El 11 de mayo de 1933, Goebbels ordenó la quema de veinte mil libros "judíos" en la Obernplatz de Berlín. Entre estos libros había obras de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, que se encontraba en Viena. Desde la capital austriaca manifestó: "Qué progresos hemos hecho. En la Edad Media me hubieran quemado. Hoy se contentan con quemar mis libros". No parece que en este territorio, Freud resultara todo lo clarividente que lo fue en otros.