Nº 534.- Pepa es una mujer madura en quiebra emocional. Siente que ha
malgastado su vida y culpa al mundo de su aparente desgracia. Sola, enfadada y
amargada, percibe como herida en carne propia la felicidad del resto, y para
protegerse del dolor no encuentra otra forma que vivir dentro de una coraza que
oculta sus verdaderos sentimientos. Durante unas vacaciones forzosas, Pepa se
ve obligada a reflexionar y a tomar consciencia de su situación. Justo cuando
comienza a reconciliarse con sus recuerdos, empieza a observar a una chica
embarazada que toma el sol a diario en un banco de la misma plaza en la que ella
pasea a su perro. Esa joven es Crina, que vive una tragedia ante los ojos
impasibles de una sociedad que no quiere verla. Crina llegó a España engañada
por su propia pareja, que la vendió a una red de trata de blancas, y ahora esa
red planea vender al bebé que espera.
Todo lo que antecede es el planteamiento de ‘Basta con
vivir’, la nueva publicación de la escritora valenciana Carmen Amoraga en la
editorial Destino, una novela que habla de superación, crecimiento y
resiliencia. Con Carmen compartí unos minutos de su apretada agenda y,
acompañado de una botella de agua mineral, aproveché la oportunidad para
entrevistarla.
Carmen, ¿son
compatibles la política y la literatura?
Bueno, la política es compatible con la vida. Una persona se
mete en política y no deja de vivir. Además, yo nunca me he dedicado solo a la
escritura, siempre he compaginado varios trabajos a la vez. Soy madre de dos
hijas y me he acostumbrado a sacar tiempo de debajo de las piedras y a quitarme
de encima esa tontería de que es necesario disponer de un espacio aislado donde
recluirse para escribir. Si estoy en mi despacho, mejor, pero si no puede ser
no pasa nada. Lo que sí me ha costado bastante es encontrar la tranquilidad
mental necesaria para llegar a casa, desconectar y ponerme a la tarea.
¿La literatura se ha
convertido en el refugio de tu quehacer político?
No tanto. Escribir esta novela ha sido como volver a mi ser.
No he pasado veinticuatro horas al día pensando en ella, porque lo que buscaba
es que mi mente descansase. De hecho, si te fijas, desde 2010 a 2014 publiqué
tres novelas y desde entonces hasta ahora sólo ésta. Me ha ocupado tres años
escribirla.