“Laura. Te amo. Eternamente. Entre ondas y nubes”. Esta enigmática
frase en la esquina de un lienzo inacabado, que representa la figura desnuda de
una mujer sin rostro, supondrá para Marcela una inesperada encrucijada en su
vida anodina. Cuando su hermano Jaime, un fotógrafo solitario y viajero, muere
en un absurdo accidente, entra por primera vez en su estudio y descubre la
existencia de una intensa historia de amor frustrada de la que nada sabía hasta
entonces. Acompañada de Victoria, su mejor amiga, Marcela comenzará una
investigación que le llevará a descubrir aspectos de su hermano y de ella misma
que desconocía. Con este planteamiento inicial, Desirée Ruiz presenta ‘Ofelia
descalza’, publicada por Ediciones Hades, su ópera prima, novela que mezcla el
romanticismo y el thriller a partes desiguales. En el Lounge Bar del Hotel
Astoria pude charlar con la escritora aragonesa sobre su obra durante unos
minutos, mientras en la calle el sol patinaba, perezoso, sobre el asfalto y los
edificios de Valencia.
Desirée,
¿qué significa escribir para ti?
Escribir me hace ser más
feliz, le proporciona intensidad a mi vida. Al narrar cosas que no son reales,
ocurre que mis sentimientos se vuelven mucho más intensos, es como si toda mi
sensibilidad afluyera de golpe.
¿Hay
mucho de autobiográfico en ‘Ofelia descalza?
No, no es muy
autobiográfica. La protagonista lleva una vida dura y es muy desgraciada, todo lo
contrario de lo que me ocurre a mí, afortunadamente. Desde luego hay pinceladas
mías en muchos personajes, pero no se centran en uno en concreto. Algunas
personas que me conocen y han leído la novela dicen que me encuentran en frases
sueltas, pero nada más.
¿La
idea para escribir la novela surgió de golpe o se gestó a lo largo del tiempo?
La idea se gestó a lo largo
de ocho o nueve años. Cuando escribo me vuelvo un poco obsesiva y solo puedo
dedicarme a ello y como entonces no podía hacerlo, porque tenía otras
obligaciones, trabajé el relato corto, un género que te retroalimenta más,
porque el resultado es inmediato.
Decías
que también has cultivado el cuento, ¿qué lugar ocupa el relato breve en tu
literatura?
Me interesa el género del
cuento por sí mismo, me gusta escribir relatos cortos. Hay aspectos que puedes
observar de la realidad, cosas que te llevas a tu casa y que para mí
constituyen un relato por sí mismas, sin muchos más añadidos. Aunque es un
género que no se lee demasiado, posee su
propia esencia.
¿Utilizas
guión para escribir o te dejas llevar durante el proceso creativo?
Como escritora soy bastante
anárquica, un poco caótica, igual que lo soy en mi vida cotidiana. No sé
exactamente qué voy a escribir, así que escribo y paro, monto la estructura y
corto, añado o quito lo que no me cuadra. Unas veces narro y otras estructuro el
texto, depende de mi estado de ánimo. Todo el mundo piensa que escribir resulta
siempre divertido y no es así, hay momentos de puro trabajo de construcción,
que siempre es más aburrido que el mero acto de escribir.
Sí, concretamente el
personaje de Sara me pedía más papel del que yo le había asignado en principio.
Decidí concedérselo y eso hizo variar un poco mi concepción inicial de la historia.
Con esta concesión, creo que la novela ganó en intensidad.
Encabezas
la novela con dos citas, una de Virginia Woolf y otra de Marcela Serrano.
Sí, ambas son mis escritoras
favoritas, me gustan mucho. Dado que la novela es una historia de mujeres,
cuando leí la cita de Marcela Serrano pensé que podía cuadrar muy bien con el
texto, igual que la de Virginia Woolf que refleja perfectamente ese tipo de
situaciones en las que la vida nos supera y se puede convertir en nuestro
propio enemigo. Aunque no me considero una persona triste ni mucho menos, son
dos reflexiones que utilizo muy a menudo en mi vida diaria.
Introduzcámonos
ahora un poco en los entresijos de la obra. La protagonista, Marcela, es mujer,
como lo son también Victoria, Laura, Sara, Alma del Río y otros personajes
femeninos. Por si esto fuera poco, Jaime, el protagonista masculino, muere
pronto, ¿‘Ofelia descalza’ es novela preferentemente de y para mujeres?
Todo lo que has dicho es
cierto y parece muy evidente que así lo sea, pero nada más lejos de la
realidad. Efectivamente, el personaje masculino al que aludes muere al comienzo
de la novela, pero es el centro de toda la historia. Aparece y desaparece, es
quien mueve los entresijos y sirve de nexo de unión entre los demás personajes.
En el fondo, ‘Ofelia descalza’ es una novela de intriga, pero también habla de
las emociones y los sentimientos, quizá desde una perspectiva que puede parecer
femenina, en el sentido de que tal vez las mujeres podemos tener sentimientos
un poco más complejos, aunque creo que los sentimientos son universales.
En
un momento determinado, la novela da un giro y definitivamente se transforma en
thriller, ¿eso es algo premeditado?
