«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

lunes, 18 de mayo de 2015

LAS ENTREVISTAS DE VALENCIA NEGRA 2015 (1): Dolores Redondo, escritora: “¿Cómo alguien puede dañar a sus propios hijos? He escrito la ‘Trilogía de Baztán’ para responder a esta pregunta y no he encontrado la respuesta”.

La muerte súbita de una niña en Elizondo resulta sospechosa: el bebé tiene unas marcas rojizas en el rostro que indican que ha habido presión digital, y además, su padre intenta llevarse el cadáver. La bisabuela de la pequeña sostiene que la tragedia es obra de Inguma, el demonio que inmoviliza a los durmientes, se bebe su aliento y les arrebata la vida durante el sueño. Ha pasado ya un mes desde que la inspectora de la Policía Foral de Navarra recuperó a su hijo y pudo detener a Berasategui. Pero a pesar de que tanto la Guardia Civil como el juez Markina dan por muerta a Rosario, Amaia siente que no está libre de peligro, un desasosiego que solo Jonan comprende. Así arranca ‘Ofrenda a la tormenta’ la tercera y última parte de la llamada ‘Trilogía del Baztán’, escrita por Dolores Redondo y editada por Destino. La escritora donostiarra pasó por Valencia para promocionar la novela, asistir al evento policiaco Valencia Negra 2015 y recibir un premio en la localidad valenciana de Picanya. Entre tanto y en medio del trajín, extrajo unos minutos para conversar sobre su obra y su fulgurante trayectoria literaria en el tranquilo tercer piso del Hotel Astoria de Valencia. Abajo y como telón de fondo a sus palabras, un saxofonista callejero amenizaba el deambular de los transeúntes del mediodía.
Dolores, cuando publicaste el primer volumen de la ‘Trilogía de Baztán, se habían vendido ya los derechos de publicación a once países, ¿el desarrollo de los acontecimientos y el éxito alcanzado te han sorprendido o han superado tus expectativas?
Me siento muy contenta y muy feliz, por supuesto. Ahora son ya treinta y dos los países que han adquirido los derechos, sin olvidar que se va a rodar una película y que se ha hecho también una adaptación al cómic. Además me suceden cosas raras como que haya gente que dicte conferencias sobre mis libros, sobre el “Universo Baztán”. Sin ir más lejos, en el festival ‘Salamanca Negra’ una periodista habló de novelas adictivas y citó mi ‘Trilogía’. ¡Cómo no voy a estar satisfecha!




