«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 25 de junio de 2023

Javier Velasco Oliaga: «Me gusta hacer entrevistas que permitan al lector conocer no solo el libro del que estamos hablando, sino también algunas peculiaridades del autor»

 

Foto cedida por el autor
Con más de quince años de oficio a sus espaldas, Javier Velasco Oliaga y David
Yagüe publican ‘Entrevistas con historia’, un libro con sesenta conversaciones con otros tantos escritores de novela histórica.

Nº 668.- El entrevistador entrevistado. Conocí a Javier Velasco Oliaga en un viaje a La Guardia, localidad riojana donde se celebraba el concurso de novela Solar de Samaniego. Corría el año 2015. Luego volveríamos a vernos en la entrega del Premio Ateneo de Sevilla en más de una ocasión. Desde entonces, aunque en la distancia, él en Madrid y quien suscribe en València, se estableció un conocimiento cordial, sustentado a lo largo del tiempo por nuestros diálogos vía WhatsApp y alguna conversación telefónica. Javier es periodista de profesión y vocación y desarrolla una enorme actividad en pro de la difusión de la literatura, muy especialmente en el terreno del género histórico, y en ese territorio siempre tan particular que son las entrevistas. De ello queda constancia en su blog Todoliteratura y, desde hace apenas un par de meses, en el libro ‘Entrevistas con historia’, que acaba de publicar junto con otro enamorado del oficio de leer, escribir y entrevistar, el también periodista y escritor David Yagüe. Editado por Ondina Ediciones, ‘Entrevistas con historia’ recoge sesenta conversaciones con escritores especializados en novela histórica, con nombres tan sonoros y celebrados como Ken Follet, José Calvo Poyato, Luis Zueco, Matilde Asensi, Chufo Llorens, Gonzalo Giner, Lindsey Davis, Simon Scarrow, Sarah Lark, Kate Mosse o Luis García Jambrina entre muchos otros. Hace unos días, a través de Zoom pudimos conversar durante un buen rato sobre su libro y sobre este género periodístico tan particular como es la entrevista. Pocos pueden imaginarse el trabajo que esconde la trastienda de una conversación entre un escritor y su interlocutor. Sentarse cara a cara, evitando la sensación de desnudez que puede producir la falta de documentación previa y plantarle una serie de cuestiones sobre su trabajo no resulta tarea baladí. En absoluto. Bien lo sabe Javier Velasco. El piloto rojo encendido de la grabadora, herramienta indispensable en este oficio, dio la señal para que comenzase nuestra conversación.

En primer lugar, Javier, enhorabuena por la publicación de ‘Entrevistas con Historia’. En el prólogo, Luis Zueco afirma que la misión del entrevistador es tender puentes entre el escritor y el público, ¿estás de acuerdo con esta afirmación?

Muchas gracias. Llevo ya más de quince años publicando estas cosas en Todoliteratura y otros medios y no puedo estar más de acuerdo con él. El entrevistador es una pieza fundamental en la difusión de la literatura. Para que los lectores se interesen en algún libro, a menudo es necesario que conozcan al autor. Es algo que les gusta y prueba de ello es que muchos lectores, cuando ya han leído un libro, se acercan a las ferias para conocer a su autor y hablar unos minutos con él. En mi opinión, actualmente el escritor es quien ha de hacer la promoción de sus obras, porque las editoriales no dan abasto con la enorme cantidad de libros que publican.

¿De dónde arranca tu pasión por hacer entrevistas?

Creo que las entrevistas son el género más bonito del oficio de informar, junto con el periodismo de investigación, una modalidad que cada día se puede practicar con menor frecuencia. Entrevistar puede resultar más o menos difícil, depende del entrevistador y, ¡ojo!, también del entrevistado. Hay que tener siempre alerta los cinco sentidos. Particularmente, me gusta mucho hacer entrevistas que permitan que el lector conozca no solo el libro del que se esté hablando, sino también algunas peculiaridades de su autor.  

Tengo la sensación de que los entrevistadores somos unos privilegiados, porque gracias a que hablamos con los autores nuestra visión de los libros se enriquece. ¿Te ocurre a ti lo mismo?

Sí, me pasa exactamente igual que a ti. Creo que somos unos privilegiados al poder acceder a unos autores que, tal vez, en otras condiciones no habríamos conocido nunca. Son muchos los escritores que llevo entrevistados y de todos ellos he aprendido alguna cosa nueva, algo que me parece muy importante.


¿Hay algún entrevistador o entrevistadora, cuyo trabajo te resulte especialmente atractivo?

