Este año, para felicitar el año nuevo, publicamos la portada del Almanaque Humorístico del Tebeo del año 1982, dibujada por Salvador Mestres.
Happy New Year 2021 - Feliç Any Nou 2021 - Feliz Año Nuevo 2021
Blog de literatura, entrevistas, libros, cómics, balonmano, recuerdos y otras cosas.
«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)
Este año, para felicitar el año nuevo, publicamos la portada del Almanaque Humorístico del Tebeo del año 1982, dibujada por Salvador Mestres.
Happy New Year 2021 - Feliç Any Nou 2021 - Feliz Año Nuevo 2021
El Eco de las Voces desea Bon Nadal - Merry Christmas - Feliz Navidad a todos aquellos lectores que se adentran por sus páginas.
Fotografía cedida por la editorial. |
Benjamín, la verdad es que ‘Todo lo carga el diablo’ es una
novela que engancha, que se resiste a dejar de ser leída.
Me alegra oír eso. Más allá de las valoraciones literarias o
históricas, lo que más me gusta es que me digan que se lo han pasado bomba con
el libro o que no podían dejar de leerlo. Para mí el lector ideal es el lector
con ojeras, ese que pierde horas de sueño porque le apasiona lo que está
leyendo.
Esta es una novela temporalmente larga, aunque comienza en
los tiempos de la Segunda República.
A veces veo con sorpresa que la gente dice que se trata de
una novela de los años treinta. Y eso es verdad, pero también lo es que abarca
un espacio de tiempo mucho más grande y llega hasta nuestros días. En este caso
el escritor corre el riesgo de contar menos de lo que debiera sobre
determinadas épocas y de que la trama pierda verosimilitud por su extensión.
Para mantener a los lectores atentos e intrigados he tenido que utilizar
recursos propios de la novela negra, un género del que creo que este libro bebe
bastante.
Maravilloso. Es la única palabra que se me ocurre para calificar ‘Regreso al Edén’, el nuevo tebeo, cómic, álbum, novela gráfica o como prefieran denominarlo, de Paco Roca. Editado por Astiberri, a partir de una fotografía familiar virada en sepia, que, según luego descubriremos, resulta estar incompleta, Roca cuenta la historia de Antonia, su madre, aunque tal vez sería mejor decir que tenemos entre manos el retrato de su familia materna completa, en los inicios de los años cuarenta. No hay que olvidar que anteriormente, el dibujante valenciano dedicó ‘La casa’, otro de sus trabajos, a su padre.
La de Antonia fue una más de los miles de familias que
sufrieron las consecuencias del golpe de estado del 18 de julio de 1936, el
inicio de una guerra que tantos proyectos de futuro truncó y tantas vidas segó,
no solo durante la contienda, sino sobre todo en la posguerra. ‘Ha estallado la
paz’ titularía, con gran acierto, José María Gironella una de sus novelas sobre
este mismo tiempo y asunto. La victoria de los sublevados impuso, manu militari
y también eclesiástica, un puñado de «valores», creencias y adoctrinamientos
que fueron indispensables para reconstruir una sociedad destrozada por los tres
encarnizados años de lucha y represalias, que sirvieron para que los golpistas
arrasaran con el legítimo régimen republicano, estableciendo una dictadura que se
prolongaría durante cuarenta negros años.
Fotografía cedida por Planeta |
Enhorabuena, Sandra, ¿cómo una
persona tan atareada como tú, presentadora de programas televisivos, de
realities, puede escribir una novela? ¿De dónde sacas el tiempo para hacerlo?
Gracias. El secreto radica en que
el reality en sí no me lleva tanto tiempo. Son programas en directo que no me
exigen ser rigurosa con la actualidad y que tampoco son diarios. Así que
trabajo dos días a la semana y el resto gozo de tiempo para la escritura. No
hay más.
¿Qué te aporta la aporta la
literatura y qué te aporta tu trabajo televisivo en tu vida diaria? ¿En algún
momento sientes deseos de huir de la realidad a través de la literatura?
Son dos elementos que me aportan
muchas cosas y me ayudan a equilibrar la complejidad de mi propia personalidad.
Por un lado, satisfago la necesidad de estar hacia afuera y de relacionarme con
gente a través de la televisión, y por otro, el mundo de la escritura cubre el
deseo de indagar sobre mí y de desinhibirme.