colegio se tratase, comenzó allá por el mes de
septiembre pasado. Tras el enorme éxito alcanzado con su anterior novela,
‘Volver a Canfranc’, la escritora segorbina se enfrenta ahora a dos temas interesantes: el entorno del
famoso Consultorio Sentimental de Doña Elena Francis y el mundo de las personas
afectadas por el fármaco de la talidomida. Y lo hace con su nueva novela, ‘La
huella de una carta’, editada por Planeta, en la que la protagonista, Núria
Somport, un ama de casa que desea convertirse en escritora, es contratada para
responder las cartas que las oyentes envían al consultorio radiofónico
sentimental. Su labor, en principio, se antoja sencilla, pero todo cambia
cuando una oyente desesperada le habla de unos niños nacidos con terribles
malformaciones. Núria decide investigar su origen y destapa una trama
internacional de corrupción, que pondrá en jaque su vida y cambiará su destino
para siempre. Con estos parámetros como telón de fondo, sentados en los sofás
del Lounge Bar del Hotel Astoria de Valencia, pude conversar con Rosario Raro
durante un buen rato sobre los entresijos de su nueva obra.
Rosario, dedicas
‘La huella de una carta’ a todos los alias del jefe de la banda de los
escritores policiacos hispanos, Francisco González Ledesma, ¿qué relación te
unía a él?
De joven yo leía sus novelas, cuando todavía
no tenía edad para hacerlo y eso hizo que todavía calaran más en mí. Mi madre
es de Barcelona y cuando era pequeña, visitaba bastante aquella ciudad que tanto
aparece en sus novelas. El día que González Ledesma murió, sentí una especie de
orfandad literaria, porque me parecía un autor que podía escribir de todo, como
demostró mientras estuvo prohibido en España, cuando bajo varios seudónimos
publicó desde novelas rosa hasta western. Ahora su hija es compañera mía de
editorial y acaba de publicar una novela protagonizada por el comisario Méndez.