«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 16 de diciembre de 2012

Isabel San Sebastián, escritora y periodista: “La Edad Media fue un mundo de gran esplendor cultural y artístico, en el que imperaba el valor del honor y de la valentía”

Isabel San Sebastián llevó una mañana muy ocupada concediendo entrevistas a diversos medios de comunicación. Incluso mantuvo un almuerzo de trabajo, al término del cual pudimos conversar sobre ‘Un reino lejano’, su última novela, editada por Plaza&Janés, la historia de una familia desunida por el infortunio que lucha por dejar atrás la barbarie a la que se enfrenta para plantar las semillas de un futuro civilizado. El Reino de Aragón, los almogávares, el nacimiento de las ciudades, los gremios, el nuevo papel de la mujer o la burguesía son términos que el lector encontrará a lo largo de su lectura, cubiertos todos ellos con el manto de la ficción. 

Isabel, periodista de radio, prensa y televisión, que, además, cultiva el arte de la literatura.

Yo empecé a escribir hace muchos años. Primero, ensayo y, después, novela. Supongo que todo periodista de prensa escrita lleva dentro un escritor porque sus herramientas son las mismas: la palabra y el lenguaje. También creo que todo periodista es también un investigador y la novela histórica siempre es producto de un intenso proceso de documentación. Por otro lado, como el momento actual es tan sombrío y tan triste, una ha de escaparse a otros territorios de fantasía en los que prevalece la virtud, donde a veces ganan los buenos, al traidor le llega siempre su hora y el caballero se queda con la dama, dicho todo ello de un modo muy simplista. 

La literatura es, por tanto, un valor refugio.

Mira, yo necesito construirme un territorio de ficción en el que las cosas discurran como debería ser, especialmente en el terreno de la política en el que me muevo y en el que se medra a través de la sumisión y la hipocresía. Estoy convencido de que hubo un tiempo en que las personas medraban por su fuerza, por su valentía y por su sacrificio. Algo así le ocurre a Guillermo, el protagonista de mi novela, en el que su parte civilizada triunfa sobre su parte bárbara. Si eso no ocurre en la realidad, al menos que lo haga en la ficción y que al lector le consuele lo que lea. 

‘Un reino lejano’ es una novela histórica o una novela a secas?

Hombre, primero que nada es una novela, una historia de aventuras trepidantes, amores, desamores, batallas, infortunios, que les suceden a los protagonistas y que se desarrolla en el siglo XIII. Los escenarios son diversos, las Cruzadas, las ciudades de Barbastro o de Valencia, y su trama es histórica, rigurosamente estudiada y documentada. El fondo donde transcurre todo lo que cuento es real, pero la trama es ficticia. 
¿Por qué decidiste ubicarla precisamente en este contexto histórico medieval?

La Edad Media es una época muy luminosa, a pesar de lo que se piensa en general, con un pre-renacimiento que se vio truncado por la peste negra que asoló a Europa, y que me sirve de pretexto para hablar de los valores de la caballería, del resurgir de las letras especialmente en la cuenca mediterránea, en el Reino de Aragón. Es un mundo de gran esplendor cultural y artístico en el que impera el valor del honor y la valentía, que son conceptos que me interesa mucho recuperar hoy que vivimos un tiempo cortoplacista e hipócrita. Por otro lado, el siglo XIII es el momento crucial para la formación de España, la época en la que se consolidó el Reino de Aragón con su figura principal el rey Jaime I. 

En contra de lo que piensan algunos que solo valoran el presente, ¿es importante conocer el pasado?

Conocer el pasado es fundamental y, además, en un país cuyas raíces son tan discutidas como el nuestro, más. Estoy convencida de que España se empezó a gestar durante la Reconquista, en ese esfuerzo colectivo para recuperar un territorio que fue creciendo y que permitió que España se proyectase hacia el Atlántico y el Mediterráneo. Precisamente, esta proyección mediterránea a través de la Corona de Aragón es lo que yo cuento en la novela, con la conquista de Valencia, Alicante y Murcia por parte de Jaime el Conquistador. En aquella época los reinos cristianos estaban decididos a unirse y así ocurrió, lo que favoreció la derrota de las taifas que eran mucho más débiles. Y eso vuelve a suceder ahora, en un momento en el que hay que unirse para hacer frente a los enemigos que son otros: la prima de riesgo, los mercados… 

Has escrito la novela con lenguaje actual.

Escribo la novela en español del siglo XXI sin traicionar los conceptos de la Edad Media. Los valores y la forma de pensar de mis personajes corresponden a la época de entonces. Cuando ellos, antes de cada batalla, se encomiendan al cielo no hago sino reflejar la mentalidad de una gente cuya vida giraba absolutamente en torno a Dios.  

