«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 28 de abril de 2013

Jorge Molist, escritor: “Mi objetivo es que cuando el lector lea la primera página no pare hasta la última”

A finales del siglo XV, una librería se convierte en el centro de las intrigas de una Roma dominada por los Borgia. La librería es un símbolo del clan Borgia, mayoritariamente español, que la protege, y pasa a ser un objetivo a destruir por las grandes familias romanas que urden la caída del papa Alejandro VI y de sus ambiciosos hijos Juan, César y Lucrecia. Joan y Anna regentan el establecimiento y han logrado encontrar la felicidad a pesar del mundo de guerras, complots, adulterios, traiciones y asesinatos que les rodea. Sin embargo Juan Borgia, un joven que no acepta una negativa y en el que su padre, el papa, ha delegado todo su poder, se encapricha de Anna. A partir de este momento, Joan y Anna no solo deberán enfrentarse a las familias romanas que desean destruir la librería, sino también al poder de los Borgia, para salvar su dignidad, familia y libertad. Este es el inicio de la nueva novela de Jorge Molist, que lleva por título ‘Tiempo de cenizas’, publicado por Temas de hoy Th Novela.

Jorge, ¿los Borgia son los papas sobre los que más se ha hablado, bien en literatura, bien en cine o televisión?
Del primero, Calixto III, se escribió poco, pero de Alejandro VI, mucho y ha pasado a ser el valenciano más famoso de la historia e incluso me atrevería a decir que es el español más conocido, lo que ocurre es que, por desgracia, no ha salido demasiado bien parado.

Aunque los Borgia no son los protagonistas centrales de la novela, ¿el libro te ha permitido aportar otra visión de esta familia valenciana?
Realmente, sí. Los Borgia no son los protagonistas, pero el papa Alejandro VI planea sobre gran parte de la novela, se encuentra dos veces con Joan, el protagonista, y uno de estos encuentros va a cambiar su vida. La novela me ha permitido dar una visión de los Borgia, e incluso de Maquiavelo, bastante distinta de esa leyenda negra que envuelve a ambos.

