«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

viernes, 20 de mayo de 2022

València Negra 2022 (1): John Connolly: «Escribir es un placer continuo para mí»

Nº 632.- Hace varios meses que no publico ninguna entrevista. ¿Habré perdido el oficio? Un cierto gusanillo recorre mis tripas, como si pretendiera jugarme una mala pasada. València Negra celebra su décimo aniversario. En este 2022, ha tirado la casa por la ventana. Literalmente. Una pléyade de clubes de lectura, charlas, entrevistas, coloquios, proyecciones de cine y encuentros sacuden la capital del Turia durante medio mes de mayo, tiñéndola de un color negro más intenso que nunca. La lista de escritores convocados es ingente. Uno de ellos, que además cerrará el certamen, es John Connolly. Nacido en Dublín en 1968, Connolly es el padre del detective privado Charlie Parker, que interviene en casos donde el mundo sobrenatural se deja notar. Por tanto, la propuesta literaria del irlandés es diferente: género negro salpimentado con encarnaciones humanas del mal, surgidas del propio averno. Mientras me dirijo hacia la Fnac de San Agustín, lugar de la rueda de prensa con Connolly, dos personas caminan unos metros por delante de mí. Su estela me resulta familiar. Me aproximo lo suficiente para comprobar que, efectivamente, se trata de Jordi Llobregat, director de València Negra, y del propio John Connolly. Mientras caminamos, ahora juntos, Jordi me lo presenta. El hielo se rompe pronto y me doy cuenta de que el padre literario de Parker es un tipo cordial y amable, dispuesto a poner fácil su trabajo al periodista. Más adelante, tomamos caminos diferentes para coincidir después en la propia Fnac. Tras la rueda de prensa, se inicia el turno de entrevistas. Connolly confirma mis presunciones. Por propia voluntad, además, ha decidido hablar en castellano. Junto con mi rudimentario bagaje inglés, involuntariamente, organizamos una conversación heterogénea, donde ambos hacemos piruetas en idiomas que no son los nuestros. El piloto rojo de las grabadoras ya está encendido. Empezamos.

John, usted lleva ya muchos años escribiendo y publicando, ¿qué significa la escritura para usted?

Desde que era joven he escrito siempre. Hay personas que miran una pintura e inmediatamente quieren dibujar, o que escuchan música y quieren crear música por sí mismos. Para mí la escritura es una manera de explorar y entender el mundo. Mi paso de la lectura a la escritura fue algo natural. Durante cinco años fui periodista, porque pensé que era una manera de ganarme la vida escribiendo, pero en la redacción había muchos periodistas mejores que yo. Además, siempre he sentido una preferencia por la ficción y los periódicos prefieren la no ficción a la ficción [risas].

¿Recuerda sus primeros momentos como escritor?

En la redacción del diario había una computadora y allí comencé a escribir una novela. Tras la muerte de mi padre, en casa no teníamos mucho dinero para disponer de una. Por otro lado, él no creía que personas como nosotros pudiéramos llegar a ser escritores de profesión. Necesitábamos ocuparnos en un oficio mucho más estable y convencional. Ahora sé que soy escritor para demostrarle que sí podía serlo. La historia se repite y creo que los hijos siempre quieren demostrarles cosas a sus padres.

¿Por qué escogió el género negro o de misterio a la hora de convertirse en escritor?

De joven me interesaron siempre dos tipos de ficción: la novela detectivesca y los cuentos de horror y de fantasmas. Creo que muchos escritores pretenden escribir las mismas historias que leyeron en su juventud y para mí resultaba natural crear un género que combinase ambos tipos de historias. Ya sé que no es algo muy usual, pero yo quería escapar de la tendencia de los escritores irlandeses a escribir sobre nuestra propia tierra. En el siglo XX no escribimos mucha ficción de género, aunque en el XIX sí lo hicimos a través de la novela gótica. Hay razones culturales e históricas que explican este hecho. Nuestra antigua tradición literaria tenía mucho que ver con el estilo inglés y muy poco con nuestro nuevo país, surgido tras la revolución. Fue precisamente por eso que escogí la alternativa de la novela negra.

