«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 15 de julio de 2018

‘El asesino tímido’ de Clara Usón. Autobiografía parcial con disfraz de novela


En su novela, ‘Valor’ (2016), Clara Usón abordaba una estructura basada en tres historias: la de una directora de sucursal de una caja levantina; la de Fermín Galán, un joven militar; y la de un sacerdote fanático del campo de concentración de Jasenovac. Si nos remontamos un poco más atrás, en ‘La hija del este’ (2012) trataba una situación real, la relación entre Mladic, uno de los generales más sangrientos de los Balcanes, y su hija. Ambas obras tenían en común que trataban sobre el mundo de la familia y las relaciones familiares. En una entrevista que mantuve con la propia escritora tras la publicación de ‘Valor’, comentó que «una buena parte de casi toda la literatura está construida en torno a las relaciones familiares, que constituyen un maná literario inagotable en el que se muestran las grandes contradicciones del ser humano». Hoy, en 2018, en su reciente entrega ‘El asesino tímido’, editada por Seix Barral, la escritora barcelonesa aprovecha la oportunidad para incidir en este mismo territorio y, valiéndose de la historia real de una actriz de destape de los últimos años del franquismo, Sandra Mozarovsky, supuestamente relacionada con las más altas esferas en la España de la Transición, nos cuenta su entorno familiar, especialmente centrado en la difícil relación que sostuvo con su madre y también con su padre, si bien, con este último su enconamiento se manifestó a través de su pertinaz pugna por demostrar que una mujer podía dedicarse perfectamente a cualquier profesión, en su caso la abogacía, oficio en el que se desempeñó durante quince años simplemente por este motivo. Estamos por tanto, ante una autobiografía novelada.

La vida de Sandra Mozarovsky se presenta en ‘El asesino tímido’ como una trama policial irresoluble, un caso oscuro. A los dieciocho años la actriz nacida en Tánger, hija de padre ruso y madre española, ya llevaba a cuestas un buen puñado de películas de las catalogadas como de destape, algo que la desmoralizaba porque siempre le asignaban este tipo de papeles. Corrían los años en los que los españoles peregrinaban a Francia, pero no a Lourdes sino a Perpignan, para ver películas eróticas. En su intento por reconstruir la trayectoria de la artista, Usón recurrirá a revistas de la época (Diez Minutos, Pronto y alguna más), a búsquedas por Internet y al visionado de sus películas Con todo ello tratará de responder, o no, las preguntas que ella misma se va formulando a medida que avanza en su labor de desbroce. La muerte de Mozarovski, acaecida en Madrid, anduvo rodeada de incertidumbre y misterio, ya que en plena madrugada cayó a la calle desde un balcón, mientras regaba las plantas. Esto es lo que dice la versión oficial, de la que Clara Usón recela con fundamento y se pregunta si se deslizó ella sola al vacío o si la ayudaron a ello.

miércoles, 4 de julio de 2018

Kike Parra Veïnat: «El personaje es el elemento principal de mis cuentos, igual que para otros autores lo son el fondo o la voz»


Nº 552.- En ocasiones uno tropieza con escritores que no conoce o de los que
nunca ha oído hablar, uno de esos tipos que apenas mete ruido y que, sin que tú sepas nada – tampoco tienes por qué saberlo – ya guarda en su mochila unos cuantos libros de relatos publicados, cuatro en el caso que nos ocupa. El mercado de la literatura es inabarcable y quizá por eso reserva estas recompensas para los buscadores de tesoros. En esta ocasión, la recompensa se llama Kike Parra Veïnat, que no hace mucho ha puesto en circulación por las librerías de este país su nuevo volumen de cuentos ‘Ninguna mujer ha pisado la luna’, editado por Relee Red Libre Ediciones. En los ocho relatos, un prólogo (de Jon Bilbao) y una nota final que lo integran, resuenan los ecos de John Cheever, Richard Fox, Tobias Wolff, Raymond Carver y del palentino Gonzalo Calcedo que, además, prologó su anterior entrega (‘Me pillas en mal momento’). Con Kike Parra compartí una tónica un viernes a primera hora de la tarde, mientras en una pantalla lejana algún comentarista ponderaba las virtudes y defectos de uno de los primeros partidos del Mundial de Fútbol Rusia 2018. Como nunca antes le había entrevistado, la primera pregunta de mi voluble cuestionario era obligada: Kike, ¿qué significa para ti la escritura?
Tenía diez o doce años cuando comencé a escribir. Creo que me puse a ello por mi hermana, que era muy estudiosa, sacaba siempre sobresalientes y leía sin parar. Ella tenía una gran imaginación y yo deseaba imitarla, por eso contaba cuentos, chistes y anécdotas. El hecho de vivir rodeado de muchos libros y lápices creo que me llevó a ello. A fecha de hoy, creo que escribo para saber realmente cómo soy y cómo me enfrento al día a día. Llevo una vida que es la que los demás piensan que debe tener Kike Parra, pero hay otra vida, que es la que en realidad me gusta, y escribir me ayuda a poner un poco de orden en ambas.
He leído que te reconoces a ti mismo como un mentiroso desde siempre. Onetti decía que la obligación de los escritores era mentir, ¿la escritura te ha dado patente de corso para hacerlo?
Desde que publico libros miento menos. En aquella entrevista me preguntaron por qué tenía tanta imaginación y les expliqué que mis padres eran muy protectores y que, si yo quería sacar la cabeza del nido para respirar, había de mentirles a menudo. Eso me indujo a pensar que, si tenía imaginación para mentir, también podía usarla para escribir.