En ‘Tiempo de cenizas’ retomas la figura del librero que ya aparecía en tu novela anterior, un oficio que ha evolucionado mucho y aportas muchísima información al lector, ¿te interesa más informar que entretener?
No, no, yo quiero entretener aunque es cierto que aporto mucha información. Entre mi anterior libro y este he invertido seis años de mi vida investigando y pretendiendo sacar agua clara de un pozo oscuro, pero yo lo que quiero es descargar la historia cuando pesa demasiado y centrarme en la narración, hacerla fluida, llena de emociones, de aventuras, de sentimientos, de intriga. Mi objetivo es que cuando el lector lea la primera página no pare hasta la setecientos cuatro.
Cuentas en la novela que en las librerías antiguas se celebraban tertulias a las que acudían mujeres.
Para empezar hay que tener claro que las librerías eran auténticos centros de difusión cultural en aquella época y que las tertulias literarias se estilaban mucho. Tanto en la librería de Roma como en la de Barcelona, que aparecen en la novela y que realmente existieron, había tertulias. La propia Lucrecia Borgia tuvo tertulia propia, ya que las grandes damas del Renacimiento eran muy dadas a estas reuniones. Gran parte de la fuerza del Renacimiento está detrás de estas mujeres que eran protectoras del arte, particularmente del literario.
¿Supongo que habrás podido encontrar abundante documentación sobre este tema para fabular, no?
Hay abundante información en general, fundamentalmente aportada por los historiadores franceses, que han hecho un buen trabajo reivindicando a los Borgia. En cambio, sí que he tenido dificultades para encontrar documentación sobre algunos personajes como Miquel Corella, Michelotto, que para mi historia era fundamental. He tenido que reconstruirlo tomando datos de un lugar y otro. Michelotto era el sicario, la mano ejecutora de los Borgia. También reivindico su figura, igual que la de los Borgia, en el libro.
Hay muchas versiones sobre la muerte de Juan Borgia, tú das aquí otra distinta.
Hay algo claro en el asesinato de Juan Borgia: le dieron un montón de puñaladas y no se quedaron ni con la cadena de oro ni con la bolsa de monedas que llevaba encima. Eso indica claramente que se trató de un crimen personal, sin descartar también motivos políticos. Esa es la versión que doy en la novela, porque creo que es la más normal. Juan Borgia era un hijo de papá y un hijo del papa. Llegó a Roma con veinte años, habiendo dejado a su esposa con un hijo pequeño y embarazada del segundo en Gandía. Se creía con derecho a todo, especialmente en lo referente a las mujeres. Las conseguía de una manera u otra, era todo un depredador sexual. A las familias italianas, que jamás pudieron dominar a los Borgia, no les hacía ninguna gracia este hecho. Por otro lado, Juan Borgia, rodeado de sus hombres, los catalani como los llamaban, impuso su ley y cometió algunas tropelías importantes, a las que hay que añadir su derrota en la batalla de Soriano y el episodio en la cena del cardenal Sforza, en el que su secretario fue asesinado. Juan no tenía ni la cintura ni el calibre necesario para salir airoso de estas situaciones y, por esa causa, pienso que su muerte fue un crimen pasional pero con tintes políticos.
Has utilizado antes dos palabras claves: sicario y familia, ¿nos encontramos ante un antecedente claro de la mafia italiana?
Mario Puzo escribió a medias su novela ‘Los Borgia’, que a mí me desagrada bastante, y la enfocó de un modo parecido a ‘El Padrino’. Pero, claro, hay que tener en cuenta que él no la terminó y que con los elementos que disponía en el momento de su muerte lo hicieron otros que, además, consiguieron un buen negocio con ello. De todos modos sí que podemos hablar de un antecedente de la mafia, pero teniendo presente que no fue un invento de los Borgia, simplemente era lo que se llevaba en la época. También hay que valorar que la Corona de Aragón estuvo establecida quinientos años en Sicilia y que algo se le debió de pegar. Los Orsini y los Colona funcionaban con parámetros similares, tenían sus propios sicarios. A fin de cuentas, la mafia es la versión actual de la forma de hacer política de entonces.
¿Estructuralmente, los personajes de ficción que has creado para la novela qué papel desempeñan?
Ellos han sido el cemento que une la trama. Me he mantenido muy fiel a la Historia, he buscado esa realidad que supera a la ficción para encontrar lo que me asombra, me intriga y me emociona y reciclarlo después lo más auténticamente posible. Savonarola, los Borgia, Maquiavelo, los Reyes Católicos, El Gran Capitán, cada uno se encuentra en un lugar distinto y necesitaba un hilo conductor para escribir sobre ellos y retratarlos tal como fueron. Y ese hilo conductor son los personajes de ficción que me permiten narrar sin fisuras.  