En la primera parte, Marcela
se muestra un poco más pasiva, como dejándose llevar y yo pretendía que fuese
más activa y que le sucediesen más cosas. Eso ocurre en la vida real también,
porque cuanto tú te activas todo se acelera. Sin embargo, no era nada
premeditado, salió así porque me lo pedía la trama de la novela.
Precisamente,
el hecho de que Marcela se lance a la investigación de la vida de su hermano
Jaime, le lleva a descubrir muchos aspectos sobre ella misma.
La reacción de Marcela se produce
cuando comienza a investigar, aunque creo que ni ella misma es consciente de
que lleva una existencia gris, como tantas otras personas en el mundo real. Sin
embargo, al descubrir que hay algo extraño en la vida de su hermano, que
también le afecta a ella, decide tomar las riendas y cambiar un poco las cosas
que no le gustan y buscar las que echa en falta. En eso su amiga Victoria le
ayuda mucho.
Has
profundizado mucho en los personajes.
Me interesan mucho los
personajes y su mundo interior. Me gusta que, una vez leída la novela y pasado
el tiempo, dejen un cierto poso en el lector. Precisamente, aunque es una
novela de intriga, como ya he dicho, no es trepidante porque he invertido mucho
tiempo en el conocimiento de la personalidad de cada uno de ellos. Por eso he
usado el narrador omnisciente a la hora de describir todo lo que sienten. Profundizar
en los personajes es lo que confiere emoción a la novela y hace que los
lectores se identifiquen con ellos.
Es cierto, los personajes
que aparecen en la novela la tienen. Todos han atravesado momentos especiales
en sus vidas: alguna tragedia, un misterio, un secreto… Esto es una novela,
pero creo que si rascáramos un poco, veríamos que la mayoría de la gente guarda
pequeños secretos, pequeñas vivencias que le han impactado, sin olvidar que
existen personas con un pasado turbio e, incluso, truculento.
Como
ya hemos dicho, el hecho de que Marcela investigue algo exterior a su persona,
le lleva a conocerse mejor interiormente, ¿en la realidad también ocurre igual?
Bueno, es verdad que Marcela
se descubre a sí misma al investigar cosas del exterior, en este caso sobre su
hermano, pero no creo que tenga que ocurrir exactamente así en todos los casos.
Hay personas que viven mucho hacia fuera, pero carecen de un enriquecimiento
interior. En este caso, una cosa lleva a la otra y ella empieza a conocerse más
a sí misma e incluso profundiza en la relación con su marido, una relación que
se había vuelto rutinaria y que les había llevado a perder la ilusión, aunque
no el amor.
El
disparador principal de la acción es un retrato: el de Laura, en el que aparece
una mujer cuyo rostro no conocemos porque el cuadro no está terminado.
No, no está terminado
fundamentalmente porque toda la historia, la intriga, arranca con la búsqueda
de esa mujer y era mejor que no se conociese su cara. ¿Por qué no acabó Jaime
ese retrato? No se explica en la novela, quizá no quiso terminarlo o deseaba
preservar el secreto de la identidad de su amada.
Aunque
no describes demasiado el paisaje urbano, está claro que la historia transcurre
en Zaragoza. La capital del Ebro no es muy habitual en la literatura, ¿qué tal
se porta como escenario?
[Risas] Conmigo se ha
portado muy bien. Yo nací y me crié allí y al escribir sobre Zaragoza he
descubierto que, aunque no la he utilizado mucho, porque me he centrado más en el
interior de las casas y de los personajes, puede dar mucho juego. Tiene lugares
con magia para ser escenarios válidos, como por ejemplo, la plaza del Pilar y
los puentes. De hecho yo veía moverse por allí a mis personajes, no me los
imaginaba en ningún otro lugar.
Concluimos
por hoy con dos preguntas: ¿qué es La tisana del Papa Luna?
Bueno, es un montón de
hierbas que sirven para todo, desde la jaqueca hasta los nervios pasando por el
riñón. Se puede encontrar en cualquier tienda del casco viejo de Peñíscola.
Siguiente
proyecto: ¿tienes algo ya en mente?
Aunque llevo un cuento entre
manos, que quiero terminar para el final del verano, volveré a escribir una
novela. Ya tengo pensado algo, pero sin perfilar todavía. Son como muchos flashes
en la mente que todavía no se han concretado. Espero que lo hagan pronto.
SOBRE DESIRÉE RUIZ
Desirée Ruiz Pérez (Zaragoza, 1973) es licenciada en Derecho y trabaja desde 1999 como profesora de Educación Secundaria, especialidad de Formación y Orientación Laboral. Actualmente reside en Castellón de la Plana, donde ejerce la enseñanza en el IES Matilde Salvador. Casada y madre de dos hijas, ha escrito libros de texto de su especialidad docente. Dentro ya de la ficción, es autora del libro ‘Tarta de manzana y otros relatos’, Premio Certamen de Relato Corto Bohodón, así como de varios cuentos incluidos en las antologías ‘Relatos de mujeres 6’, ‘Bocados sabrosos’, ‘Pluma, tinta y papel’ y ‘Cachitos de amor’. ‘Ofelia descalza’, publicada por Ediciones Hades, es su primera novela.
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