El escritor alemán lleva vendidos más de tres millones y medio de ejemplares de ‘El libro del sepulturero’, su reciente thriller histórico.
Nº 642.- Esta es una
entrevista con pasado. Por unas causas u otras, parecía condenada a diluirse en
el cajón de los imponderables. Inesperadamente, los dioses de la República de
las Letras se conjuraron para procurar lo contrario. En
septiembre pasado, cuando Oliver Pötzsch (Alemania, 1970) visitó nuestro país
por primera vez, no fue posible hacerla. Sin embargo, apenas dos meses después,
los organizadores de Torrent Històrica tuvieron la brillante idea de invitar a
Pötzsch al evento. Y ahí cambió todo, puesto que el escritor alemán, un hombre
abierto y jovial, se prestó a ponerse frente a mi grabadora. Ocurrió todo en
los estudios de la emisora de radio València Plaza, un jueves de noviembre,
cuando, minutos antes, las campanas del reloj del ayuntamiento del cap i
casal habían hecho sonar las doce. Más de tres millones y medio de lectores
ya han disfrutado con ‘El libro del sepulturero’, la novela que presenta ahora
el escritor alemán con el relato de una serie de asesinatos que suceden en la
ciudad de Viena en el año 1893, un tiempo próximo al de los temidos crímenes de
Jack el Destripador. En aquel final de siglo, habían aparecido nuevas técnicas
de investigación criminal. La fotografía, el análisis de las huellas
dactilares, del veneno o de la sangre van a revolucionar los métodos policiales.
Oliver Pötzsch, que procede de una dinastía de verdugos prolongada a lo largo
de catorce generaciones, aunque él ha roto la tradición. «Mis ancestros eran
buenos en lo suyo y ejercían en un pequeño lugar de Baviera. Yo no he seguido
sus pasos, porque no puedo ver la sangre», afirma en su lengua alemana natal.
El protagonista de la novela es Leopold von Herzfeldt, al que dan soporte un
singular personaje como Augustin Rothmayer, sepulturero vienés, y Julia, una
empleada de la policía vienesa. Todo lo que viene a continuación no hubiera
sido posible sin la indispensable ayuda del intérprete Jakob Gramss, con el que
ya he tenido ocasión de colaborar anteriormente.
Mi primera pregunta
sigue siendo la habitual: ¿qué significa escribir para usted?
Escribir es como
viajar con la cabeza. Ya de niño me gustaba crear mundos imaginarios y echar a
volar. En la actualidad tengo la suerte de que se ha convertido en la profesión
que me permite ganar dinero para vivir.
Al principio trabajó
como periodista, pero ahora escribe ficción. ¿Por qué prefiere la escritura de
la ficción a la de la realidad?
Es una buena
pregunta y nunca me la habían formulado antes. Yo no sabía cómo abordar el
aprendizaje de la escritura. Entonces pensé que tal vez pasando por el
periodismo aprendería a hacerlo. Por eso durante muchos años trabajé en radio y
televisión y digamos que, a través de este camino, llegué a la literatura, que
era mi verdadero objetivo.