Herme Cerezo. Publicado en SIGLO XXI el 5 de octubre de 2007.
El escritor presentó en Valencia la tercera y última entrega de la aventura literaria que comenzó en 1998
El 4 de octubre de 2007, Javier Marías ofreció una rueda de prensa en el Hotel Astoria de Valencia para presentar su nuevo libro ‘Veneno y sombra y adiós’, tercer y último volumen de ‘Tu rostro mañana’, la ingente aventura literaria en la que se embarcó el 3 de septiembre de 1998 y que ahora echa anclas en las librerías españolas.
El 4 de octubre de 2007, Javier Marías ofreció una rueda de prensa en el Hotel Astoria de Valencia para presentar su nuevo libro ‘Veneno y sombra y adiós’, tercer y último volumen de ‘Tu rostro mañana’, la ingente aventura literaria en la que se embarcó el 3 de septiembre de 1998 y que ahora echa anclas en las librerías españolas.
Es indudable que existe un halo de romanticismo y emulación en la aventura literaria emprendida por Javier Marías hace nueve años, cuando todavía medíamos la vida en duros y pesetas. Su empeño en no utilizar ordenador, "escribo a máquina, corrijo a mano y lo vuelvo a pasar a limpio porque así me integro más en la novela", hace que la envergadura de esta obra sólo pueda compararse con los trabajos literarios desarrollados por escritores de los siglos XIX y XX: Faulkner, Hugo, Proust, Dickens, Flaubert, Conrad o Dumas (éste último, con "negros" o sin ellos), muchos de los cuales no tuvieron ni una "Underwood" que llevarse a los dedos, ni tampoco teléfono en algunos casos. Todo ello dificultaba sin duda su cometido, pero sin duda también, incentivaba su concentración mental y, sobre todo, memorística. Estamos pues, ante todo un reto, toda una apuesta consigo mismo y sus lectores, especialmente si tenemos en cuenta que el escritor madrileño, al haber publicado individualmente ‘Fiebre y lanza’ y ‘Baile y sueño’, las dos primeras partes de ‘Tu rostro mañana’, autocercenaba su capacidad de maniobra para variar situaciones, alterar temporalidades o enmendar errores en el supuesto de haberlos cometido: "Decidí ir publicando los volúmenes sin esperar al final por respeto al lector. Así, si el primer tomo no le gustaba, no hacía falta que comprase el resto".
Javier Marías en la presentación de su nueva novela en el Hotel Astoria de Valencia.Marías ha escrito más de mil seiscientas páginas en las que, a pesar de haberse tomado los lógicos y, en algún caso, dolorosos momentos de descanso, no se aprecia alteración alguna en la voz narrativa: "Las pocas personas que ya han leído completa la obra, me dicen que no se percibe cambio en el tono narrativo. Yo supongo que cuando uno se instala en un mundo de ficción, ese mundo queda preservado de todo lo que es la vida real. Por ejemplo, cuando murió mi padre me encontraba en la página ciento veintiocho y la había dejado en una frase a medias, sin punto y seguido ni nada. Veinte días después, al retomar la narración, continué desde allí mismo". Y es que el fallecimiento de su padre, que también aparece en la novela bajo el nombre de Juan Deza, supuso un durísimo golpe para Marías: "Cuando la vida real se impone con demasiada crudeza sobre uno mismo, el escritor no escribe, pero si lo hace, por respeto al lector, por respeto al libro, debe dejar de lado lo que le ocurra en el plano real".
Javier Marías tenía claro que ‘Tu rostro mañana’ sería una obra extensa, aunque no pensaba que alcanzaría sus dimensiones finales: "Al comenzar a escribirla sabía que llevaba entre manos una novela de cierta extensión, pero en su gestación creció por sí misma. No pretendo que me recuerden por su tamaño ni mucho menos: a Cervantes le ocurrió algo parecido, puesto que ‘El Quijote’, en principio, sólo iba a abarcar los seis primeros capítulos del libro definitivo". Lo que sí tiene claro el autor madrileño es que ‘Tu rostro mañana’ es una novela, no una trilogía: "Últimamente, en España se usan las palabras muy a la ligera. Yo no he escrito una trilogía, que son tres libros diferentes que tienen algún nexo en común, sino una novela dividida en tres volúmenes y cuya lectura, además, debe hacerse por orden de publicación, porque a nadie se le ocurre empezar a leer una novela de quinientas páginas por la doscientas".