¿Tú y otros escritores, como John Connolly, formáis parte de una nueva corriente dentro de la novela negra, en la que lo mágico, lo maligno y lo criminal se mezclan?
Que yo sepa no hay muchos autores que hagan este tipo de literatura, pero estoy segura de que en un futuro habrá más porque la policía de muchos países ya dispone de brigadas que controlan a las sectas y a todos esos desaprensivos, que pregonan beneficios  basados en el azar de las cartas o mediante otras artes adivinatorias. La crisis, además, fomenta un ambiente en el que la gente quiere que redireccionen su vida hacia territorios más benignos. En España ahora mismo hay varios grupos activos en el Norte de España, sin olvidar que la llegada de personas procedentes de África o de los países caribeños ha aportado nuevas prácticas religiosas. Como dice un personaje de una de mis novelas “cuando las viejas fórmulas fallan, se buscan otras nuevas”. Es algo muy propio del ser humano no aceptar que las cosas le vayan mal porque sí.
De todos modos aunque consideramos tus novelas como género negro, tocan otros muchos palos, ¿no?
Espero que resulten difíciles de encasillar, porque no me interesa una novela que responda a un solo interés. A mí el género negro se me queda corto, no es suficiente para lo que suelo escribir. Prefiero que se califique mi estilo como literatura mestiza, porque además de los crímenes me gusta hablar del entorno y de la vida de la persona que investiga el caso en cuestión.
Hasta el momento, en tus novelas la religión desempeña un papel importante.
Sí, el factor ambiental ha de aparecer también en las novelas, pero no es tanto la religión como los elementos mágicos que utilizo, procedentes de una mitología que en su momento constituyó una religión y ahora está muerta. Todo ello me sirve para hablar de la fe, porque la fe es un sentimiento muy poderoso. Hay personas capaces de vivir de sus creencias, pero también las hay que pueden asesinar por ese mismo motivo.
¿Distingues la maldad de la pura enajenación mental?
Bueno, creo que son caminos de ida y vuelta, dos senderos que al final conducen al mismo lugar. Si cometes actos horribles puedes convertirte en un enajenado y viceversa.
Ahora que la ‘Trilogía’ está concluida, decimos que la inspectora Amaia Salazar es la protagonista de la obra, pero no podemos olvidar al Valle de Baztán que, a lo largo de los tres volúmenes, adquiere un peso específico muy grande.
Baztán tiene una importancia enorme en esta historia. Elegí este valle porque se parece bastante al escenario donde ocurrieron realmente los crímenes. No quise ubicar la historia en el sitio exacto porque tenía la sensación de que alguien podría sentirse mal. Elizondo, la capital, es un lugar en el que se dan cita una serie de elementos que le confieren ese peso específico al que aludías. Las leyendas y la mitología allí están vivas, porque fue un territorio donde treinta y siete mujeres ardieron en la hoguera de la Inquisición acusadas de brujería. He llegado a conocer a sus descendientes e incluso la propia Amaia toma su apellido del inquisidor Salazar, que fue quien realizó las investigaciones que las condujo a esa muerte tan terrible. Hay lugares en el mundo en los que ocurren cosas, son espacios mágicos, y Baztán es uno de ellos.
Acabas de pronunciar la frase clave: “el sitio donde ocurrió realmente el crimen”. ¿Resulta muy difícil mantener hasta el final el secreto de que la ‘Trilogía’ se basa en hechos reales?
La verdad es que sentía ganas de decirlo, especialmente cuando algunos autores de género negro me decían que era una novela fantástica porque incluye elementos fantásticos. Podía haber contado la historia al revés y entonces habría sido una novela negra más pura, pero he preferido hacerlo de este modo para que, una vez que el lector ha asumido la presencia de esos elementos mágicos y se ha acostumbrado a ellos, pueda entender que hubo un tiempo en el que se convivía con todo eso. Era la mejor manera de que el lector obtuviera sus propias conclusiones, porque el lector del género negro es muy listo y se fija en todos los detalles.
La primera escena de la tercera entrega, el asesinato de un bebé con un peluche, es impactante, ¿últimamente no hay muchas novelas que tratan de este mismo asunto?
No sé qué impulsará a otros autores a escribir sobre esto, pero en mi caso trataba de buscar una respuesta a lo ocurrido, sin olvidar que, al estar basado en un hecho real, no podía elegir, no tenía opción, había de ser así. Ainara tenía catorce meses cuando fue asesinada y había que contar su historia. La secta que lo provocó todo existe y la causa judicial continúa abierta y se sigue investigando. Yo he construido una ficción para contar esa atrocidad, algo que por otro lado ha ocurrido también en otras partes de España.
El elemento maligno de ‘Ofrenda a la tormenta’ es el demonio Inguma, ¿quién es este ser?
Inguma ha constituido una sorpresa completa para mí. Empecé a investigar sobre él y descubrí que en un tratado de demonología sumeria ya aparecía. Es un ser que mata en la cuna y que aparece y desaparece a lo largo de la historia. Todos los datos que incluyo en la novela sobre él son ciertos.
Es algo tópico pero he de preguntarlo: ¿dónde se esconde Dolores Redondo en la ‘Trilogía’?
Dolores Redondo es quien escribe la ‘Trilogía del Baztán’. Todos los personajes son míos, soy yo, todos me gustan, incluso los más temibles. Quizá tengo un poco de la tía Engrasi, por ese afán suyo de acoger a los demás en su casa y cocinar para ellos; otro poco de Amaia, porque es de mi edad y la siento cercana; y supongo que también Flora lleva algo mío, porque como ella yo también soy la hermana mayor de una familia.
Estas tres novelas imagino que suponen un giro definitivo en tu carrera literaria, enfocada hacia “lo negro”, aunque con peculiaridades como ya hemos hablado.
La novela negra siempre tiene algo de tomarle el pulso a la sociedad en la que vives. He escrito los tres libros tratando de responder a la pregunta de cómo alguien puede dañar a sus propios hijos. Y no lo he conseguido, no he encontrado respuesta. Creo que como mi escritura contiene esas mezclas de las que hablaba antes, puedo tocar muchos temas y combinarlo todo. No se me ocurre ningún género que no pueda casar bien con la novela negra. Y pienso que continuaré por ahí.
La última por hoy: ‘Ofrenda a la tormenta’ cierra la ‘Trilogía de Baztán’, ¿tienes en perspectiva ya algún nuevo proyecto literario?
En este momento estoy escribiendo otra novela diferente, mestiza también, en la que se produce un crimen que es importante, pero que no constituye el tema central. Tampoco descarto en un futuro recuperar a Amaia Salazar. Creo que ha sido una suerte dar con un personaje con el que me siento tan cómoda y que a los lectores les gusta tanto. Si se da la circunstancia de que la gente me pide más Amaia y a mí también me apetece escribir sobre ella, es posible que la retome. Pero de momento va a descansar.


SOBRE DOLORES REDONDO

Dolores Redondo nació en Donostia-San Sebastián en 1969. ‘El guardián invisible’ y ‘Legado en los huesos’, las dos primeras entregas de su Trilogía del Baztán, le han granjeado el entusiasmo de editores de numerosos países y hoy son ya 32 los sellos editoriales que publicarán la obra en todo el mundo. Además del respaldo de los lectores, ha sido saludada por la crítica como una de las propuestas más originales y contundentes del “noir” en nuestro país, y asimismo se proyecta el rodaje de la versión cinematográfica de la mano de los productores de la trilogía ‘Millenium’, del sueco Stieg Larsson.

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