Bueno, siempre me ha gustado el trabajo de David Yagüe y por eso decidimos hacer este libro juntos. Pero hay una entrevistadora, que también es escritora, que me gusta mucho: Rosa Montero. Creo que Rosa Montero ha hecho unas entrevistas en profundidad geniales en el dominical de El País y, además, con todo tipo de personajes. Por sus manos han pasado escritores y políticos, nacionales e internacionales. Rosa no solo capta la esencia del entrevistado sino que, además, enriquece la conversación con esa prosa literaria que ella posee.

Acabas de comentar que compartes la titularidad de ‘Entrevistas con historia’ con David Yagüe, ¿cómo empezasteis a colaborar juntos? 

David tenía un blog, cerrado ahora tras su pase a otro medio de comunicación, que yo conocía desde hacía muchos años. Además, hemos coincidido en múltiples entrevistas, porque casi siempre uno iba detrás del otro a la hora de entrevistar, y aprovechábamos para hablar de muchas cosas en esos momentos de espera. También nos hemos encontrado en presentaciones, entregas de premios y encuentros relacionados con el género histórico. Siempre empatizas más con unas personas que con otras y, al final, hemos desarrollado una buena amistad.  

¿De dónde surge la idea de publicar ‘Entrevistas con historia’?

Lo propuso el editor Francisco Castañón, que me animó a recopilar en un libro las entrevistas que había publicado en Todoliteratura. Empecé a darle vueltas a la idea y me di cuenta de que si las entrevistas eran de una sola persona podría resultar un poco aburrido para el lector. Mejor buscar dos puntos de vista distintos, pero complementarios. Como tenía mucha confianza con David le propuse hacer una selección de nuestras entrevistas y publicarlas. Ambos habíamos entrevistado a muchos escritores, así que decidimos seleccionar las entrevistas una por una de manera indistinta, sin que surgiera ningún problema a la hora de determinar las sesenta que forman parte del libro. El editor, creo que acertadamente, también intervino en este proceso, recomendándonos que procurásemos elegir autores suficientemente conocidos para que el resultado final fuera lo más atractivo posible para el lector.

No te voy a preguntar por esa entrevista que, inevitablemente, se volvió desagradable, pero sí me gustaría saber ¿cuál de todas ellas recuerdas con un cariño especial?

Bueno, hay de todo. Algunas entrevistas, como tú bien sabes, se vuelven desagradables, así que decidimos no introducirlas en el libro y dejarlas a un lado. En el aspecto positivo, hay muchos escritores con cuya conversación he disfrutado, pero recuerdo de manera especial la de una persona que había llegado a la escritura desde un campo bien diferente como es la música. Me refiero a Xavier Güell, descendiente de esta famosa familia catalana, que ha sido director de orquesta en Madrid, Milán, Viena y otras muchas ciudades. En un momento determinado decidió abandonar la batuta y sustituirla por la escritura. Xavier es una persona arrolladora, que ahora afirma ser un “compositor de novelas” y que quiere dedicar el tiempo que le quede de vida a la literatura. Guardo un grato recuerdo del día en que nos encontramos en la terraza de una cafetería para conversar. Fue un momento fantástico.  

El título del libro, ‘Entrevistas con historia’, no deja lugar a dudas sobre tu pasión por el género histórico, pero me pregunto si esta predilección tuya no esconde la personalidad de un Javier Velasco historiador.

[Risas] Un poco historiador sí que lo soy. Me gusta mucho la Historia, colaboro en la revista Muy Historia donde el año pasado publicamos algunos trabajos, como ‘La batalla de Stalingrado’, ‘La invasión de Polonia’ o ‘Traficantes de armas en la Guerra Civil’, que se han convertido en libros. Sin embargo, procuro diferenciar cuando hago entrevistas de cuando escribo Historia, sin olvidar que también me interesan mucho otros géneros como, por ejemplo, la novela negra.

Sabemos que dentro del género histórico unos escritores son más fantasiosos que otros, pero, en términos generales, ¿los autores se toman en serio la Historia cuando se sientan a escribir?

Este es un debate que surge en los certámenes de novela histórica. Y nunca estamos todos de acuerdo. En esto hay como dos tipos de escritores: los que son historiadores, que novelan la Historia muy fielmente, y los que no hacen eso, sino que crean protagonistas ficticios, mientras que los personajes reales simplemente quedan reflejados en sus libros sin más. En consecuencia, cuentan la Historia de otro modo. Y tal vez sea más veraz y real, porque los historiadores siempre nos han hablado de hechos históricos, pero no nos han contado cómo se vivía en las distintas épocas de la Historia. Desde mi punto de vista, la interacción de sus personajes inventados con los verdaderos tiene mucho valor. Por otro lado, el historiador no puede saber cómo hablaron los personajes reales y ahí es el escritor quien ha de inventarse los diálogos, procurando ser fiel a los acontecimientos históricos. Si en algún momento alteran los hechos, suelen advertirlo al final del libro.  

