El voluptuoso mundo del vino
ha unido a Silvia y Mateo en una relación tan intermitente como apasionada,
donde nunca hay preguntas ni tampoco respuestas. Pero ella sigue atormentada
por el dolor de hace muchos años: en 1989 el cadáver de su hermana mayor
apareció en el monte Artxanda, salvajemente mutilado, y desde entonces el
asesino sigue libre, sin que las investigaciones hayan logrado avances
importantes. Un día, Mateo recibe el correo electrónico de una desconocida que
le propone leer la novela ‘Secretos del Arenal’: una historia de intrigas,
venganza y supervivencia situada en la Sevilla de posguerra, una ciudad acosada
por el hambre, la miseria y la represión política. Mateo no sabe que es la propia
Silvia quien le manda este correo, y por supuesto desconoce qué claves se
esconden tras la lectura de esa novela. Bajo estos parámetros, Félix G. Modroño
ha escrito ‘Secretos del Arenal’, editada por Algaida, obra con la que ha
conquistado el Premio de Novela Ateneo de Sevilla 2014. Por este motivo, pasó
por Valencia en plena promoción y aprovechamos la ocasión para tomar un café,
algún analgésico (el otoño, y más si es tan caluroso como el actual, gasta
malas bromas) y charlar sobre su novela, sobre las ciudades que jalonan su vida
y la importancia de conquistar un premio tan celebrado.
Básicamente es importante
porque llegas al mayor número posible de lectores. A día de hoy, publicar es
difícil y hacerlo decentemente todavía más. Eso sólo lo consigues si te avala
un premio literario como el Ateneo de Sevilla, sin olvidar el prestigio que te
aporta el hecho de ganarlo.
Con relación al monto del Premio, ¿está más contento el ministro señor Montoro que tú?
Seguro que sí, porque de los veinticuatro mil euros, con la retención de Hacienda y la subida de mi base imponible no sé cuánto me quedará. Esto es algo que no me parece muy justo, porque los autores profesionales, que viven de escribir y carecen de ingresos periódicos, pagan una barbaridad de dinero en impuestos, sin olvidar que una novela te cuesta dos años de escribirla y su beneficio es exiguo.
Seguro que sí, porque de los veinticuatro mil euros, con la retención de Hacienda y la subida de mi base imponible no sé cuánto me quedará. Esto es algo que no me parece muy justo, porque los autores profesionales, que viven de escribir y carecen de ingresos periódicos, pagan una barbaridad de dinero en impuestos, sin olvidar que una novela te cuesta dos años de escribirla y su beneficio es exiguo.
Hay dos momentos, dos
flashes. El primero se produjo cuando vi una dedicatoria en la que el autor de
un libro hablaba de “mis amores de
pasión, de recreo y de compañía”. El segundo ocurrió al fijarme en todo lo
que acompaña a la llamada Doctrina Parot: los crímenes impunes, los asesinos
que quedan libres enseguida, los permisos a violadores, el caso de Marta del
Castillo… Los periodistas opinan que los escritores incluimos muchos crímenes
en nuestros libros, pero lo cierto es que la realidad nos supera y nos proporciona
sufrimientos duros. ‘Secretos del Arenal’ habla de la vertiente sentimental y
criminal del ser humano, del instinto animal que llevamos dentro y se pregunta qué
seríamos capaz de hacer por amor y por odio. Sin duda se trata de un libro muy
visceral.
Esta
novela no está protagonizada por Fernando de Zúñiga, ¿se te va a poner celoso
por ganar un premio sin contar con él?
La verdad es que iba a
escribir una aventura suya, pero no me parecía ético por mi parte participar en
un concurso literario con un personaje relativamente conocido. Por eso lo
aparqué. Pero volverá pronto, con nuevos bríos y con esa historia de la que ya
te he hablado en otras ocasiones. Por otro lado, pienso que es bueno que una
novela tarde en cocerse, porque el paso del tiempo la enriquece y le aporta
nuevos matices. Tengo ya el título decidido, pero no te lo voy a adelantar por
si lo cambiase en el último minuto.
¿‘Secretos
del Arenal’ está basado en un hecho real?
Bueno, actualmente es muy
difícil inventarse un crimen, porque las bajas pasiones están a la orden del
día y tenemos muchos ejemplos de ello. He utilizado algunos casos similares,
cambiando los nombres a sus protagonistas.
Narras
la novela en primera persona y bajo la voz de una mujer: ¿eso es un reto
literario o exigencias del guión?
Sí, es un reto, claro,
porque soy de Bilbao [risas] y a los de Bilbao nos van los grandes desafíos.
Esta novela tiene una doble dificultad: por un lado, escribo dos historias que
se retroalimentan una de la otra y que tienen la misma fuerza; y, por otro, disfruto
de la posibilidad de narrar en primera persona y con la voz de una mujer. Si la
narradora hubiera vivido en el siglo XIX tal vez me hubiera costado más
introducirme en su universo, pero con una mujer del año dos mil no es tan
difícil porque actualmente hay menos diferencias entre ambos sexos. Algunas
amigas mías han leído ya la novela y me han dicho que he dado en el clavo.
El
vino y lo que le rodea aparece en ambas historias, ¿te atrae de modo especial la
enología o todo ha sido pura documentación para narrar?
