El titular no tiene desperdicio porque no sólo lo afirmaban en Murcia, sino que además en Alicante, punto de destino de Cristo, estaban de acuerdo. Cosas que pasaban entonces (y ahora, seguro).
Herme Cerezo
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«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)