Mar García Puig debuta en la literatura con ‘La historia de los vertebrados’, una
novela sobre la ansiedad, el miedo materno y una herida personal que conecta con luchas universales y el relato de las mujeres locas que nos precedieron.
Nº 669.- Mar García Puig llegó a València precedida de elogiosas críticas vertidas por algunos escritores de mucho renombre, como Enrique Vila-Matas, Marta Sanz, Isaac Rosa, Katixa Agirre o Juan José Millás, entre otros. El éxito de ‘La historia de los vertebrados’, primera novela de la escritora barcelonesa, editada por Penguin (castellano) y La Magrana (catalán), parece asegurado. Al menos, las cuatro ediciones puestas ya a la venta así lo ratifican. El día es caluroso. El sol castiga las fachadas de los edificios de la plaza del Ayuntamiento. En los alrededores del Hotel Meliá Plaza, un King Kong gigante y otro animal peludo, también gigante, que no acierto a identificar, se bambolean al son de una música enlatada, reclamando unas monedas por su baile. Algún niño se fotografía con ellos. Sentados a una mesa del hall del Hotel, durante un buen rato Mar García Puig y quien suscribe dialogamos sobre su «historia vertebrada», un libro que difícilmente puede adscribirse al género de la novela o al del ensayo o al de la autoficción o al del relato sin fisuras. Es más bien una hibridación de territorios narrativos, un «artefacto literario», tramado en poco menos de trescientas páginas. ‘La historia de los vertebrados’ habla de las convulsiones, rayanas con la locura, que la autora del libro sufrió tras dar a luz a dos niños. Ese mismo día se graduaba como diputada al Parlamento Español, una confluencia de situaciones poco frecuente. El libro se viste de una prosa cuidada, perfilada, elegante sin discusión, bañada en el ejemplo de mujeres pretéritas que atravesaron situaciones muy similares a la que a ella le tocó vivir, según explica en la primera frase del texto: «El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí». Estamos, por tanto, ante un viaje a través del arte, la literatura, la medicina y la mitología que pretende «normalizar» su situación, paliar el complejo de culpa de la autora y desechar un evidente sentimiento de «bicho raro». Poco antes de las doce, la voz de Mar García Puig fluyó suave, igual que lo hacen las palabras que integran el libro.
Mar, eres filóloga, editora de profesión y has sido diputada en el Congreso de Madrid por En Comú Podem, ¿se llevan bien la literatura y la política?
Desde hace un mes ya no soy diputada
y justamente ahora me han pedido que escriba un artículo sobre este tema. Mi
primera sensación es que hay un nivel en el que la política da la espalda al
arte y a la cultura. Cuando entré en el Congreso de los Diputados fue algo que
me sorprendió mucho, porque no podía entender que no se considere a la cultura
como un eje vertebrador de todas las políticas y aspiraciones al bienestar. Se afirma, por
otro lado, que la política es una trituradora y, en cierto modo, lo es. A nivel
personal, eso se trasluce en una doble vertiente. Por una parte, es capaz de secarte
creativamente pero, por otra, existe el tópico de que a partir del sufrimiento
se crea. Y pienso que hay algo de eso. Para mí, este libro ha tenido un
componente sanador, sin duda. No reniego en absoluto del tiempo que he
invertido en la política, pero es cierto que también he podido constatar que la
escritura me ha permitido recomponerme en momentos difíciles.