En el invierno de 1684, el doctor Zúñiga
parte desde Valencia con destino a Venecia para cumplir con una importante
misión diplomática. Sin embargo, sus dotes como investigador han traspasado
fronteras y el dux le encarga que averigüe lo que se esconde detrás de un
mensaje anónimo que amenaza con el hundimiento de la ciudad. Para ello contará
con la ayuda de Elena Cornaro Piscopia, la primera mujer reconocida con un
doctorado universitario, quien ha organizado una reunión de científicos para
debatir sobre la vigencia del pensamiento de Aristóteles. A ella acudirán desde
Newton o Halley hasta Leibniz. Inmerso en una Venecia fría y brumosa, marcada
por los carnavales y la música, y con las mentes más brillantes de Europa a
solo unos pasos de él, en ‘Sombras de agua’ Fernando de Zúñiga, el personaje creado
por el escritor Félix G. Modroño hace más de nueve años, vivirá una de las
experiencias de su vida más apasionantes, sobre las que conversamos durante
unos minutos en su última visita a Valencia.
Félix, ¿estamos
ante una aventura más de don Fernando o se trata de la última de ellas? Esta es una novela mucho más
trabajada desde el punto de vista literario que las anteriores. Creo que se
nota mi evolución como escritor y tengo la impresión de que el parón que
sufrieron las aventuras del doctor Zúñiga mientras escribía ‘La ciudad de los
ojos tristes’ y ‘Secretos del Arenal’, me ha permitido presentar a un protagonista
más rico y con más matices que antes. Precisamente por eso espero que esta
aventura suya no sea la última, aunque el veredicto del lector es importante.
Por eso deseo que, a partir de ahora, crezca también el número de sus
seguidores.
Dices que has
madurado literariamente, ¿en qué lo percibes? Mira, ésta es una novela que, aunque la
queramos vender con el envoltorio de un thriller,
es mucho más que eso porque tiene mucha introspección. He querido reflexionar
sobre la corrupción, las supersticiones y la religión con una perspectiva
histórica y, aunque como lectores podamos pensar que el doctor Zúñiga está
persiguiendo a un asesino, a mí me interesa mucho más cuando el protagonista se
asoma a una ventana y recapacita sobre sus fantasmas. La trama policiaca y el
hilo de la investigación me sirven para contar otro tipo de historias.
¿Cómo surge la
idea para escribir la novela? Principalmente a través de un personaje real: Elena Cornaro Piscopia,
a la que me tropecé buscando científicos y que llamó mi atención porque fue la
primera mujer del mundo que se doctoró en una universidad, concretamente en la
de Padua. Su figura me interesó mucho y preparé la trama a su alrededor. De
hecho, ella tiene bastante protagonismo en la novela. Fue una mujer
maravillosa, inteligente, adelantada a su tiempo, un tiempo en el que
consideraban que las mujeres estudiosas eran unos monstruos, porque tenían
cerebro de hombre y cuerpo de mujer.
¿‘Sombras de agua’
es una historia de corte universal, que podría haberse desarrollado en
cualquier lugar del mundo que no fuese Venecia? En este caso creo que no. Me apetecía mucho
ambientar esta historia en una ciudad muy trillada literariamente a lo largo
del tiempo como es Venecia, de la que yo quería dar mi particular visión, bien
alejada de ese concepto de parque temático que tiene hoy. Todos poseemos un
concepto estándar de esos edificios venecianos tan espectaculares, pero
desconocemos cómo era la República de Venecia, que convirtió a la ciudad en lo
que fue. Por eso he desarrollado la historia en invierno, envuelta en la bruma,
y me permito describirla tal y como la veían sus habitantes de entonces.
Hablar de Venecia
y no hacerlo de su carnaval casi parece un fallo imperdonable. Los venecianos utilizaban las
máscaras en beneficio de sus placeres, ya que durante los carnavales apenas si
se producían crímenes. Preferían dedicarse más a sus asuntos amorosos, algo que
asumían con completa naturalidad, ya que incluso estaba mal visto no tener amantes.
Era una forma muy abierta de vivir que, por desgracia, hemos perdido.
Has citado las máscaras,
¿por la novela deambulan muchos personajes con máscara no solo física? Normalmente he pretendido hablar
de los personajes tal como eran, sin dobles caras. Cada uno de ellos es lo que
parece ser. De hecho, como ya he dicho, la trama criminal no es más que una
mera excusa para adentrarme en el pensamiento y en la mente de los científicos
de entonces. La acción se desarrolla en un momento de transición entre los
siglos XVII y XVIII, donde por un lado, tropezamos con los primeros ilustrados
y, por otro, con científicos que proceden de una tradición anterior, casi
medieval, muy ingenuos aún, tanto que no podían deshacerse de los lazos
religiosos que los ataban, aunque ya empezaban a ser un poco más empíricos. Eso
les llevó a tener problemas de identidad e, incluso, de conducta. Justamente
aquí en Valencia es el tiempo de los Novatores, con el padre Tosca. No es una
casualidad que aparecieran en este momento histórico tan difícil.
