Nº 520.- Seis millones de ejemplares vendidos de sus novelas
traducidas aLa Gazette des Animaux, fundada por él
mismo, y el éxito le sorprendió a los veintisiete, tras publicar ‘La verdad
sobre el caso Harry Quebert’, todo un bombazo literario y editorial a escala
mundial. En tres pinceladas, muy breves, ésta es la trayectoria del escritor
suizo Joël Dicker, quien acudió a la cita anual de València Negra por primera
vez. Dicker, durante la rueda de prensa, dejó claro que no es partidario de las
etiquetas en literatura, porque «es bueno derribar los muros que separan los
géneros», al tiempo que se definía como un apasionado lector de los clásicos
franceses y, sobre todo, de los rusos, de quienes destaca su descripción de los
colores, ambientes y aromas, sin olvidar a los norteamericanos «porque he vivido mucho tiempo
allí y conozco su literatura, que te conecta directamente con la tierra». No
todos los días tiene un entrevistador a un autor tan prometedor a su
disposición durante unos minutos, así que, con la ayuda de la traductora
Beatriz Descalzo, comenzamos nuestra charla en la sala de presentaciones de la
Fnac de Sant Agustí de València.
cuarenta idiomas. A los diez años ya escribía en una revista,
Bienvenido a València.
Gracias.
¿Qué significa para Joël Dicker escribir?
La escritura es muy importante para mí, algo primordial.
Yo pasé de ser alguien, que escribía sin saber si tendría éxito o no, a convertirme
en un autor con éxito, un profesional que se ha visto obligado a cambiar su
fórmula de entender la escritura porque ahora es mi oficio. Cada día me levanto
y me siento a la mesa para escribir, porque es lo que quiero hacer, sin
embargo, ya no es una actividad espontánea, sino más trabajada, ya que he
tenido que eliminar algunos automatismos.
Durante un tiempo envió
sus obras a las editoriales sin obtener el resultado apetecido, ¿cómo se
superan esos primeros rechazos?
Hay que establecer una diferencia entre el
libro que tiene éxito y el que no lo tiene. El éxito ha posibilitado que yo
esté aquí en València en este momento, algo que no me habría permitido el
fracaso. El éxito es fantástico, nos gusta a todos, y cuando tú escribes no
sabes lo que sucederá con lo que llevas entre manos. Sin embargo el placer de
escribir, con publicación o sin ella, siempre es igual. Detrás de cada novela
hay mucho trabajo, muchas horas invertidas en la escritura.
¿Existe existe un
antes y un después de ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’ en su carrera?
Esta es una respuesta muy complicada porque
en realidad nada ha cambiado para mí, ya que mi vida como escritor sigue igual.
Utilizando un poco la demagogia, podría decir que efectivamente el éxito de esa
novela lo ha cambiado todo, algo evidente por otro lado y que resulta difícil de
negar, pero lo único que ha conseguido es variar mi rutina, no mi forma de ser
hacia los demás.
En su siguiente
novela, ‘El libro de los Baltimore’, volvió a utilizar a Marcus Goldman,
protagonista de ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’, ¿para un escritor
recuperar una voz “dormida” resulta difícil?
No, no hizo falta recuperarla porque empecé a
escribir ‘El libro de los Baltimore’ inmediatamente después de concluir ‘La
verdad sobre el caso Harry Quebert’, antes incluso de que se pusiera a la venta la
novela. Por lo tanto, mi proceso de escritura no se ha interrumpido entre ambos
libros y cuando me alcanzó el éxito ya estaba en pleno trabajo con los
Baltimore.
Joël Dicker es un
escritor europeo y, sin embargo, ambas novelas están ubicadas en Estados
Unidos, ¿por qué utiliza este escenario?
Si no dispongo de un escenario que domino, no
puedo escribir. Ambienté las novelas en Estados Unidos para ver cómo funcionaba
como territorio literario, ya que conozco este país lo suficiente como para
hablar sobre él. Así me di cuenta de que las descripciones fluían bien y podía
establecer interacciones con los lectores. Cuando estas cosas me ocurren, me
comporto como un niño con un juguete nuevo y disfruto mucho escribiendo, pero
soy un escritor muy joven aún y voy a la palpa, por lo que ignoro qué ocurrirá
en el futuro. Todavía no tengo claro qué quiero hacer y qué no.