Toda obra literaria arranca o se configura a partir de un chispazo, les ocurre a todos los autores. Y con Marías no podía ser de otro modo: "Es lo que Nabukov denominaba el primer latido y suele ser una idea nimia, una imagen, que regresa, se repite, se amplía y se condensa en la mente hasta que tiempo después uno teclea unas cuantas líneas a ver qué ocurre". El fogonazo inicial de "Tu rostro mañana" fue una conversación "que sostuve con Russell, en la novela Wheeler, un hombre discreto, que había trabajado para el Servicio Secreto Británico y con el que me unía una gran amistad de muchos años, y que me contó algunas cosas sobre este asunto. A la chispa inicial se unió el conocimiento de que los miembros del MI6, en el periodo que abarca desde el fin de la Guerra Fría y la caída del muro de Berlín hasta el atentado contra las Torres Gemelas, ante la falta de trabajo, tenían que emplearse por cuenta ajena y captar clientes para ganarse la vida con el consentimiento de sus jefes. Y ello me llevó a pensar para quién trabajaba en verdad toda aquella gente".
Sobre su proceso creativo, Javier Marías señaló que "mientras algunos escritores lo tienen todo atado y planificado al milímetro, yo no tengo decididas mis novelas de antemano. Sé a dónde quiero llegar pero ignoro el camino. Conocerlo y tenerlo todo controlado sería muy aburrido porque si conozco la historia, ¿para qué voy a contarla? Me gusta que las novelas sean organismos vivos, aunque no en el sentido de que gocen de autonomía plena. Mis personajes no son autónomos, no se me escapan. Yo siempre decido qué pasa sobre la marcha. Y mis decisiones las tomo de modo arbitrario o azaroso, porque el azar también interviene en la escritura de mis libros. Mi siguiente reto consiste en que todo lo que entró en la novela producto del azar, se convierta en un elemento relevante de la obra".‘Tu rostro mañana", el título de su novela, obedece a una reflexión sobre el modo de manejarse del ser humano, que nunca termina de conocerse a sí mismo: "Hay gente que no lleva maldad dentro y que siempre se comportará con nobleza, pero nunca sabemos todo de nosotros mismos.
¿Quién conocerá el rostro que tendrá mañana? ¿Cuántas veces nos sorprendemos por cosas que hacen algunas personas o por cómo reaccionan ante situaciones concretas? A veces hay avisos, indicios, señales, de cómo son realmente los seres que tenemos a nuestro alrededor. Pero no siempre creemos en lo que detectamos, porque pensamos que esas personas jamás nos van a traicionar y eso no es así siempre". Y esa es precisamente la cualidad que posee Jacobo Deza, el narrador de ‘Tu rostro mañana’, condición por la que le contratan para su trabajo: "Deza ve las cosas como son y en lugar de despreciarlas, no las olvida, toma nota y las transmite. A diferencia de los demás, él no se niega a ver lo que cree ver".Como remate y para hacerles los dientes largos hasta que esta obra caiga en sus manos, mis improbables lectores, les incluyo aquí el primer párrafo del último capítulo de ‘Veneno y sombra y adiós’, que lleva por título ‘Adiós’, una muestra de lo que van a encontrar en su interior, los matices y el tono de las reflexiones con las que Javier Marías ha revestido ésta que, todo el mundo, comienza a considerar su ‘opera magna’: "A veces uno sabe lo que quiere hacer o lo que tiene que hacer o incluso lo que piensa hacer o lo que va a hacer casi seguro, pero necesita que además se lo digan o se lo confirmen o se lo discutan o se lo aprueben, en cierto sentido es una maniobra que uno lleva a cabo para descargarse un poco de responsabilidad, para difuminarla o para compartirla, aunque sea ficticiamente, porque lo que uno hace lo hace tan sólo uno, independientemente de quién nos convenza o nos persuada o nos aliente o nos dé el visto bueno, o hasta nos lo ordene o encargue". Eso, ni más, ni menos.____________________