«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

miércoles, 29 de abril de 2015

Las entrevistas de la Fira del Libre 2015 (I): Manuel Vicent, escritor: “La literatura consiste en transformar la realidad en algo verosímil”

En 1994 un renombrado artista recibe el encargo de pintar un retrato de la familia real. El cuadro, con las figuras abocetadas, permanece tapado durante veinte años en una sala de palacio. ¿Qué aparecerá en él cuando finalmente se levanten las sábanas que lo cubren? Superados los terrores del segundo milenio, el retrato de la familia real muestra cómo la realidad ha llenado de sombras aquellos sueños que parecía que no iban a corromperse nunca, al tiempo que pasa revista a todo lo sucedido en los últimos veinte años. Bajo estas premisas, Manuel Vicent acaba de publicar ‘Desfile de ciervos’, editada por Alfaguara, que a decir de los entendidos forma parte de una trilogía junto con ‘Aguirre el magnífico’ y ‘El azar de la mujer rubia’. “La verdad es que no la concebí como una trilogía. Si en Aguirre para describir un tiempo me apoyé en el duque de Alba, como personaje que aglutinaba gente relevante en torno suyo, y en el siguiente libro hablaba de Adolfo Suárez, en ‘Desfile de ciervos’ me sirvo del retrato de la familia real para describir todo lo que está ocurriendo fuera del lienzo. El cuadro, al final, se ha convertido en una metáfora de lo que pasa en nuestro país”, afirma el escritor. Todo lo que sucede en la realidad constituye un material de escritura de un tremendo valor literario. “No creo que ningún escritor pueda imaginar nada superior a todo lo que se cuenta cada día en el telediario. Si todo lo que has visto y vivido lo transformas en material literario, con las palabras precisas, estás realizando la literatura que hay que hacer hoy”. Naturalmente la gracia del escritor consiste en trabajar ese material y convertirlo en algo posible, verosímil, creíble. “La literatura consiste en transformar la realidad en algo verosímil. La carga literaria es mucho más profunda cuando es más verosímil que verdadera. La verosimilitud es una figura literaria que permite al lector tomar parte en la acción, acceder al libro y participar con su imaginación”.



‘Desfile de ciervos’ no resulta fácil de etiquetar, de adscribir a un género concreto, parece más bien el producto de una hibridación.”No es una novela, tampoco es una crónica social ni política, es lo que ahora se llama territorio de ficción real o yo qué sé cómo. A mí eso de los géneros no me va, es cosa de críticos, de taxidermistas, que dividen el trabajo literario en compartimentos estancos y cuando te colocan en uno de esos huecos ya no te sacan, te quedas ahí para siempre”. Vicent insiste en la participación del lector en la obra. “Una pintura, un libro o una obra musical no son nada si el espectador, el lector o el oyente no participan. La creación siempre es cosa de dos. El que ha leído toda la historia, al final la incorpora al cuadro y son los lectores quienes corrompen, degradan o juzgan el trabajo realizado”.

Invertir veinte años para pintar el retrato de la familia real plantea problemas al artista, porque ha de  decidir qué realidad va a representar: la del principio o la del final. “En el libro he eludido el nombre del pintor para no concretar tanto la anécdota a que me refiero, pero le conozco bien y sé la neurosis que padece a la hora de enfrentarse a cualquier cuadro. Siempre está pendiente de que la luz sea exactamente igual a la misma hora de cada día y eso le paraliza. En este caso sucedió que un fotógrafo tomó unas imágenes al principio y él dejó pasar el tiempo porque la familia real tampoco posó con demasiada asiduidad. Finalmente utilizó esas fotos para concluir la obra”. Esta demora le provoca problemas técnicos y morales al artista. “Hay un momento del libro en que se produce una disquisición entre una experta de arte y el propio pintor. En ella se habla del problema de la captación de la luz, que no se puede concretar nunca porque la luz es un fluido. Pero, además del problema estético, hay un problema moral por el hecho de que hayan permanecido intactas unas figuras incorruptibles en el cuadro, mientras que toda la sociedad ha envejecido por la erosión del tiempo, que trabaja fuera del lienzo y convierte cada rostro en un problema.”

