Juanjo Braulio se ha pasado
media vida trabajando como periodista para diferentes medios audiovisuales y
escritos. Como él mismo afirma “después
de tantos años contando verdades que parecían mentira” le ha llegado a la
hora de invertir los términos y ha decidido contar mentiras para dibujar
verdades a través de la ficción. Y así, Ediciones B ha publicado el pasado mes
de septiembre su primera novela, ‘El silencio del pantano’, donde el escritor
valenciano nos sumerge en una historia de muerte, codicia y falta de
escrúpulos, que arranca con el descubrimiento de un cadáver en un recodo del
río Túria. El asesino, aparentemente, parece haber recreado un antiguo tormento
romano reservado a los parricidas, ya que el cadáver aparece en el interior de
un saco junto con un mono, un gallo, un perro y una serpiente. Y eso despierta
el interés de los investigadores.
«En una feria del libro cayó en mis manos – explica Juanjo – un volumen
titulado ‘Los suplicios capitales en
Grecia y Roma’ de la historiadora italiana Eva Cantarella. Entre sus páginas me
tropecé con la poena cullei, la pena
del saco, y pensé que con aquel material podía hacer algo. Este asunto se
mezcló con el proyecto que ya llevaba en mente de escribir sobre el ser más
poderoso del mundo: una persona que sea escritor y asesino a la vez. Y digo que
es el ser más poderoso porque, cuando escribe, se convierte en el dios de su
pequeño universo y cuando asesina, al quitarle la vida a otra persona, se
transforma en un ser absoluto». Se le disparó la imaginación y comenzó a
buscar nuevos elementos para la novela. Fue entonces cuando encontró lo que necesitaba:
la historia de alguien que escribiera y asesinara a la vez: Krystian Bala. «Bala es un escritor polaco que
mató a un tipo por una cuestión de dinero. La policía no encontró al culpable y
el caso quedó sin solución. Un par de años después, Bala publicó una novela,
‘Amok’, en la que se narraba un asesinato. En ella incluyó datos que solo el
asesino y la policía podían conocer y que coincidían con los datos de aquel crimen
sin solución. Le detuvieron, le juzgaron y le condenaron a 25 años de prisión».
Juanjo
ha vivido muchos años en Suecia y de vez en cuando regresa por aquellos lares,
sin embargo, no cree que su estadía en aquel país, donde triunfa el género
negro, guarde relación con ‘El silencio del pantano’. «Mi novela no tiene nada que ver con el hecho de vivir en Suecia mucho
tiempo. Fui y soy lector de novela negra desde mucho antes y de los escritores
nórdicos me interesan los menos conocidos, como son los padres de la novela
escandinava, Sjöwal y Wahlöö, o Jens Lapidus, de quien me atrae especialmente
su ‘Trilogía negra de Estocolmo’, que me parece más verosímil. Asa Larsson y
Camilla Lackberg no me gustan, porque conozco los escenarios reales de sus
novelas y allí, si se produce un asesinato cada diez años, ya es mucho, y ellas
en cambio dibujan uno cada semana. Tampoco me atrae Stieg Larsson porque pintó
Suecia como una sucursal del infierno, donde los jueces prevarican, a los niños
tutelados los violan y el servicio secreto sueco es el no va más, cuando en
verdad es casi insignificante». Sin embargo, el escritor valenciano sí que
comparte con Larsson el principio de que una novela no solo debe entretener,
sino también invitar a la reflexión. «Como
periodista que soy, me interesa formar, informar y entretener. Los buenos
libros para mí son los que cumplen esas tres condiciones, sin importar en qué
porcentaje se dé cada una de ellas. En ‘El silencio del pantano’ he tratado de que esto suceda, espero
haberlo logrado».
La novela negra goza
actualmente de buena salud, incluso hay quien apunta que este tipo de narrativa
puede utilizarse como herramienta para analizar el tiempo que nos ha tocado
vivir. «En esta burbuja
“medionegrocriminal” que estamos viviendo, en esta inflación de títulos y
autores, la gran verdad es que la novela negra siempre ha disfrutado de una
mala salud de hierro. Sube y baja, pero tiene un suelo del que no desciende
más. Existe una legión de fieles seguidores a los que nos gusta y que unas
veces estamos más de moda que otras. Creo que el género negro es la novela
social actual, porque la novela social, en el sentido académico, hace años que
dejó de existir. Probablemente la novela negra es la forma que encuentra la
sociedad para contarse sus miedos a sí misma y también para exorcizarlos y sus
personajes son fruto del contexto socioeconómico que les ha tocado vivir».
