece las novelas”

El escritor José Miguel Borja se define como un librepensador “inmunizado contra las patologías de derecha e izquierda y ungido por la acracia y el sentido del humor”. Nacido en Gandía, su actividad en el ámbito de la cultura es enorme. Dejando aparte sus incursiones en la fotografía y en el cine, el ensayo histórico y el teatro, su labor como escritor de ficción nos ha dejado ya diez novelas: ‘Los hemisferios de Magdeburgo’, ‘Lucrecia mi amor’, ‘El llibre d’hores’, ‘Allegretto a la turca’ (Premio Ciudad de Valencia de Narrativa 1991), ‘Las naranjas de oro’ (reeditada en Cuba con motivo de la Feria del Libro de 1999), ‘El Rey del Azúcar’, ‘El nieto secreto del General Franco’, ‘Transgénicos’, ‘Páginas memorables y apócrifas de la historia del Reino de Valencia’ y ‘El misterio de la Casa de la Marquesa’. Recientemente, termina de publicar ‘Como si nada hubiera sucedido’, obra con la que quedó finalista en el Premio Azorín.

Herme Cerezo/SIGLO XXI, 09/08/2011


‘Como si nada hubiera sucedido’ es una novela que combina misterio, realismo mágico y amor en el sentido más amplio del término. El reciente fallecimiento en Sussex del agregado inglés en Madrid, que se llevó a la tumba los secretos más escabrosos de la relación de su esposa con la familia del capitán Salcedo, y que a punto estuvieron de provocar un escándalo diplomático entre España y el Reino Unido, ha decidido a José Miguel Borja a dar a la imprenta esta historia que durante varios años permaneció inédita. El texto es el relato de los avatares que envolvieron la vida de las dos familias del capitán Salcedo, que le fueron transmitidos al escritor gandiense  por boca de su abuela, la baronesa de Zafra, que vivió durante un tiempo en La Habana y donde fue madrina de una de las mujeres de Salcedo, Martina, la mulatita de sensual belleza, hija del penitenciario de la catedral, que sirvió de modelo al pintor Duranelli para el cuadro de la Virgen que desencadenó la tragedia entre ambas familias. José Miguel Borja se entusiasma cuando habla de su obra, sobre la cual anduvimos de charla durante algunos minutos.

José Miguel, terminas de publicar ‘Como si nada hubiera sucedido’, ¿por qué escogiste este titulo?

Al principio la titulé ‘Hormigas en la memoria’, en homenaje a las que le salen al personaje Matías en la novela. Pero finalmente me decanté por ‘Como si nada hubiera sucedido’, que es el título de unos versos de Paco Brines, que hablan de que después de la muerte está la sombra y que morirse es como si no pasara nada: igual que vives, mueres. Intento realzar un poco la importancia del carpe diem, del vivir el día a día.
Siguiendo la línea del carpe diem al que aludías, en la novela abunda el sexo.

Sí, el capitán Salcedo no se lo pasa nada mal, especialmente en la cama, no se puede quejar. Ya me gustaría a mí ser el capitán, ya [risas]. Sin sexo esta novela no podría existir. Política, religión y sexo siempre están bullendo en sus páginas.

Más erotismo: en un fragmento se utiliza una pluma de urogallo con fines sexuales, ¿por qué de urogallo precisamente?

Pues no lo sé. Sólo te diré que siempre que pienso en el urogallo me acuerdo de Manuel Fraga, que era cazador de estos animales [más risas].

Si atendemos a los elementos que contiene, diablo incluido, tu novela entraría dentro de eso que se llama realismo mágico.

La magia la tiene que poner el que escribe, hay que atribuir propiedades mágicas a las cosas para que adquieran un tinte especial, que es lo que embellece las novelas. No se puede narrar a palo seco, es preciso adornar la escritura. Y es cierto que el diablo aparece mucho. En el realismo mágico, diablo, Cuba y muerte han de ir juntos.

Además de usar la magia, has escrito con mucho humor, ¿qué es el humor para ti?

El humor es el sentido de la vida. O vives con humor o te pegas un tiro. Cuando ves que cada día muere un millón de niños por la guerra y el hambre, te cuestionas un montón de cosas. Y la única manera que encuentro para enfrentarme a todo eso es el humor. Teniendo siempre presente que esa herramienta defensiva sólo la podemos utilizar las personas que nos lo podemos permitir.

También suena música en tu novela.

Sí. Cuando recorría los pasajes que se desarrollan en Cuba, pensaba en el danzón, que es un ritmo musical que se baila por allá. Pero mientras la escribía, escuchaba dos obras que me gustan mucho y por eso aparecen en la novela: ‘La misa de Santa Cecilia’ de Haydn y ‘Las marchas de pompa y circunstancia’ de Sir Edward Elgar. Son como el telón de fondo de la narración.

¿’Como si nada hubiera sucedido’ está basada en hechos reales?

Sí, una de mis bisabuelas estuvo en La Habana y nos relató la historia. Mi madre la contaba también y a mí se me quedó en la cabeza. Poco a poco fui reconstruyéndola y me di cuenta de la riqueza que encerraba. Por supuesto he fabulado y le he añadido las dosis de magia e imaginación que he considerado imprescindibles para que fuese una novela.

¿Es muy autobiográfica?

Eso es inevitable. Una novela son tus vivencias, lo que has oído, lo que has soñado, lo que te han contado... Yo escribo porque no puedo hacer películas ya que es muy caro, pero lo hago como si tuviera un guión cinematográfico en mi mente. Pongo el ambiente y la decoración y explico cómo era el mundo en el que se desarrolla el argumento. Luego dosifico la acción que al comienzo es muy descriptiva.

¿Para documentarte tuviste que viajar a Cuba?

A Cuba fui invitado por la Feria del Libro de La Habana tras publicar mi novela ‘Las naranjas de oro’. Y lo primero que me maravilló fue que los libros los vendían a un centavo, porque son restos de edición que van a parar allí. De los españoles tienen un elevado concepto y, si eres escritor como era mi caso, mucho más. Me enamoré de la isla y me traje de recuerdo su olor. Más tarde, en la biblioteca de mi padre, encontré tres tomos de ‘El Eco de Villaclara’ un periódico de la época que explicaba cómo era el mercado de esclavos, la llegada de los barcos procedentes de España y otros acontecimientos sociales. Aproveché este material para escribir otra novela mía titulada ‘El rey del azúcar’, alguno de cuyos personajes vuelve a aparecer en ‘Como si nada hubiera sucedido’.

La novela está estructurada en dos partes, ¿son complementarias o una es  la continuación de la otra?

Son complementarias porque en la segunda parte descubres cosas que no sabes mientras lees la anterior. La primera parte la cuenta un narrador omnisciente y la segunda Martina, que está perdidamente enamorada del Capitán Salcedo. Poco a poco, mentalmente y sin darte cuenta, vas uniendo ambas mitades.

Terminamos: ‘Como si nada hubiera sucedido’ tiene su puntito irreverente, ¿le molestará a la Iglesia Católica?

No creo. Soy amigo de muchos curas y no tengo nada contra ellos. Y respeto a la Iglesia  aunque sólo sea por la cantidad de arte y cultura que nos ha legado.