Una mujer que vivió hace cien años escribe, a
escondidas, a la luz de una vela en un pueblo perdido en la montaña. Sus letras
la unirán con hilo invisible a otra mujer del siglo XXI que, como ella, tampoco
puede vivir sin escribir. El arte y las letras, pero también el dolor y los
sentimientos muy intensos, llevarán a estas dos mujeres a sufrir como nadie,
pero también a disfrutar de una vida plena. Este es el argumento de ‘La nevada
del cuco’ (‘La nevada del cucut’), última novela escrita por Blanca Busquets, ahora
editada por Grijalbo en lengua castellana, y con la que ha conseguido el Premi
Llibreter 2011. Tras los cristales del Blue Canalla Bar de Valencia, en la sobremesa
del pasado 26 de abril, pude conversar durante unos minutos con la escritora
catalana sobre su libro.
Blanca, ¿qué
significa para ti haber conseguido el Premi Llibreter?
En mi carrera como escritora nunca me he
presentado a premios, básicamente porque escribo en catalán y en mi editorial
no hay premios en esta lengua, tendría que cambiarme de editorial y, como me
tratan muy bien, no quiero hacerlo. Cuando te cae uno del cielo, como este, te
sientes desconcertada pero muy contenta. Gracias a él atraviesas una barrera
que te permite llegar a muchos más lectores.
No creo que tenga nada que ver. El Premi
Llibreter tiene varias secciones y una de ellas es para el libro en catalán,
que es mi premio. Mi carrera iba como una mancha de aceite, cada vez con más
lectores pero poquito a poco y, de repente, cuando pensaba que siempre seguiría
así, he llegado a mucha más gente. Lo mejor de escribir es escribir y, después,
comunicar y a cuanta más público alcances, mucho mejor.
Uno de los personajes de ‘La nevada del cuco’
afirma que escribir es un bálsamo.
Sí, un bálsamo y una terapia. Por supuesto. Lo
único que yo he hecho es aplicar mi terapia a las dos señoras que protagonizan
mi novela, haciéndoles sentir un poco lo mismo.
Haces radio y escribes, ¿no tienes problemas a
la hora de compaginar ambos trabajos?
Claro que los tengo, no soy una superwoman.
Pero todo es creativo y creo que si te organizas bien y tienes un cerebro
cuadriculado como el mío, hasta aquí escribo y hasta aquí hago radio, consigues llevarlo más o menos bien. Cuando
ganas un premio y suben los libros, también sube lo de la radio, pero, insisto,
se va llevando.
Y ¿no mezclas escenarios: la literatura en la
radio o viceversa?
Sí y no. Cuando estoy escribiendo me meto en
ello y lo hago muy rápido. No puedo frenar. Si me asalta una idea paso todo el
día pensando en ella y, si me pilla en la radio trabajando seriamente, de
repente paro y digo: ¡ya lo tengo! Pero aparte de eso no me ocurre nada más.
¿Qué tienen Tònia y Lali, las dos
protagonistas, de Blanca Busquets?
Mira, en esta novela es en la única que hay
un capítulo que es bastante autobiográfico, donde cuento algo que me sucedió a
mí. Es la primera vez que lo narro en un libro. Y lo he hecho porque a los
cuarenta años me di cuenta de que la culpable de lo que ocurrió no fui yo, sino
el entorno. También lo he escrito para que, si a alguien le sucede lo mismo, sepa
que tiene que romper con ello. Por otro lado, es lógico, los personajes tienen
muchas cosas mías y de otras personas. Siempre hago una mezcla porque yo hago
ficción.
‘La nevada del cuco’ es literatura de lo íntimo,
de lo pequeño, de lo cercano…
Efectivamente, no todo pasa en Londres, en
París o en Nueva York. A veces nos olvidamos de esos sitios pequeños que son
universales porque en todos lados, en idénticas circunstancias, ocurre lo mismo.
Hablando con la gente mientras hacía la promoción, me he dado cuenta de que lo
que cuento suena como algo muy próximo en aquellos lugares donde hay montañas y están aislados. Cuanto más local es una
historia, más universal resulta.
