«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

miércoles, 13 de abril de 2016

Álvaro Arbina, escritor: «En literatura hay que armonizar el contenido con la belleza de las frases»

Editada por Ediciones B y escrita por Álvaro Arbina, ‘La mujer del reloj’ es una novela de carácter histórico, a caballo entre el thriller y el género policíaco, que transcurre a lo largo de los cinco años que duró la guerra de la Independencia (1808-1813). Su protagonista es Julián de Aldecoa Giesler, un joven de dieciséis años que emprende un largo viaje por el país en guerra tras el rastro de su padre, quien, asesinado en extrañas circunstancias, no puede contarle el codiciado secreto que desde hace años protege su familia. Tales circunstancias atraerán al frío y calculador general francés Louis Le Duc, un hombre que esconde un terrible pasado lleno de odio y venganza. Empujado por su locura personal, perseguirá sin descanso al joven Julián, quien tratará de luchar contra las fuerzas que le amenazan en un intento por reemprender el camino hacia sus verdaderos sueños, los sueños de su padre.
Con estos parámetros argumentales, inquietantes e históricos, toque misterioso incluido, como tarjeta de visita, el escritor alavés, arquitecto de profesión, se plantó en Valencia para presentar su opera prima y explicar algunos de sus pormenores.
Álvaro, ¿que la novela haya tenido una buena acogida y que digan de ti que eres el autor revelación de 2016 impresiona?
Evidentemente,  en ningún momento me habría esperado algo así. Cuando uno escribe sueña con cualquier cosa, pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Todo lo que me sucede lo abrazo y disfruto al máximo, pero no hay que dejarse llevar por nada, sino tener los pies en tierra y trabajar en la promoción para que el libro llegue a todo el mundo.