Además de en el título, «El agua está muy presente en ‘El silencio
del pantano’» afirma Juanjo Braulio que además decidió esconder un cadáver
en un recodo del río Túria en las inmediaciones de Gestalgar. «El río es una buena zona para esconder un
cadáver. Y a mí me interesaba mucho jugar con esa característica propia que
tiene Valencia que es el agua, que posee su propio medio de respuesta. La
ciudad se construyó sobre una marisma que ya no se ve y debe su razón de ser al
Turia, que fue domesticado gracias a las acequias, pero que también guarda una
expresión malvada, porque cuando se desborda causa muchas víctimas. En sus
novelas, Blasco Ibáñez ya fantaseó con esa misma idea, porque la posesión del
agua acarrea envidias, recelos, codicia…»
Otro tema que Braulio quería
tratar es el del poder, un poder que tiende a perpetuarse de continuo. «Si rastreamos a la clase dirigente de esta
ciudad, encontraremos que siempre son los mismos quienes mandan. Pero ha de
quedar claro que yo no pretendía hacer una análisis de la sociedad, se trata
simplemente de cómo lo ve todo Q, el protagonista de la primera de las dos
historias, que es un psicópata de libro». El término psicópata se maneja
con mucha frecuencia y quizá su concepto se nos escape un poco. «Un psicópata es alguien que no puede
empatizar con quienes le rodean. Hay psicópatas que matan y otros que no lo
hacen. Q siente un profundo odio hacia el mundo entero y presenta las mismas
contradicciones que todos los valencianos. Hasta la propia Universidad las
tiene, porque defendió con uñas y dientes el terreno del Jardín Botánico, para
que no se edificase en él, al tiempo que no tenía el más mínimo remordimiento
en arrasar la huerta del Camino de Vera y construir allí su campus
universitario».
A la hora de escoger
escenario para su historia, Juanjo Braulio pensó en Valencia, un territorio que
conocía sobradamente. «Escogí Valencia
por cuestiones de puro conocimiento, pero la historia que narra ‘El
silencio del pantano’ podría ocurrir en
cualquier otro lugar en circunstancias parecidas. Hubo también una segunda
razón para esta elección, un anhelo personal. A lo largo de mis lecturas de
novela negra, me he tragado las aventuras de Jaritos en Atenas, de Wallander en
Ystad o de Carvalho en Barcelona y, sin embargo, echaba a faltar una novela
negra escrita bajo el sol de la Malva-Rosa. Decía el maestro Chirbes que “le
hubiera gustado ser un amante romántico, pero que bajo el desvergonzado sol de
Misent no había romanticismo que valiera”. Y
eso me ocurría a mí. El nuestro no es un espacio de brumas terroríficas, sino
de sol radiante y ahí había que ubicar la acción».
La novela cuenta dos
narraciones, que discurren paralelas, pero que finalmente se entremezclan. El
protagonista de la primera es Q, del que ya hemos hablado y del que solo
conocemos que vive en una nave, es periodista y asesino metódico. El de la
segunda es David Grau, un guardia civil gay. Para construir a sus personajes,
Braulio ha trabajado duro. «He estudiado
varias novelas exitosas para ver qué tenían en común. Las características más
importantes las encontramos en los protagonistas, que han de ser detectives, un
remedo de Sherlock Holmes con variantes y han de tener lo que yo llamo una
pequeña tara: Jaritos se relaja leyendo diccionarios; Carvalho quema libros y
Bevilacqua pinta soldados de plomo de los ejércitos derrotados. Como Grau no
tiene tara, lo he caracterizado como gay y guardia civil. Estos protagonistas cuentan
con un ayudante como Watson o Biscúter o la sargento Chamorro. A Grau le he
puesto como contrapunto a su superior, Manceñido, un tipo normal, de la calle
que no entiende la mitad de las cosas, como nos ocurre a muchos».
La presencia de un gay en la
Benemérita no parece algo muy frecuente. «No
es que esté mal visto en la Guardia Civil, pero no se habla mucho de ello. Grau
no se siente perseguido por esta sociedad, pero tampoco se encuentra cómodo en
el tiempo que le ha tocado vivir. Es un tipo que se fija mucho en los bíceps o
los glúteos de los hombres que pululan a su alrededor».
‘El silencio del pantano’ presenta
escenas muy variadas. Una especialmente interesante se desarrolla en el
despacho de la delegada del Gobierno y asisten a la misma la propia delegada,
así como los responsables máximos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.
Lo que allí se habla no tiene desperdicio. «Es
una escena completamente inventada, pero que me parecía necesaria y
literariamente muy atractiva. Muchas veces al frente de un departamento colocan
a un político, que no tiene ni idea de lo que quiere, y por debajo suyo hay un
montón de ingenieros y expertos que tampoco tienen razones para aguantar a un
tipo así, porque ellos son profesionales. A estos dos jefes policiales no les
fastidia la política, que es su jefa, por ser mujer, sino porque antes de ella
han conocido a otros diez políticos iguales, que han pasado por allí y se han
ido, mientras que ellos continúan en su puesto. Pero esta relación es más
compleja de lo que parece, porque en el fondo han de agachar la cabeza ya que
su cargo depende de ella, que es su jefa».
Como colofón de la
entrevista, les dejo una cita que encabeza la novela de Juanjo Braulio. Su
autora es Patricia Highsmith: «El crimen
perfecto no existe. Creer lo contrario es un juego de salón y nada más. Claro
que muchos asesinatos quedan sin esclarecer, pero eso es distinto»
SOBRE JUANJO BRAULIO
Juanjo Braulio (Valencia, 1972) está graduado en Enseñanzas Artísticas por la Sankt Eskils Skola de Eskilstuna (Suecia) y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Politécnica de Valencia. Periodista y escritor, ha trabajado en Diario 16, Las Provincias, Ràdio Nou, Suplemento Semanal del grupo Vocento, agencia Colpisa y ABC. Un compendio de sus columnas de opinión fue publicado en forma de libro con el título de ‘La escalera de Jacob’. También es autor de ‘En Ítaca hace frío’, libro de viajes sobre Suecia. ‘El silencio del pantano’ es su primera novela y, antes de ser publicada, ha vendido ya sus derechos cinematográficos.
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