¿Se aprecian diferencias entre los escritores cuya vida profesional está vinculada con la Historia, como José Calvo Poyato o José Luis Corral, y los que simplemente se documentan bien para escribir sus novelas?

Los escritores que aparecen en nuestro libro son muy rigurosos con el devenir histórico, pero es verdad que hay algunas novelas que no se sostienen y eso se percibe, sin olvidar que están apareciendo modalidades de género histórico con toques de fantasía o de thriller. Por otro lado, ahora hay una corriente que pretende blanquear mucho nuestra historia. Y yo entiendo que no debe ser así. La novela histórica ha de contar los hechos tal y cómo ocurrieron y ahora encuentro un cierto sesgo en algunos bandos. Hay quien utiliza nuestra historia para alabarla en exceso o para denostarla y el novelista histórico ha de ser igual de riguroso y estar tan centrado en su labor como un historiador. Los datos son los datos y no pasa nada por reconocer que en nuestra historia ha habido errores.  

Los anglosajones han cometido tantas tropelías como los españoles a lo largo de su historia. Sin embargo, ellos explotan sus errores y consiguen venderlos de manera que obtienen beneficio mediante novelas y películas.

Probablemente cometieron más barbaridades que nosotros, pero nosotros no sabemos hacer lo que hacen ellos. Los divulgadores británicos saben vender bien su Historia, mientras que nuestros historiadores son excesivamente serios y escriben demasiado para nosotros mismos. Ahí nos han ganado. Muchos escritores de los que he entrevistado me dicen que si su novela la hubiera escrito un inglés habría sido llevada al cine o a una serie con facilidad. Aquí no ocurre igual. Sin ir más lejos, pienso en la película ‘Los últimos de Filipinas’ y me pregunto cómo un español puede contar eso. Sin embargo y por ejemplo, las películas inglesas sobre Roma son geniales, mucho mejores y con más ritmo que las rodadas por los propios italianos. Aquí no somos capaces de contar las hazañas de los tercios, lo hacemos de una manera aburrida, carente de ese toque de aventura que imprimen a sus películas los ingleses o los norteamericanos.

¿No tienes la sensación de que las fórmulas habituales de la novela histórica están agotadas? ¿No echas de menos apuestas un poco más arriesgadas e innovadoras, al estilo de ‘HHhH’ de Laurent Binet o ‘La postal’ de Anne Berest? En España, salvo Lorenzo Silva, no hay muchos escritores que arriesguen y exploren nuevas perspectivas.

Te has anticipado porque te iba a citar la novela ‘Castellano’ de Lorenzo Silva, que va por ese camino del que tú hablas. Es cierto que a veces falta innovación, los escritores se limitan a narrar un acontecimiento de diferente manera y por eso algunos autores introducen el terror en sus novelas. Todo lo que podamos incluir en el género histórico es bueno, porque si la novela histórica no incorpora novedades el lector puede llegar a cansarse. La novela que citas, ‘HHhH’, está muy bien y ‘Castellano’, que ha sido muy criticada, me parece una forma distinta de acercarse al género. Por desgracia, el problema es que esas innovaciones se reflejan en las ventas y las editoriales van a lo seguro, a lo que vende, y saben que, a lo mejor, las novelas experimentales no funcionan tan bien.  

El verano es buena época para leer. Recomiéndanos algunos autores del género histórico que te parezcan interesantes.

Mira, Álber Vázquez me parece un escritor no suficientemente conocido y en su novela ‘Poniente’ ha introducido aventuras que otros libros sobre la vuelta al mundo no tienen. Otro autor interesante es Antonio Cabanas, que ha centrado su trabajo en Egipto. Tal vez la cultura egipcia no sea una lectura que a los españoles les resulte muy cercana y les atraigan más otras civilizaciones como Roma. Pero Roma ya está muy contada y, si te gusta el mundo de los faraones, sus libros me parecen muy recomendables. Para terminar me gustaría citar a José Ángel Mañas que, con sus novelas ‘El Hispano’ y ‘Guerrero’, ofrece una visión diferente de la novela histórica, con unos personajes que empatizan muy bien  y son capaces de llevar al lector por derroteros inesperados.  

La última por hoy: ¿veremos pronto en las librerías algún nuevo proyecto literario tuyo?

Pues, ojalá. Esperemos que sí. En estos momentos llevo dos proyectos entre manos. Uno es una biografía y el otro una novela. A ver qué sucede.

Y el entrevistador quedó entrevistado. Un placer enorme haber conversado con Javier Velasco sobre libros, entrevistas, literatura y género histórico.  

Herme Cerezo/Diario SIGLO XXI, 26/06/2023.