Charlie Parker, sin embargo, no vive en Irlanda, sino en Maine. ¿Por qué?

Tradicionalmente, los irlandeses emigraron a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Y en Estados Unidos las novelas detectivescas me ofrecían la posibilidad de disponer de un escape creativo. Yo no quería escribir nada sobre Irlanda que tuviera relación con nuestros problemas actuales, por ejemplo, los de la zona Norte. Por eso ubico allí mis novelas, sin olvidar que tampoco busco ser considerado como un autor estadounidense. Solo pretendo conservar mis raíces irlandesas y europeas.

Ángel y Louis son una pareja de homosexuales que colaboran con Parker, ¿qué papel juegan en sus novelas? 

Es cierto. Quería que Parker tuviera una amistad masculina, porque creo que es un tema importante y está muy subestimado. Entre los hombres hay demasiado silencio, mientras que las mujeres comparten muchas cosas porque son más comunicativas. En los primeros libros, Ángel y Louis no tenían mucha importancia, pero poco a poco han ido creciendo y ahora trabajan para él. De alguna manera, ellos buscan la redención a través de su trabajo con Parker.

Sus personajes acumulan vivencias que luego afloran en otras novelas. Mientras escribe, ¿percibe la sensación de que está construyendo una única obra, dividida en capítulos constituidos, en su caso, por cada nuevo libro?

Las novelas de Parker constituyen una serie, pero también una secuencia. Pueden leerse de manera desordenada, pero, si se leen en orden, es posible percibir una historia mucho más grande en continuo desarrollo. Creo que esta secuencia va a necesitar una culminación en el futuro, pero no sé cuándo ocurrirá eso, porque me gusta mucho escribir estas novelas y ver el mundo a través de los personajes. Por otro lado, en cada libro descubro nuevas cosas y veo cómo ellos van cambiando. Tampoco puedo olvidar que tengo una novia, dos hijos, dos perros y una hipoteca y necesito mantenerlo todo. A estas alturas de mi vida no voy a cambiar de profesión.


¿Parker guarda alguna relación con los antiguos justicieros del far-west, que se encargaban de perseguir y eliminar forajidos?

El género del detective privado parte del Oeste americano, porque algunos de los primeros escritores en los años veinte, como Dashiell Hammett, habían escrito antes historias de pistoleros. Por lo tanto, la figura del detective privado guarda una conexión muy profunda con los protagonistas del western y, de alguna manera, Parker se enmarca en esta tradición. Mis novelas también son fronterizas como las del Oeste. En el Norte, donde se desarrollan, hay una frontera representada por las montañas y los bosques, que son lugares muy primitivos. Y eso se debe a que yo quería introducir el estado de Maine en mis historias. Me interesaba escribir sobre esa tensión que existe entre las ciudades y los lugares más atávicos. Al mismo tiempo, necesitaba aportar algo diferente al género y por eso mis textos guardan relación con los cuentos de hadas y de fantasmas, que constituyen mis raíces irlandesas y europeas.

¿Es usted un escritor de novelas con guion rígido, estructurado, o se deja llevar por la acción y prefiere descubrir las sorpresas que le guarda el proceso de la escritura?

No, no soy un autor que lo tenga todo planificado. No puedo jugar al ajedrez, necesito descubrir cosas. Algunos críticos, que no entienden el género, piensan que se centra solo en la trama, pero toda buena ficción está basada en los personajes y yo necesito descubrir la naturaleza de la novela durante el proceso de escritura. Mientras trabajo el primer borrador, hacia la mitad más o menos, surge una idea para el siguiente libro. Es solo un personaje, un capítulo o una situación pero es suficiente para comenzar. Escribo muy lentamente, mil palabras al día más o menos, y para entender la novela primero la termino y después la descubro. Siete u ocho meses más tarde acabo el borrador, vuelvo al principio y lo escribo todo de nuevo, una y otra vez. Como decía Hemingway «No hay buenos escritores, solo hay reescritores».