‘Tiempo de cenizas’ trata de la lucha del pequeño contra el grande y del papel del libro en esta lucha, ¿no?
El nervio de la novela consiste en la lucha del pequeño contra el grande, del pequeño que quiere ser libre y del poderoso que trata de limitarle su libertad. La peripecia de Joan no es más que la lucha por salvaguardar su vida, su familia y su negocio de libros en aquella época tan agitada. Es el mismo caso de los Borgia, que mantienen una pugna por sobrevivir por encima de esas familias políticas romanas que siempre habían conseguido doblegar la autoridad de los papas. Hay que tener en cuenta que en seiscientos años solo hubo tres pontífices extranjeros, dos de ellos valencianos. El primero, Calixto III, iba a durar poco porque estaba muy enfermo, aunque permaneció tres años en el pontificado y le dio pie a introducir a su familia en el papado. El segundo fue Alejandro VI y el tercero fue Adriano VI, impuesto por los ejércitos de Carlos I, un tipo carismático y que tuvo un buen comportamiento. La aparición de la imprenta permitió la difusión de los libros que se convirtieron en el soporte de revoluciones. Tanto la Reforma Protestante como la Revolución Francesa o el Marxismo cabalgaron siempre a lomos de los libros.
Los papas tenían hijos, ¿el voto de castidad no era obligatorio en aquella época?
Existía el voto de castidad, pero era muy laxo. Hubo varios concilios en los que se intentó imponer el celibato, pero fracasaron. Hay que tener en cuenta que el oficio eclesiástico era un trabajo y, por eso, luego pasaba lo que pasaba. Hasta cuarenta años después de la muerte de Alejandro VI, en el Concilio de Trento, no se impuso de modo taxativo el celibato. Y fue como reacción a la Reforma Protestante que sí permitía el matrimonio eclesiástico. Alejandro VI tuvo siete hijos y su gran mérito fue que los reconoció. Era un tipo muy directo, extrañamente moderno a mi entender y en muchos puntos admirable, a pesar de toda la porquería que le ha tirado encima.
En medio del mundo renacentista, convulso, que describe ‘Tiempo de cenizas’, se yergue una figura terrible: la de Savonarola.
Una de las cosas que más me gusta de la novela es el enfrentamiento de dos tipos de religión. Por un lado, la de Alejandro VI, un papa tolerante que incluso acogió a los judíos expulsados de España, que permitió a Copérnico explicar que la tierra giraba alrededor del sol y que perdonó a Pico de la Mirandola al que se consideraba hereje. Y por otro, en Florencia, la cuna del Renacimiento, Savonarola impuso el blanco y negro y no solo por los hábitos dominicos. Prohibió los maquillajes, las ropas de colores, los juegos de ajedrez, los libros, el propio Botticelli quemaba sus pinturas sobre la hoguera de las vanidades, en resumen todo lo que pudiera producir placer iba al fuego. Fue una religión de ayunos, de azotes, de penitencia, de terror, de profecías del apocalipsis. Ambas situaciones producen un contraste muy especial.
¿Un programa al estilo de ‘Salvame’ en aquella época tendría tanto éxito como tiene ahora?
No estoy muy al tanto de ese programa, pero las noticias recorrían los caminos. No había televisión, ni radio, pero había panfletos y poesías burlescas que sacaban a la luz pública todo tipo de bulos y rumores. De hecho se llegó a afirmar que Alejandro VI se acostaba con sus hijos, lo cual como han demostrado los historiadores actuales era falso. Fue toda una campaña mediática que se orquestó contra los Borgia porque como no podían con ellos, intentaron desprestigiarlos de este modo.
La última: ¿habrá tercera entrega de la serie?
En este momento no estoy en ello. Para mí continuar sería lo más sencillo pero este es el fin. Lo cierto es que tengo ganas de cambiar de registro. Lo que estoy haciendo ahora está fuera del territorio histórico. Me he planteado algo diferente, con una base humorística o filosófica, pero todavía no sé qué saldrá.

 
SOBRE JORGE MOLIST
Jorge Molist (Barcelona, 1951) comenzó a trabajar a los catorce años, empleándose en empleos de lo más variado. Simultaneó trabajo y estudios hasta recibirse como Ingeniero Industrial. Comenzó a trabajar para grandes empresas de Estados Unidos y Europa en las que desempeñó altos puestos de responsabilidad ejecutiva. Sin embargo, la necesidad de escribir se impuso y en 2000 publicó ‘Los Muros de Jericó’, a la que seguirían ‘Presagio’ (2003), ‘El Anillo (2005) y ‘La Reina Oculta’ (2007), que le permitió conseguir el Premio de Novela Histórica Alfonso X. En el año 2008 dio otro giro a su vida y abandonó su actividad profesional en grandes multinacionales para dedicarse exclusivamente a su vocación escritora, publicando su siguiente novela ‘Prométeme que serás libre’ (2011). En la actualidad todas sus obras han sido traducidas en más de veinte idiomas.