A pesar de la pandemia, el balonmano femenino internacional acudió a su cita de cada año. En 2020 fue el Campeonato de Europa el que concitó nuestra atención frente a la televisión. Se celebró en Dinamarca durante los días 3 al 20 de diciembre. A pesar de la frialdad de los pabellones, carentes de público y repletos de asientos vacíos por culpa del covid, resultó un torneo vibrante, con partidos brillantes y una gran final en la que la selección de Noruega, dirigida desde el banquillo por Thorir Hergeirsson y en la pista por Stine Oftedal, se impuso a la exigente Francia por 22 a 20, en un encuentro en el que quizá el técnico noruego no tuvo una de sus más brillantes direcciones técnicas. A pesar de ello el título europeo voló de nuevo a las vitrinas nórdicas. En la final resultó decisiva la gran actuación de la portera Silje Solberg, así como el buen trabajo colectivo del equipo noruego - qué bonitos son sus equipajes -, que supo capear con veteranía y serenidad los momentos difíciles planteados por la selección gala de Olivier Krumbholz. La gran noticia del nuevo campeón fue el regreso de su lateral zurda Nora Mork, después de una complicada lesión, que la ha mantenido alejada de las pistas durante mucho tiempo. De todos modos, si Noruega quiere reeditar sus éxitos con la frecuencia acostumbrada, deberá aplicarse en la renovación del equipo nacional, en el que como nuevo valor ha destacado la lateral Reistad, jugadora de tan solo 21 años con la que habrá que contar en el futuro, sobre todo tras su destacada actuación en este europeo. Enhorabuena a Noruega y a perseverar en su trabajo y en su estilo de juego.
De la Selección Española solo decir que tuvo una más que discreta participación. La ausencia de Sandy Barbosa, por todo lo que aporta al juego y a la dinámica de partidos, se dejó notar considerablemente. A esta circunstancia habría que sumarle el hecho de que quizá alguna jugadora no convocada debería haber participado en el campeonato. Pero cada uno llevamos un seleccionador nacional dentro y para gustos los colores. En el preolímpico del próximo mes de marzo, si llega a celebrarse con permiso del virus, España tiene una buena prueba de fuego para enmendar la plana, sin olvidar tampoco que la renovación de la selección es algo más que urgente. Las edades no perdonan.