Herme Cerezo/SIGLO XXI, 05/11/2010
Javier Negrete (Madrid, 1964), es profesor de griego en el IES Gabriel y Galán de Plasencia. Aunque no vive exclusivamente de la escritura, compatibiliza su oficio literario con la docencia, tiene ya un importante número de títulos publicados: ‘La luna quieta’, ‘La mirada de las furias’ (premio Ignotus, 1998), ‘Estado crepuscular’ (premio Ignotus y Gigamesh, 1994), ‘Memoria de dragón’, ‘Los héroes de Kalanúm’, ‘La Espada de Fuego’ (premio Ignotus, 2003), ‘El espíritu del mago’, ‘Señores del Olimpo’ (premios Minotauro, 2006, y Utopiales, 2009), ‘Alejandro Magno y las águilas de Roma’ (premio Celsius, 2009), ‘Salamina’ (premio Espartado, 2009) y ’Atlántida’. Con su última entrega, ‘El sueño de los dioses’, editada por Minotauro, se aproxima a la conclusión de la saga de Tramórea, una tetralogía que culminará el próximo mes de mayo con la edición de ‘El corazón de Tramórea’. De su novela y de la literatura fantástica charlamos durante unos minutos con el escritor madrileño.
Javier, ¿escribes literatura fantástica por evasión?
No, me siento suficientemente contento con la vida como para no necesitar evadirme. Escribo porque me gusta construir otra realidad, hacer pruebas, experimentar.
La literatura fantástica ¿es el territorio literario donde el escritor goza de mayor libertad?
Cuando uno concibe un territorio fantástico ha de crear ciertas reglas y respetarlas. Estas reglas, además, han de presentarse de tal manera que el lector las comprenda y acepte. Con el género policial, por ejemplo, ocurre lo mismo. Para mí la literatura fantástica es muy parecida a la novela histórica, pero con la ventaja de que aquí puedo inventar y en el género histórico he de atenerme a unos hechos ya acaecidos, inamovibles. Precisamente, el género fantástico exige un mayor realismo en la narración, para que el lector crea lo que lee.
De hecho, en ‘El sueño de los dioses’, los territorios existen, al menos en los mapas.
Precisamente de ahí, de los mapas, arranca, creo, mi afición por la escritura. En mis primeros relatos me gustaba dibujarlos, así que creé uno propio para la saga de Tramórea..
Desde el punto de vista de un nuevo lector, ¿el género fantástico es un coto vedado para los no iniciados?
Mis primeras lecturas fueron cómics de superhéroes y mis primeras novelas, ‘Las minas del rey Salomón’ o los libros de Julio Verne. Todas ellas contienen un punto de fantasía. La literatura fantástica no es ningún coto accesible sólo para iniciados, lo que ocurre es que hay personas que tienen prejuicios y, si en lo que leen observan que algo no puede suceder en la realidad, dejan de leer.
‘El sueño de los dioses’ iba para última novela, pero ahora resulta que todavía habrá una cuarta entrega. ¿La tetralogía se puede leer individualmente o es mejor efectuar una lectura en conjunto.
Se podría leer individualmente, pero no es lo mismo, porque los argumentos están imbricados. ‘El sueño de los dioses’ está lleno de referencias a las anteriores entregas, referencias rápidas y breves. De todos modos, he de decirte que a los lectores que se han incorporado a la serie con esta novela no les ha resultado difícil leerla, sin conocer previamente las dos anteriores. Ahora bien, esta tercera entrega va muy estrechamente unida con la cuarta y última, ‘El corazón de Tramórea’.
¿Persigues alguna reflexión moral en ‘El sueño de los dioses’?
No, yo me planteo la novela como argumento y diversión. Lo más importante para mí son los personajes y los conflictos, amorosos, morales, que establecen entre ellos o consigo mismos.
Gracias a los vocabularios insertos al final de la novela, se crea un código secreto autor-lector, ¿no?
De alguna manera sí. Esto es algo muy típico de los libros de fantasía, de ciencia ficción e incluso del género histórico. Nos adentramos en un código distinto, que sólo el escritor conoce, y el vocabulario ayuda al lector para que acceda a él. Hay literatura fantástica y de ciencia ficción que es muy opaca e introduce de golpe al aficionado en el meollo de la historia. Son experiencias muy enriquecedoras pero eso las hace minoritarias, restringidas, y precisamente mi deseo es todo lo contrario, que mis libros lleguen a la mayor cantidad de público posible.
La línea que separa la literatura fantástica y la ciencia ficción es muy delgada, ¿no crees?
Sí, mucho, y en esta novela la cruzo constantemente con el punto de vista de los protagonistas humanos, que viven en un nivel tecnológico próximo a la antigüedad romana, y con el de los dioses, que habitan un nivel superior. Cuando los primeros ven algún fenómeno imposible, les parece un prodigio, un misterio, algo mágico, mientras que para los segundos se trata de cosas completamente normales.
Los nombres de tus personajes son muy originales: Ulma Tor, Kratos, Kalagorinor, Kartine ... ¿te cuesta mucho trabajo inventarlos?
En algunos nombres se nota mi trabajo como profesor de griego, es inevitable. Busco nombres sonoros, que gusten al lector. En alguna ocasión, he llegado a inventar incluso declinaciones para ver el efecto. No dibujo los personajes pero sí que me los imagino físicamente. A veces les coloco rostros de artistas para identificarlos. Luego los libero y ya actúan solos.
Vayamos ahora con el público: ¿cómo haces para captar nuevos lectores?
Intento poner las cosas fáciles, con esas referencias que citaba antes y que permiten conocer el pasado de los protagonistas. Pero como las anteriores ya están escritas y publicadas, no puedo hacer una introducción muy larga. Por eso presento una escena, que sucede en ese instante, y cuando la acabo, explico en los siguientes capítulos cómo han llegado ahí esos personajes.
¿Cuál es la edad predominante entre tus seguidores?
Tienden a ser jóvenes sobre todo en esta serie, pero el perfil está entre los veinte y treinta años. Aunque hay que tener en cuenta que los que empezaron con la primera novela hace siete años han crecido.
Y la última: ¿sería posible trasladar ‘El sueño de los dioses’ a los videojuegos?
La verdad es que creo que sí, porque los videojuegos exigen reglas para el jugador y en ‘El sueño de los dioses’ los personajes, para alcanzar ciertas metas, han de superar algunas pruebas.
En ‘El sueño de los dioses’ se incluye la leyenda de Nenúfar, una historia que por su belleza y como colofón a esta entrevista, transcribo seguidamente: “Según un mito de Atagaira, Nenúfar era una joven guerrera que vivía en la marca de Duluvia. Allí, en el fondo de un valle resguardado de los vientos, había un lago llamado Espejo, de aguas tan puras y calmas que las montañas circundantes se veían duplicadas como una cordillera invertida. Nenúfar solía sentarse a la orilla horas y horas, admirando su propio reflejo en el agua y jugueteando con sus cabellos de platino. Llegó a pasar tanto tiempo así, sin comer ni beber, que su cuerpo se consumió hasta quedar reducido a pura brisa, mientras que su imagen se corporeizó poco a poco, convirtiéndose en una hermosa flora que flotaba en el agua y ala que, desde entonces, se conoció como “nenúfar”. Término que también utilizan las Atagairas para referirse a aquellas mujeres tan obsesionadas con su belleza y su imagen que, enamoradas de sí mismas, apenas reparan en el mundo exterior”. Quienes, además, quieran un avance visual del libro, pueden acceder al enlace ‘El sueño de los dioses’ en Youtube, donde encontrarán un video sobre la última entrega de Javier Negrete.