«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

martes, 22 de diciembre de 2009

Joaquín Lorente, publicista y escritor:“En las crisis, cada uno a su manera, como mínimo hace lo máximo a su alcance para superarlas”

Herme Cerezo / SIGLO XXI, 14/07/09


Parece evidente que los valores de nuestra sociedad han cambiado. La llegada de la crisis que padecemos ha generado un ambiente proclive para la supervivencia social. Nos encontramos ante un tiempo nuevo, distinto, desconocido, en el que no estamos habituados a desenvolvernos. Sabemos cómo hemos llegado aquí, pero ignoramos cómo vamos a salir. Joaquín Lorente (Barcelona, 1943), uno de los mejores publicistas de nuestro país, con más de cien premios internacionales a sus espaldas, asesor personal de los ex-presidentes Felipe González y Jordi Pujol, ha puesto en el mercado un libro que puede resultar de una enorme utilidad: ‘Piensa, es gratis’. A través de él, en 84 máximas, Lorente hace una disección del entorno en que nos movemos, de los momentos que vivimos y de los posibles caminos que podemos tomar para seguir adelante. Y lo que es más importante: nos invita a pensar, a usar el cerebro, una actividad más moderna y reciente de lo que muchos se imaginan.


Cuando alguien con talento, escribe un libro para que los demás se transformen en personas talentosas, sabe que no ocurrirá a así al ciento por ciento.
Bueno, lo importante es sembrar. El que siembra siempre piensa que todas las semillas van a fructificar, aunque no sea así. La vida está llena de restas, entonces ¿qué hacemos?, ¿no damos nada? Creo que lo mejor es dar y cuanto más mejor, porque deducidas las restas, más nos quedará. Esto es lo que hacen las familias, los pueblos, las empresas... He trabajado con firmas importantísimas que asumían que en sus acciones siempre habría un porcentaje de error. Pero esto no los detenía, porque el error forma parte de la vida. A contrario, los excitaba más. De mi libro, sólo con que se aproveche un diez por ciento ya habrá valido la pena escribirlo.

¿A quien va dirigido ‘Piensa, es gratis’?
Sirve para todo el mundo. Parto de la base de que lo que determina nuestra vida es el cerebro. Igual que se ha desarrollado una magnífica cultura del cuerpo, el cerebro en cambio está poco utilizado. Nosotros pertenecemos a una de las primeras generaciones de ciudadanos, entendiendo por ciudadanos a personas que pueden usar la libertad. Nuestros padres tenían prohibido pensar y nuestro tatarabuelos eran siervos que nacieron con la soga en el cuello. El hecho de utilizar este órgano es algo contemporáneo. En Europa empezó a funcionar el cerebro, con sentido de libertad, después de la II Guerra Mundial. No estamos demasiado acostumbrados a concluir que pensar es una actividad normal, tenemos que extender esta costumbre y mi libro trata de ayudar en ese sentido.

¿La crisis actual es diferente a otras anteriores?
Todas las generaciones han producido grupos de personas que han padecido dificultades, que han vivido crisis. Lo que ocurre es que ahora se ha democratizado el conocimiento y ese grupo va a estar formado por españoles con título universitario. Pero yo creo que la democratización del conocimiento es buena.

¿El desarrollo del cerebro se estimula más en tiempo de penurias?
Sí, absolutamente. Ésta es una época de fermento de campeones, que van a orientar un mundo muy nuevo. Estamos cambiando la piel en este momento y la crisis acelera este cambio. Sin ella también habría ocurrido, pero de modo más lento. Hemos vivido quince años de columpiarnos en el eje del bienestar y al final el columpio se ha detenido y nos hemos tropezado con esta época de dificultades.

A río revuelto, ganancia de pescadores: ¿quiénes van a sacar más provecho de la coyuntura?
Los que entiendan que una crisis es algo que ya tocaba y que a partir de ella busquen su oportunidad. En las crisis, cada uno a su manera, como mínimo hace lo máximo que está a su alcance para superarlas. Cuando contemplemos este momento dentro de diez años, veremos que tendremos una sociedad distinta, con otros valores. Habrá gente, sorprendida y desconcertada, que adoptará posturas de pasotismo y tratará de reconstruir su vida con otros postulados: la convivencia, el equilibrio...

El exceso de formación de las personas en tiempos de crisis, ¿no puede generar una bolsa de frustración peligrosa?
Sí y hablando desde el punto de vista de mi máximo respeto al ser humano, no sé que puede resultar más dramático: si una revolución de gente inculta o de gente culta. Sería un fenómeno nuevo. Esperemos que la cultura en casos extremos, sirva para pacificar a las fieras. De todos modos, en general, hasta ahora las personas están empezando a recular con una enorme dignidad y en la vida cotidiana su capacidad de adaptación a la crisis no está nada mal.

‘Piensa es gratis’ es un libro que abre los ojos, pero pinta una sociedad dura, en la que un individuo para conseguir el éxito empleará los medios necesarios para alcanzarlo.
Siempre ha sido así. Siempre ha habido gente que se abierto paso a codazos. Cualquier generación necesita un grupo de líderes, pero no líderes en el sentido grandilocuente del término, sino gente normal, de los que montan un pequeño negocio. En las sociedades democráticas el poder está en manos de la sociedad civil, que es la que construye los políticos que tiene, ésos que se lo atribuyen e inauguran todo. Vamos hacia un tipo de sociedad que, en términos minoritarios, cambia los parámetros de ambición por la riqueza por otros de querer vivir. Creo que es muy interesante esto. No sé si lo veremos o no, pero nosotros somos de una época que, como venimos de la nada, tenemos grandes necesidades materiales y por ello se creó una clase media muy fuerte que no existía. Y lo que vemos ahora es que hay una parte que puede vivir del cuento.

Para concluir, si alguien personifica el éxito social esos son los políticos. Después de ejercer su cargo durante un tiempo, un líder político ¿puede desconectarse de la realidad?
Totalmente. El poder está mal diseñado porque conlleva algo que te aparta de la realidad. Al político le envuelven una serie de ritos que le alejan de ella. Por ejemplo, una persona no puede llegar a su trabajo, a su oficina y, antes de entrar, tener un grupo de guardias presentándole armas con toda la pompa. Se crea un entorno que yo definí como "la corte del mandarín", donde los elogios y los silencios son brutales. Un buen asesor no puede tenerle respeto al poder y ha de recordarle al político que el mundo existe.