Es la primera vez que te entrevisto, así que esta pregunta es obligatoria: ¿qué significa para ti escribir?
Para mí escribir significa muchas cosas, depende del día. Hay veces que es una forma de vivir en el sentido de que, si he tenido un día feliz, escribir lo convierte en un día más feliz todavía. También es una manera de extraer al exterior lo que llevo dentro plasmándolo en el papel. La escritura es un invento humano tremendo y, en mi caso, incluso puede convertirse en una máquina del tiempo que me transporta a otra época.
Y ¿por qué has debutado en la literatura en el género histórico?
Sin duda se debe a que muchas de las novelas y los autores que más me han gustado, por ejemplo Pérez Reverte o Ken Follet, han trabajado este género y, abundando en el tema, rozaban esta época histórica. De todos modos, pienso que ‘La mujer del reloj’ es una mezcla de géneros, porque las ideas que me iban conmoviendo o marcando el camino afloraron en el momento en que comencé mi proceso creativo.
¿Cuál es la primera imagen que provocó la escritura de esta novela?
Muchas veces las cosas parten de una idea concreta, que arrastra todo lo demás, y te ves inmerso en un proceso muy bonito. Sin embargo, en esta novela no sabría decir a las claras cuál fue la primera imagen que vino a mi mente. Como es un libro que maneja diversos géneros, en mi cabeza he tenido presente siempre la magia de ese momento histórico, que fue muy inhóspito y que me ha permitido introducir un montón de misterios en la trama.
A la hora de plantearte la escritura de ‘La mujer del reloj’, ¿has cuidado por igual la forma que el fondo?
Por mi profesión y como enamorado de la estética, para mí la forma es muy importante. En literatura, la estética es la manera que tiene el escritor de recrearse al saber que está haciendo algo bonito. Pero no se puede olvidar la técnica. En el fondo, esto es como la obra que construye un arquitecto, que conjuga la belleza del edificio con las instalaciones internas para obtener un resultado apetecible y equilibrado. Con la novela ocurre igual, hay que armonizar el contenido con la belleza de las frases y la estructura interna.
En toda novela histórica se abre un hueco para la ficción que el escritor aprovecha para introducir su argumento, ¿te ha preocupado más la realidad o la verosimilitud del texto?
Desde luego he aprovechado las lagunas y los vacíos para introducir mi ficción, pero he sido muy riguroso con la parte histórica. Creo que al final he conseguido un ensamblaje entre la trama ficticia y la real.
Has elegido la tercera persona, ¿tuviste claro que esta sería la voz narrativa desde el primer momento?
Cuando empecé la escritura no era consciente todavía de cómo iba a funcionar todo. Mi proceso de trabajo no requiere saber en qué persona voy a narrar desde el principio. Decidí la tercera  a partir del momento en que vi que había diversos personajes cuyas psicologías deseaba retratar al mismo nivel, sin destacar a ninguno.
Ubicas la acción en la Guerra de la Independencia, también llamada Guerra del Francés, ¿por qué te atraía esta época en particular?
Me atraía porque las novelas y las películas que me interesaban se movían por ahí. Además, Vitoria, mi ciudad, también desempeñaba un papel relevante y, al mismo tiempo, se trataba de un momento histórico no demasiado retratado por la literatura, un tiempo lejano a nuestros ojos y próximo al Siglo de las Luces, en el que surgieron dos ideologías que, con matices, han marcado de alguna manera nuestro devenir histórico hasta hoy.
¿La Guerra de la Independencia fue solo un conflicto entre dos naciones o significó también la lucha por imponer un determinado modelo de estado?
Para empezar no fue una Guerra de la Independencia, porque España no se independizó de nadie, pienso que es más correcto decir Guerra del Francés. Los grupos que participaron en la contienda, en la que tomaron parte soldados de varias nacionalidades, encierran matices y contradicciones y resulta difícil retratar las cosas solo en blanco y negro. Precisamente los tonos grises constituyen la riqueza de la novela. Yo me he limitado a contar este episodio para invitar al lector a que reflexione.
A este conflicto, España aportó una novedad: la guerra de guerrillas.
Las guerrillas están presentes durante toda la narración, especialmente al final cuando el protagonista se mueve inmerso en una de ellas. Es un aspecto indispensable porque representó un modo de lucha novedoso, un enemigo contra el que ningún ejército había tenido que enfrentarse hasta entonces. A las guerrillas las bautizaron como «la úlcera española» y su efecto fue devastador, causó grandes estragos a los franceses, que por su acción no pudieron disponer de todas sus tropas juntas en momentos decisivos de la campaña.
Otro elemento importante de la novela es la masonería.
La masonería es la heredera del Siglo de las Luces, un siglo de debates y tertulias. Incluso hay quien dice que la masonería tuvo mucha trascendencia en la Revolución de 1789, porque trataba de acabar con los poderes establecidos. Es un elemento que me ha ayudado a hilar la trama ficticia con la real y me ha permitido enlazar con la época moderna.
En ‘La mujer del reloj’ surge la isla de Cabrera, que fue el primer campo de concentración de prisioneros que se conoce. ¿España ha sido pionera en este terreno tan poco agradable?
Por un lado me gustaría creer que no, pero por otro me gustaría creer que sí, porque eso hace que mi novela tenga más recorrido. Cabrera no se encuentra en las primeras páginas que se pueden buscar sobre la Guerra de la Independencia, hay que bucear para descubrirla y creo que ha sido un acierto incorporar este hecho al texto. Los datos hablan por sí solos: diez mil soldados napoleónicos, prisioneros de la batalla de Bailén, fueron conducidos a la isla y de allí solo regresaron con vida unos tres mil seiscientos. Para narrar este pasaje he introducido un soldado español, que luchó con los franceses, y gracias a él observamos que no existen los uniformes, solo las personas. Ahí es donde los soldados descubren realmente la crueldad de una guerra y su verdadero papel de víctimas.
Todo el rato hemos hablado de que la novela pertenece al género histórico, pero la editorial la etiqueta como thriller.
Es que realmente ‘La mujer del reloj’ es un thriller que arranca con un asesinato y concluye con la resolución del mismo. El crimen persigue al lector durante toda la obra y creo que la buena acogida que ha tenido el libro se debe precisamente a esa intriga.
Desde joven has sido un buen lector, ahora que has publicado tu primera novela, ¿la lectura te sabe igual o te preocupas más por la arquitectura interna de los libros de los demás?
Sí, eso es un peligro, es una de las penas que conlleva la escritura. Intento mantener la pasión que he sentido siempre por la lectura, pero es verdad que tiendo a leer con otros ojos y a estudiar cómo resuelve cada escritor los problemas que va planteando. Cuando una pasión se convierte en tu trabajo diario, resulta difícil conservarla viva, aunque yo trato de conseguirlo siempre.
‘La mujer del reloj’ lleva ya vendidas cinco ediciones, ¿este éxito te va a cambiar o ha cambiado ya tu vida?
Ahora mismo solo estoy inmerso en la promoción de la novela para que llegue al mayor número posible de lectores. No es buena época para la arquitectura y la literatura, por ahora, me ofrece más cosas. Pero tengo claro que para vivir de la escritura hay que vender mucho y eso es difícil. En realidad, me encuentro en un momento de incertidumbre y he de ir poco a poco, paso a paso.
La última por hoy: ¿llevas ya en mente algún proyecto literario nuevo?
Cuando escribes vives inmerso en un mundo especial y al acabar sientes que te falta algo. Es el célebre vacío que yo había leído en las entrevistas de otros escritores y que no me creía. Pero es cierto que existe y he continuado escribiendo para tapar ese hueco. Lo que tengo entre manos ahora también tiene estructura de thriller dentro de un contexto histórico.

SOBRE ÁLVARO ARBINA

Álvaro Arbina Díaz de Tuesta es un arquitecto y escritor nacido en 1990 en Vitoria-Gasteiz, Álava. Actualmente compagina la escritura con colaboraciones en empresas de arquitectura y diseño. ‘La mujer del reloj’ es su primera novela.

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