Me interesa mucho el mundo
del vino, ya lo utilicé muy someramente en otra novela y se había convertido en
asignatura pendiente porque a veces me ocurre que mientras me documento se me
cruzan muchas historias y argumentos, que me llevan a plantearme otras novelas
y eso es lo que me ha pasado con el vino, que además me ha permitido jugar con
los personajes a través de metáforas y con el mundo de los sentidos. Vino y
lectura son un buen maridaje.
‘Secretos
del Arenal’ tiene matices de novela negra. Si lo unimos a las andanzas
protagonizadas por Fernando de Zúñiga, ¿podríamos pensar que eres un escritor
de género negro?
Todavía no he escrito ninguna
novela negra al uso, las mías son más bien policiacas. Yo tomo las novelas
negras para que los crímenes me sirvan como hilo conductor de mis historias, no
me preocupa demasiado la investigación en sí misma. En esta, incluso hay un
crimen sin resolver y otro sin castigar.
Creo que no me interesa ser escritor de novela negra, prefiero que mis
obras tengan otras texturas, como las que hay en ‘Secretos del Arenal’, que contiene
un fuerte componente emocional.
Por
estas páginas desfilan la Guerra Civil y la Posguerra, lo que te habrá
requerido un inevitable proceso de documentación. Desde el prisma del
investigador histórico, ¿qué sabor de boca te ha quedado después de acercarte a
un tema tan sensible como ese?
Tengo la misma impresión que
todo el mundo. Si unimos la represión y el hambre de la época, personificada en
las cartillas de racionamiento, ya está hecho el retrato de la época. He tenido
la suerte de hablar con personas que vivieron entonces, personas casi
centenarias pero que conservan la cabeza muy lúcida y me han contado hechos
estremecedores, que incluso no aparecen en los libros de Historia. Precisamente
creo que de toda la investigación lo más fuerte es escuchar lo que ocurrió
directamente en primera persona de boca de alguien que lo vivió.
Hablas
en ‘Secretos del Arenal’ de un atentado contra Franco preparado en Sevilla, un
hecho que ha llegado hasta nosotros a pesar de que trataron de ocultarlo.
Afortunadamente en todas las
ciudades hay enamorados de la Historia y en Sevilla hay uno, valenciano
precisamente, cuyo nombre es Nicolás Salas. Él ha profundizado bastante en este
asunto del atentado. Franco salió ileso de muchos otros intentos de acabar con
su vida que no se llegaron a perpetrar, bien por miedo, bien por auténtica mala suerte. Se escapó de
tantos que él mismo se creía poseedor de una baraca especial, porque nadie
podía matarlo. Yo creo que incluso los falangistas lo intentaron, pero no se
atrevieron porque no tenían muy claro lo que pasaría después de su muerte.
Como
ya has comentado, en ‘Secretos del Arenal’ hay dos novelas, ¿cómo consigues
conjugar las dos historias en una sola?
Lo que me ha ocurrido con
esta novela no me había pasado antes. Normalmente soy muy metódico al
estructurar el relato, pero en este caso comencé alternando la escritura de
ambas historias. Sin embargo, me costaba mucho cambiar de registro, así que
primero terminé una y luego comencé la otra y eso me permitió interconectarlas.
¿Algún
personaje ha cobrado mayor relevancia de la que en principio le habías
destinado?
Fernanda Lamadrid cobró más
peso del que había previsto porque me encariñé mucho con su personaje. Ella
regentaba como madame una casa de trato, que no de citas. Esta particularidad
suya me permitió estudiar lo que era un establecimiento de este tipo, un lugar
donde unas chicas iniciaban a los hombres en el sexo. Estas mujeres, luego eran
las estrellas de los carnavales de la ciudad y desfilaban por sus calles.
En
la novela aparecen Bilbao y Sevilla. Tú eres vizcaíno pero vives en la capital
hispalense, ¿son las dos ciudades de tu vida?
Son dos ciudades que conozco
muy bien. Creo que un escritor es más honesto si escribe sobre lo que conoce. Mi
intención ha sido describir dos ciudades alejadas de los tópicos y hacerlo con
ese aire evocador que sólo puedes permitirte cuando escribes sobre un lugar
desde la distancia o desde dentro, pero conociéndolo perfectamente. Está claro
que no las he elegido por casualidad sino con el claro propósito de mostrar
entresijos y rincones especiales poco conocidos. Por eso la Giralda no aparece
en toda la obra.
La
última por hoy: ¿por qué rincón de la novela habita Félix G. Modroño?
Las personas somos tan
complejas que podemos manifestarnos de muchas maneras. Mis amigos, algunos me
conocen mejor que yo mismo, me han dicho que soy tanto Fernando de Zúñiga, como
Mateo o Silvia. Yo tengo muchos modos de pensar, pero mis pensamientos cambian
porque estoy en continua evolución. Y eso les pasa también a mis personajes. Es
lo bueno de nuestro instinto, que podemos ser muchas personas a la vez. Hay
quien opina que escribe para conocerse a sí mismo, quizá sea mi caso y esta
novela me haya ayudado a conocerme un poco mejor.
SOBRE FÉLIX G. MODROÑO
Félix G. Modroño es un escritor vizcaíno, afincado en Sevilla. Tras publicar ‘Villalpando, paisajes y rincones’ (2002), en homenaje al pueblo zamorano de sus padres, se animó a emprender la aventura de su primera novela, ‘La sangre de los crucificados’ (2007), protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII, que también sería el personaje central de su siguiente obra: ‘Muerte dulce’ (2009). Con ‘La ciudad de los ojos grises’ (2012) cosechó un gran éxito de ventas y el reconocimiento de los lectores.
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