Y, en un tiempo
donde triunfan novelas de templarios y de familiares de Cristo, ¿cómo se te
ocurre escribir sobre lo íntimo, lo pequeño, lo cercano…?
No quiero hacer una novela de otro estilo. Escribo
lo que necesito comunicar. Tengo la suerte de que a mi editora le gusta lo que
hago y quiere venderlo, digámoslo así. Si escribiera sobre templarios o sobre la
familia de Cristo tendría mucho éxito, pero yo lo único que trato es que lo que
hago tenga gracia, algo de intriga y un poco de gancho.
Sin embargo, vas a publicar pronto una novela
histórica.
La tengo en el cajón pero no va se va a
publicar aún. En febrero próximo aparecerá otro libro de los míos, de mi
estilo. Además, mi novela histórica no tiene templarios, ni familiares de
Cristo [risas].
Las historias de Lali y Tònia tienen en común
que son tristes, ¿no?
Bueno, depende, si miras el final no lo son
tanto. Se trata de dos personajes que superan una realidad triste, que habitan
un entorno hostil, una en la ciudad y la otra en un pueblo, y que lo pasan fatal, aunque ambas consiguen salir airosas. A las dos les he
insuflado esa fuerza interior que dice que no han de esperar nada de fuera para
escapar de su situación.
Tònia contrae matrimonio
para no quedarse “para vestir santos”. ¿Las nuevas generaciones que lean la
novela no se sorprenderán un poco sobre este temor?
De momento las nuevas generaciones todavía
escuchan esa frase a sus abuelos. Más adelante no sé qué ocurrirá pero actualmente sigue vigente, aunque hoy la heroicidad casi consiste en lo contrario, en casarse
{risas]. Bromas aparte, creo que los jóvenes sí pueden sorprenderse de que esto
pueda ocurrir. Pero si leen un poco de Historia, todo está solucionado.
Llama la atención
la ausencia de guiones en los diálogos, que quedan integrados en la narración.
Sólo sé hacerlo así. No me preguntes por qué
pero no me sale de otro modo. Me siento encasillada. No me resulta terapéutico.
Tengo que escribir como pienso y me sale todo en un párrafo. Pero que conste
que hay algunos guioncitos para que el lector no se me aburra. Con ellos
advierto que son cosas que ocurren ahora mismo. Los guiones de radio y de televisión
sí que los escribo con los signos convencionales, así evito que se me mueran
los realizadores [risas].
De la lectura de algún
pasaje de la novela se desprende que las personas que escriben tienen una
sensibilidad especial.
De alguna manera, tanto las personas que
escriben como las que pintan, los músicos o los artistas, algo distinto tienen.
No sé si es una sensibilidad especial, seguramente sí. Tampoco sé si es buena o
mala, porque yo creo que cuando se destaca por algún sitio se falla por otro.
Acabamos: en la
página 49 encontramos esta frase: “Releer un libro es como visitar a un amigo
de nuevo”.
Bueno, un libro es un amigo, ¿no? En un
libro siempre hay cosas nuevas y en el amigo también. Aunque a veces parezca
que no.
Blanca Busquets i Oliu, nacida en Barcelona.Escritora y periodista. A los doce años escribió su primer cuento, y desde entonces, escribir se convierte en el eje central de su vida. Ha publicado las novelas ‘Presó de Neu’‘(2003), ‘El Jersei’ (2006) —editada en Rusia y Alemania y también en audiobook—, ‘Tren a Puigcerdà’ ( 2007), ‘A saber dónde está el cielo’, publicada simultáneamente en catalán y castellano (2009) y ‘La nevada del cucut’ (2010). Como periodista trabaja desde 1986 en las emisoras de Catalunya Ràdio. Durante siete años fue redactora de Televisió de Catalunya.
P.S. Creo que al final tendré unas palabras con el word. Empiezo a hartarme de que siempre señale mi propio nombre como falta de ortografía.