Ángel
Viñas (Madrid, 1941), el historiador de la pajarita, es uno de esos
investigadores, hay más, afortunadamente, que no pretende reinventar la Historia,
pero que sí quiere ampliar suficientemente el horizonte, a través de la localización
de documentos inéditos, que permitan disponer de una imagen mucho más nítida, y
precisa, de cómo sucedió todo. «No siento ningún remordimiento en desautorizar
a los charlatanes e incluso a los historiadores que se han dejado llevar por
posturas apriorísticas, cuando no ideológicas. Siempre habrá autores
inasequibles al desaliento en defensa de sus, a veces, absurdas posiciones e
incluso a las pruebas documentales más contundentes, pero que chocan con sus
preconcepciones y trayectorias. Tales autores creen estar en posesión de la
verdad y con la verdad, evidentemente, no se juega», afirma Viñas.
¿Quién
quiso la guerra civil? Cada libro nace porque su autor es asaltado por algún
tipo de duda. Siempre hay una pregunta que el escritor, historiador o
investigador quiere contestarse a sí mismo o, cuando menos, trabajar en ello.
¿Quién quiso la guerra civil? es la cuestión que pretende resolver Ángel Viñas
con su nuevo libro. ¿Quién quiso la guerra civil? habla de los manejos
monárquico-fascistas, hasta hoy poco conocidos, contra la II República Española,
encaminados a recaudar fondos para los sublevados del 18 de julio de 1936,
fondos que les permitirían adquirir el armamento moderno que iban a utilizar en
la contienda. Según documentos procedentes de archivos españoles, británicos,
franceses y algunas evidencias descubiertas en Roma, queda clara su intención
de restaurar la monarquía y establecer un régimen similar al de Mussolini, en
el que Franco no hubiera tenido cabida como principal intérprete. Calvo Sotelo
y Sanjurjo hubieran desempeñado los papeles principales de la conjura, si no se
hubiera producido el asesinato del primero y la muerte en accidente aéreo del
segundo. «En su desprecio hacia las grandes masas de población que accedían por
primera vez a la política para empujar, a trancas y barrancas, un
imprescindible proceso de modernización política, social, institucional y
cultural en España, los conspiradores monárquicos dirigieron su atención a la
atención de armamento moderno y a la creación paralela de un “estado de
necesidad” que justificara la sublevación militar».
Viñas
deja claro que la extrema derecha monárquica se declaró en guerra contra la II
República Española ya desde el mismo momento de su instauración. Para lograr
sus objetivos precisaba de un apoyo exterior sólido, apoyo que consiguió a
través de fructíferas negociaciones. En este sentido, resultó indispensable el soporte
económico del multimillonario Juan March, «el financiador más importante de la
conspiración monárquica y de su logro más significativo: la adquisición de
aviones de guerra modernos o muy modernos con objeto de apoyar el golpe que
iban a poner en práctica unos jefes y oficiales seducidos por la extremista
organización monárquico-militar que fue la UME».
La
plasmación de toda esta operativa subterránea fue el golpe de estado, que
partió de África en una calurosa tarde del mes de julio del 36 y que tuvo
repercusiones en ambos bandos. En el rebelde, que comprobó cómo se evaporaban
sus predicciones de un rápido triunfo militar, y en la propia República, que
vio pronto que sus esperanzas de abortar el conflicto armado carecían de
fundamento, ya que los sublevados contaban con el apoyo de la Alemania nazi y
de la Italia fascista, mientras que ellos, los representantes del régimen
legítimamente constituido el 14 de abril de 1931, habían sido abandonados por
las potencias aliadas. Azaña comprendió que «era posible combatir a los
rebeldes, pero no también a Italia y Alemania y vencer la hostilidad británica
y el arrastrar los pies de Francia». El armamento soviético, que comenzó a
llegar en octubre de 1936, no fue suficiente para restablecer el equilibro en
la lucha.
Dentro
de los dieciséis extensos capítulos que componen la obra, Ángel Viñas aborda
también la leyenda construida por los vencedores acerca de las causas que
motivaron su golpe de estado. Sus pretendidos fundamentos, «que hoy pueden
tirarse a la papelera en términos historiográficos», calaron en ciertos sectores
de la sociedad española y hoy en día aún subsisten. El historiador madrileño
los divide en seis categorías ligadas a: la «ilegitimidad» de la II República
Española; el carácter esencialmente «revolucionario» de la misma promovido por
la izquierda; la agresión a la que la II República Española sometió a las
fuerzas vivas de la nación: Iglesia, militares y propietarios; la práctica de
una política tendente a destruir la unidad de la patria; la incapacidad del
gobierno republicano para mantener el orden público; y el peligro de que España
cayera bajo la influencia de la estrategia moscovita, encaminada a asestar un
golpe casi mortal a la civilización cristiana occidental.
Como
colofón, sólo resta añadir que ‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una
conspiración’ incluye apartados de Conclusiones, Anexo documental,
Agradecimientos, Fuentes primarias y bibliografía, Listado de siglas y
abreviaturas y un Índice onomástico y analítico.
‘¿Quién
quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’. Editorial Crítica. Abril
2019. Tapa dura; 501 páginas. Precio: 21,90€