El mal está presente en estas novelas, ¿qué es para usted el mal?

Pienso que los lectores tienen en común con los escritores su fascinación por el mal. En mis novelas, generalmente, la gente no es mala. Puede hacer cosas malas, pero son acciones que la definen. Sin embargo, determinadas actuaciones humanas van más allá de lo comprensible y mis novelas sugieren que, en esos momentos, la gente puede contactar con una fuerza más antigua y sobrenatural. En la serie de Parker existe una lucha entre un mal tradicional y otro mal mucho más extremo, que podemos llamar el diablo.

Usted también escribe literatura juvenil, en su opinión ¿hay mucha diferencia entre el público joven y el adulto?

Creo que la gente joven lee novelas negras. He escrito para jóvenes y adultos y no hay mucha diferencia entre ambos públicos. Cuando era joven leía libros para adultos y luego no quería leer novelas para niños, porque los niños siempre quieren leer los libros de la gente mayor. Los temas de las novelas negras son universales, el mal y la importancia de hacer algo para enfrentarlo, aunque quiero dejar claro que lo mío son novelas detectivescas, no negras. El escritor irlandés Edmund Burke dijo que para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada y en este mundo, en este momento, podemos ver la importancia de hacer algo en Ucrania. En ocasiones, hay que enfrentar la fuerza con la fuerza para proteger a la gente sin poder, a los pobres. Y pienso que eso constituye una lección importante para los jóvenes.

Introduzcamos una pizca de humor en la entrevista. Irlanda es tierra de grandes escritores, no solo policiacos o de misterio. No hace falta citar nombres. ¿Qué parte de gloria literaria irlandesa le corresponde a la cerveza Guinness?

[Risas] Creo que a veces los escritores irlandeses sentían el embrujo del alcohol, de la Guinness. Existía el mito de que necesitaban beber para crear y el resultado de ello lo podemos ver, por ejemplo, en un hombre como Shane MacGowan que perdió una destacada posición dentro de su profesión. Desafortunadamente, creo que este mito persiste en la actualidad… Sorry, sin pretenderlo he convertido una pregunta con humor en una respuesta seria [sonrisa]. Mejor pasemos a la siguiente.

¿En qué se parecen John Connolly y Charlie Parker?

No soy tan atormentado como Parker, o, al menos, eso espero. [Risas]. Él ha cambiado mis gustos en comida, en música y también mis opiniones políticas, porque Parker no dice nada que yo no crea también. Él es como un prisma para mí, una forma de reflejar la experiencia, de ver el mundo a través de sus ideas y, además, ha transformado también mi percepción de las cosas. Somos dos seres que nos vamos cambiando mutuamente sin descanso.  

Sus inicios no fueron fáciles. Le costó cinco años publicar ‘Todo lo que vive’, su primera novela de la serie de Parker. Pero de eso ya ha pasado mucho tiempo. Si ahora toma distancia y mira toda su trayectoria literaria, ¿qué piensa?

Al comienzo creía que iba ser un periodista, posiblemente con una familia muy convencional. Pensaba que no podría ser escritor y que mi primera novela no sería publicada. Cuando se editó fue una gran sorpresa para mí. Estoy muy agradecido por haber podido dedicarme a esta profesión. Siempre les digo a mis hijos que necesitan encontrar un trabajo que les encante, que les haga felices en sus vidas. Afortunadamente, la escritura me permite hablar con lectores de varios países y compartir los libros con personas inteligentes. Escribir es un placer continuo para mí.

Congratulations, Mr Connolly!

Thanks for your time!

Herme Cerezo/Diario SIGLO XXI, 21/05/2022