¿Cómo eran los
científicos de aquel momento de transición? Cuando se desarrolla la acción de ‘Sombras de
agua’, los científicos se carteaban y me pareció muy atractivo convocar en
Venecia una reunión, una especie de congreso, con ellos. Disfruté mucho
viéndoles hablar y tratar sus puntos en común, sus divergencias y sus
discusiones.
Como en toda
novela de época, los personajes reales se mezclan con los ficticios, ¿cuáles
predominan más? Me
atrevería a decir que, tanto en Valencia como en Venecia, la mayoría son reales
exceptuando tres o cuatro. Y de esos cuatro, dos son don Fernando de Zúñiga y
su fiel Pelayo. En estas novelas, la realidad te limita porque has de ser
riguroso con ellos y no puedes crear una novela absolutamente a tu gusto, sin
hacer caso de nada. Yo procuro rodear mis historias de marcos antiguos, que
reflejen bien los ambientes de la época. Y más que la documentación, me
preocupa que el lector se sienta realmente inmerso en el mundo del que le hablo
y que sienta que vive en él.
Palazzo, ragazzo, spezieria... Utilizas palabras italianas para introducir mejor al lector en la
época, ¿no? Sí,
son pequeñas pinceladas, pero no quiero abusar. En esa época el lenguaje
científico común era el latín. Unos venecianos hablaban el véneto, mientras que
otros utilizaban dialectos o italiano antiguo. Evidentemente, para no confundir
al lector no podía mezclar tantas lenguas y he preferido unificarlas. Esas
pinceladas a las que aludía antes me sirven para recordarle al lector dónde se
encuentra.
‘Sombras de agua arranca
en Valencia, ¿por qué? El padre Tosca fue un científico importante y en España no había
demasiados, en gran parte por culpa de la Inquisición. Necesitaba un puerto de
salida hacia Italia y me tropecé con que el Santo Grial estaba aquí, donde
también vivía el padre Tosca, sin olvidar el descubrimiento que hice del
desaparecido Palacio Real. Todo eso constituía un caldo de cultivo perfecto y
me hizo considerar que Valencia era el lugar idóneo para comenzar la novela.
¿Podemos
considerar que Venecia es una protagonista más de la novela? Sin duda que sí. La novela
arranca en Valencia, pero la gran protagonista es Venecia. Disfruto mucho ubicando
mis historias en ciudades peculiares. Para que el lector las viva, introduzco
elementos de entonces como la gastronomía, los olores o la música. En aquel
momento la música era importante, son los años de los luthiers y de la aparición del violoncelo y todas las clases
sociales eran muy aficionadas. El Hospicio de la Caridad fue escenario de
importantes conciertos. Para ambientarla mejor todavía, la visité en la soledad
del invierno y me he servido de la lectura de viajeros que pasaron por la
ciudad en aquel tiempo. Me siento especialmente orgulloso del trabajo que he
hecho en este sentido, una especie de collage entre lo que otros han pensado y
mis propias percepciones y sentimientos.
Finalizamos por
hoy: ¿algún proyecto futuro ya en mente? A medida que voy acabando la redacción de una
novela, necesito casi como vía de escape pensar en la siguiente. ‘Sombras de
agua’ la terminé encerrado en una cabaña de Cantabria durante una semana y mi
próximo libro quiero ubicarlo allí. Así que aquellos días me sirvieron también
para tomar notas.
SOBRE FÉLIX G. MODROÑO
Félix G. Modroño (Vizcaya, 1965) es un escritor afincado en Sevilla. Tras publicar ‘Villalpando, paisajes y rincones’ (2002), en homenaje al pueblo zamorano de sus padres, se animó a emprender la aventura de su primera novela, ‘La sangre de los crucificados’ (2007), protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII, que también sería el personaje central de su siguiente obra: ‘Muerte dulce’ (2009). Con ‘La ciudad de los ojos grises’ (2012) cosechó un gran éxito de ventas y el reconocimiento de los lectores y, tras ser galardonado con el XLVI Premio de Novela Ateneo de Sevilla por ‘Secretos del Arenal’, regresa ahora a uno de sus personajes favoritos, el doctor Zúñiga, para entregarnos su nueva aventura, ‘Sombras de agua’, editada por Algaida.
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