Hemos hablado del
escenario, pero no del escritor, ¿dónde se oculta Joël Dicker en sus novelas?
Mis primeras novelas contienen bastante
material autobiográfico y esta situación se mantuvo hasta que me di cuenta de
que aquello no me interesaba. Yo quería hacer ficción, escribir literatura de
ficción, moverme dentro de una especie, digamos, de género de aventuras en un
sentido muy amplio del término, en el que lo importante no es tanto el final
del libro como mantener la intensidad a lo largo de toda la narración. La
realidad me limita, porque sólo me deja estar aquí y ahora, frente a usted. Descubrir
un personaje totalmente libre como Marcus, que me permitía hacer la literatura
que a mí me gusta, fue un descubrimiento muy importante para mí, pero que quede
claro que yo no soy él.
La verdad es que no sé si vale la pena buscar
una explicación a esto. No hice pruebas entre la primera o la tercera personas,
directamente comencé a escribir en primera, porque me resultaba una voz más
próxima, más cercana y, sobre todo, porque le otorgaba mucha mayor credibilidad
a las historias.
Como escritor, ¿se
deja llevar por la improvisación o trabaja sobre plano?
Establezco un plano detallado, pero no es un esquema
rígido sino maleable, que se adapta a medida que voy escribiendo la novela. Las
ideas que me surgen durante el proceso creador las reajusto y las encajo en ese
guión inicial.
¿Cuida mucho la
forma o le interesa más el fondo?
Ambas cosas son importantes. Una historia
genial mal contada no sirve para nada y, al contrario, si lo que cuentas muy
bien, porque eres un buen escritor, carece de un contenido interesante, atrayente,
que valga la pena, tampoco sirve para nada.
¿Las historias que
escribe le llegan o las busca?
Eso es algo muy difícil de saber, porque las
historias surgen desde sitios muy dispares. En mí se produce un proceso químico,
una amalgama, entre lo que veo, lo que oigo, mis sentimientos, el teatro, el
cine, los libros que leo y las ideas que confluyen en la novela que voy a
escribir.
¿Está satisfecho
con la traducción al castellano de sus libros?
Me han traducido mis novelas a más de
cuarenta idiomas y es difícil saber cómo quedan estas versiones, porque yo sólo
hablo inglés, alemán y francés. De la traducción al español me siento contento,
ya que he observado en los lectores de aquí las mismas reacciones que entre el
público francés. En Sudamérica ha sido distinto, porque algunas palabras no
entran dentro de mi vocabulario y el resultado no ha sido exactamente igual.
Los festivales de
novela policiaca, como València Negra donde nos encontramos, le acercan a sus
lectores, ¿le interesan este tipo de eventos?
Que me hayan invitado a venir a València
Negra es un honor para mí, ya que eso significa que los lectores españoles han
honrado mi obra. De hecho, si no me interesara o no me gustara, no me habría
subido al avión esta misma mañana y no estaría aquí. Me resulta muy interesante
ver el efecto que produce lo que escribo en los lectores de distintos lugares.
Y también me gusta discutir con ellos y recibir sus opiniones, porque eso me
permite modificar, quitar o añadir cosas en mis escritos.
La última por hoy:
¿puede adelantar algo sobre lo que está escribiendo
ahora mismo?
No, no, nunca anticipo nada sobre lo que
estoy escribiendo, porque si hablo de ello me siento condicionado en mi
trabajo. Soy un poco supersticioso en este sentido, tengo miedo de que se vaya
al traste todo lo que llevo hecho y que no pueda llegar al final.
SOBRE JOËL DICKER
Joël Dicker es un escritor suizo (Ginebra, 1985) en lengua francófona, que en su breve trayectoria literaria ha sido galardonado con importantes reconocimientos internacionales. Su primera novela, ‘Los últimos días de nuestros padres’, basada en la desconocida historia de una unidad de inteligencia británica, encargada de entrenar a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzó el Premio de los Escritores Ginebrinos. Su segunda entrega, ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’, calificada por la crítica como una mezcla entre Larsson, Nabokov y Philip Roth, fue galardonada con el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, así como con el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa. Su tercera y última publicación hasta el momento, ‘El libro de los Baltimore’, comparte protagonista, Marcus Goldman, con su anterior obra, de la que se considera una segunda parte.