Al llegar a cierta edad nos convertimos en una suerte de islotes rodeados por la nostalgia. De repente, nos entra como una fiebre ciega por recuperar aspectos de nuestra vida pasada que, en un momento determinado, nos hicieron sentir felices. Dentro del territorio del cómic, de los tebeos, cuando éramos pequeños los aficionados al género nos nutrimos con las publicaciones de una empresa mexicana, que llegaron a los kioscos de España allá por los años sesenta del pasado siglo. Me estoy refiriendo a la editorial Novaro que, a través de sus múltiples series (western, dibujos animados, superhéroes, vidas ejemplares, etcétera), ilustró con sus viñetas policromadas muchos de nuestros mejores ratos libres, sentados en sillas de enea o en el santo suelo, mientras la canícula estival, o el rigor invernal, bailaban a nuestro alrededor.
Pues bien, Diábolo Ediciones acaba de publicar el volumen 'Cuando Bruce Waye se llamaba Bruno Díaz', escrito por Jorge Gard, en el que recoge la historia de aquellas colecciones de tebeos hoy difícilmente encontrables. Así que, nostálgicos del mundo uníos, aquí está la posibilidad de recuperar un buen pedazo del pasado que fuimos.