Este retrato de la familia real es muy distinto a otros cuadros anteriores sobre el mismo asunto. “Hasta ahora, los pintores al retratar la monarquía destacaban  el aditamento que existía a su alrededor: tronos, cetros, capas, armiños… y convertían al retratado en algo casi anecdótico. Sin embargo, en este cuadro, por primera vez, los personajes están desposeídos de cualquier elemento regio y aparecen como ciudadanos de una clase media alta, mudados de domingo, como una familia que sale de misa o acude a unos grandes almacenes. Entonces el problema que surge es por qué es una familia real si son iguales que nosotros”. Señala Vicent que “el libro a quien menos condena es a Leticia, y esto es así porque literariamente funciona como una chica moderna, periodista, ambiciosa si se quiere, disciplinada, que participa en la vida social y que aporta sangre nueva a los Borbones, como ya ha sucedido en otras monarquías europeas. Hasta ahora eran hombres como Godoy o el valenciano Puigmoltó, al que los historiadores reconocen como el padre de Alfonso XI, los que aportaban la sangre nueva”.

El elegante estilo del escritor castellonense, inconfundible por otro lado, constituye una nota relevante en sus obras, hasta tal punto que alguien, admirador o envidioso, ha dicho de él que “escribe dolorosamente bien”. “Escribo tal y como me sale. Me imagino que el hecho de que unas palabras cabalguen sobre otras es algo que uno lleva en su estilo, pero mi primera preocupación es que las cosas queden claras, que el lector sufra lo menos posible para entender lo que cuento. No participo del análisis para desmenuzar  o destruir las cosas, no me divierte. Trabajo con la imagen  y la metáfora, que significan construcción y no destrucción. Si reduces un problema a una metáfora, es justo ahí donde el lector percibe más profundamente lo que le cuentas”.

La Transición política, a la que también hace referencia ‘Desfile de ciervos’ permitió  a los  españoles
caminar de la Dictadura a la Democracia. Fechas atrás, Pablo Iglesias, líder de Podemos, criticaba este momento político. “La transición tuvo cosas mala, que se pudrieron entonces, por estar mal enterradas, y han reverdecido ahora. Pero también las tuvo buenas, como la libertad de expresión, que costó mucho de conseguir. Para que Iglesias pueda decir lo que dijo, antes hubo mucha gente torturada y encarcelada.  Ahora se puede hablar de todo y cosas que antes estaban sumergidas o sobrentendidas hoy se dicen a las claras”. Sin embargo, a lo lejos, para algunos sectores permanece vivo el anhelo de la malograda República. “La República, no como concepto político, sino la nuestra, la española, no la conocimos. A pesar de que terminó con la tragedia de una guerra fratricida, ha quedado como el sueño roto de las aspiraciones de igualdad, fraternidad, libertad de enseñanza e igualdad de oportunidades para todo el mundo. Se ha constituido en una especie de “reserva natural” que te limpia la mente. Si todo eso se pudiera cumplir hoy a través de una política feliz y limpia, la monarquía representaría lo mismo que la república”.


Antes de finalizar nuestra charla, Manuel Vicent dejó claro que no tiene previsto que esta trilogía se convierta en tetralogía con la publicación de un nuevo libro y que el título, ‘Desfile de ciervos’, “lo escogí porque me gustaba, sin que tenga ninguna otra connotación”.

Herme Cerezo/Diario SIGLO XXI

SOBRE MANUEL VICENT

Manuel Vicent (1936, Vilavella, Castellón) ha publicada novelas como ‘Tranvía a la Malvarrosa’, ‘Jardín de Villa Valeria’, ‘Contra Paraíso’, ‘Pascua y  Naranjas’, ‘Son de mar’ (Premio Alfaguara 1999), ‘La novia de Matisse’, ‘Cuerpos sucesivos’, ‘Verás el cielo abierto’, ‘León de ojos verdes’, ‘Aguirre el magnífico’ y ‘El azar de la mujer rubia’, así como los libros de relatos ‘Daguerrotipos’, ‘Crónicas urbanas’ y ‘No pongas tus sucias manos sobre Mozart’.  Es autor igualmente de las colecciones de artículos ‘Las horas paganas’, ‘Nadie muere la víspera’, ‘Viajes, fábulas y otras travesías’, ‘El cuerpo y las olas’, ‘Póquer de ases’ y ‘Mitologías’.

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