El escritor de novela histórica sabe lo que ocurrirá después en el mundo, pero ¿los personajes conocen este futuro?

No, ellos desconocen el futuro por completo. En uno de los pasajes, Guillermo, durante su cautiverio de veinte años en Mongolia a orillas del lago Baikal, llega a pensar que los mongoles se habían apoderado del mundo, que la civilización cristiana había desparecido y que todo era una inmensa estepa por la que cabalgaban aquellos bárbaros. Y esa circunstancia le llevará a plantearse si vale la pena escaparse o no. 

Has utilizado la primera persona como voz narrativa, ¿cómo escritora qué ventajas te aporta?

La primera persona me permite ahondar más en las emociones de los personajes. La tercera persona te hace ser más cronista, más universal, es como alguien que lo ve todo desde fuera, igual que un periodista que lo cuenta todo. Creo que una novela sin emociones y sin sentimientos no es una novela. Soy muy apasionada en lo que hago y me gusta que mis lectores me descubran a través de mis personajes. Y para eso la primera persona resulta fundamental. 

Hablas en la novela del nacimiento de las ciudades, en un mundo dominado por el feudalismo, ¿qué significó la irrupción de los núcleos urbanos?

La aparición de las ciudades en el mundo feudal significó la libertad. Las ciudades fueron reductos de libertad que nacieron al amparo de murallas físicas, los propios muros de piedra, y murallas legales, los fueros. Los reyes las dotaron de fueros para que sus habitantes se estableciesen en su interior, al tiempo que con ello conseguían asentar su autoridad frente al poder de los señores feudales. A través de los derechos concedidos, los monarcas se apoyaron en estos pobladores para extender su poder. Los burgueses fueron los gérmenes de lo que hoy somos los ciudadanos: seres libres y tributarios a la justicia.  

Igual que de Castilla y Aragón surgió una España nueva, ¿qué queda de aquellas realidades históricas, si es que queda algo?

No creo que se puedan delimitar claramente las fronteras. Y en aquella época tampoco porque había muchas escaramuzas en sus lindes. Haría más bien una diferenciación entre mentalidades: la mentalidad cantábrica, la mediterránea, la castellana y la andaluza. Un vasco y un andaluz no se parecen mucho entre sí. España es un país muy variado, plural. Si existe una característica mediterránea sería el amor por el disfrute, mientras que castellanos y cantábricos tenemos un concepto de la vida más “sufridor”. De ahí lo maravilloso de esta simbiosis entre lo castellano y lo mediterráneo, que nos enriquece a todos. 

‘Un reino lejano’ habla también de la condición social de la mujer en el mundo de los gremios.

En los fueros de Huesca y Jaca, por ejemplo, se reconocía a la mujer el derecho a formar parte de los gremios en los que, incluso, podía alcanzar el grado de maestra. La condición para ello era que tenía que ser soltera, viuda o huérfana. Sin ir más lejos, la hija de un maestro tejedor accedía al grado de maestra sin sufrir examen. Ahora bien, si se casaba, por las condiciones estipuladas en el matrimonio, el taller heredado de su padre pasaba al marido. Pero mientras ella estuviera soltera, podía hacer lo que quisiera. 

Valencia también aparece en la novela, ¿cómo era la capital del Turia en el siglo XIII?

Era una ciudad muy rica que había sido la capital de la taifa valenciana. Era la típica ciudad musulmana que había entrado en declive porque llevaba mucho tiempo pagando tributo al rey de Aragón, hasta que este decidió que ya no quería el tributo sino la ciudad y la tomó. Tras la conquista, el rey Jaime I, que era muy caballeroso, permitió que los musulmanes huyeran de la ciudad tranquilamente llevando sus enseres.  

Para acabar: ¿qué nuevos proyectos guardas?

En este momento no dispongo de tiempo para escribir, pero mi mente, que siempre está ocupada, no para de pensar y tengo claro que mi próximo proyecto literario abandonará la Edad Media y que escribiré algo sobre el siglo XX. 


SOBRE ISABEL SAN SEBASTIÁN

Isabel San Sebastián (Chile, 1959) ha trabajado en prensa (ABC, El Mundo), radio (Cadena SER, Onda Cero, RNE, Cope, ABC Punto Radio) y televisión (TVE, Antena 3, Telecinco). Actualmente presenta el debate Alto y claro, de Telemadrid, y conduce el programa diario El contrapunto en ABC Punto Radio. Todas estas actividades no le han impedido arañar tiempo para dedicarse a su pasión: la escritura. Autora de diversos ensayos sobre política y sociedad, ha publicado hasta la fecha tres novelas: ‘La visigoda’ (Premio Ciudad de Cartagena, 2007), ‘Astur’ e ‘Imperator’.