La madrileña Jimina Sabadú se ha
alzado con el Premio Ateneo de Sevilla Joven 2015 con su novela ‘Los
supervivientes’, cuyo argumento se desarrolla al comienzo del curso escolar en
el colegio Agustín de Foxá de Madrid. Los alumnos regresan de sus vacaciones y
se saludan en un ágape organizado por los padres. Para Miguel Sanz supone
volver al infierno; para la nueva profesora de literatura, María Victoria, es
el comienzo de una gran singladura profesional; para Don Marcial significa el
año de su jubilación. Sobre todos ellos se cierne una gran amenaza: los dueños
del Foxá quieren vender el centro. Con este futuro incierto, los personajes se
enfrentan, sin saberlo, a decisiones que les harán convertirse en quienes son
realmente, mientras el colegio se hunde. ‘Los supervivientes’ es una novela
coral que nos acerca a las responsabilidades que eludimos, a nuestra juventud y
nuestro presente y que aborda también el tema del acoso escolar.
Para Jimina Sabadú haber sido
premiada con el Ateneo de Sevilla Joven significa tranquilidad, un espacio
propio para escribir. «El premio supone un alivio enorme, el alivio de no tener
que preguntarme qué va a ser de mí o de saber si voy a publicar de nuevo o no».
Y es que la literatura ocupa un lugar muy importante en su vida. «Escribir es
mi forma de comunicarme, nada más. Otro alivio enorme. Habitualmente la gente no
te permite hablar y si lo haces por escrito es posible que nadie se lo lea,
pero al menos no te interrumpen».
‘Los supervivientes’ es un
proyecto en el que Jimina llevaba pensando algún tiempo. «Todo nació a raíz de
una broma pesdaa, casi una putada, que le gastaron a una persona. Durante mucho
tiempo estuve madurando la idea, porque quería averiguar de dónde partió todo.
Fui creciendo con temas de tolerancia y de los límites de la crueldad. Con esta
novela he querido retratar un mundo que va desapareciendo poco a poco, pero que
existió». La novela es un noventa por ciento real y el diez por ciento restante
de ficción y está narrada en tercera persona «porque escribir en segunda es una
proeza muy difícil de conseguir y hacerlo en primera también es complicado, ya
que resulta muy difícil escaparse de una misma para narrar. Tengo la impresión
de que si uso la primera siempre es el autor quien habla, por eso prefiero la
tercera y además en tiempo presente, aunque en este caso he escogido el tiempo
pasado».
Sabadú afirma que está muy
presente en la historia, sobre todo en el personaje de Cristina Mayoral «que
tiene muchas cosas de mí misma. En el resto de la novela soy la observadora».
Con tanta presencia suya en la narración, cabe preguntarse si el texto encierra
un posible valor terapéutico. «Sí, sí que lo tiene, aunque no comencé a
escribirla con esa idea. En realidad, el embrión inicial fue un cuento que
tenía algo que ver conmigo. Al acabarlo percibí que me había salido mejor que
otros anteriores. Gané un premio y me di cuenta que escribiendo cosas que eran
ciertas, mi escritura mejoraba. Y como a mí lo que me interesa es el resultado
final, porque antes que escritora soy lectora, vi que ahí estaba la clave». Entre
las múltiples facetas que dibujan su vida, Jimina Sabadú se siente
especialmente cómoda con la narrativa «y ejerciendo de guionista y directora.
Ser articulista no me atrae demasiado, no lo disfruto tanto, y además lo pagan
mal. Prefiero hacer lo que me gusta y no cobrar».
‘Los supervivientes’ no fue el
primer título de la novela ganadora. «Antes de enviarla tenía otro, pero al
plantearme cuál era su contenido, observé que trataba de la supervivencia y
pensé que ‘Los supervivientes’ era un título más adecuado». Por otro lado, cada
capítulo lleva su propio título, porque «si no fuera así no me gustaría. Ponerles
título a los capítulos me parece estéticamente bonito». El acoso es un tema
candente, tanto en el ámbito laboral como en el escolar, quizá más habitual que
antes. «Es igual de frecuente que siempre, pero ahora tiene un nombre: acoso.
Antes no preocupaba tanto, eran únicamente cosas que pasaban sin más. Por
suerte, hoy ya se habla del tema. Es cierto que hay más herramientas para
acosar que antes, pero es lo mismo que te insulten a través de cualquier
aplicación informática que si lo hacen en directo. Lo que importa es el hecho».
El acoso, como acto intencionado que es, además de perjudicar al damnificado, beneficia
a alguien. «El beneficiado siempre es la persona que lo inicia y actúa así
porque cree que si no lo hace, la pelota puede ir en su contra y convertirse en
un problema suyo».
Internet constituye un elemento
indispensable en la ficción actual. Pocos libros hay que se escapen a su
presencia. «Sí, claro, Internet está en nuestra vida y si no lo incluimos es
como si en una novela elimináramos los coches, no parecería real. Pensé que si
la ubicaba en los años noventa, tenía que ambientarla de otro modo y,
narrativamente, me comprometía mucho. Por eso se desarrolla en un tiempo más
próximo, en los años 2001 o 2002, cuando se puso en circulación el euro.
Entonces ya había adesele pero no había alcanzado la sofisticación actual. Me
costó bastante llegar a este punto y trabajé con mucha documentación hasta
decidirme». Aunque emplazada en Madrid, la historia se mueve en un escenario
universal. «Únicamente las personas que viven y conocen el barrio donde se
desarrolla serán capaces de reconocerlo. Puede funcionar perfectamente en
cualquier otra ciudad parecida».
Siglo XXI, acoso escolar,
colegio, alumnos, profesores, tal vez se pueda pensar que la novela está
concebida para un sector de lectores muy concreto. «’Los supervivientes’ va
dirigida a todos los públicos. No es un libro juvenil, porque el lector medio
de este tipo de literatura busca personajes que se le parezcan y que todo
concluya bien y eso no lo va a encontrar aquí. No es una novela complaciente».
A la hora de escribir, Jimina busca un equilibro entre texto y contenido. «Creo
que lo que debe importar a un escritor es ser coherente con lo que lleva entre
manos. Cada historia exige unos requisitos para ser narrada y todo lo que sea
forzarla es destrozarla. No es conveniente depurar demasiado el estilo, porque
puede resultar contraproducente». Además ha dejado que los personajes
funcionaran a su aire. «No he intentado equilibrar la presencia de los protagonistas
en la novela. Cada uno tiene su propio peso y quería que ocupase el espacio que
le corresponde».
Jimina Sabadú sigue escribiendo.
Su deseo es publicar nuevas novelas. El futuro se presenta como un prolongado
proyecto literario: «Tengo dos escritos danto tumbos por despachos y otras dos
novelas más en preparación. La que más notas tenga, la que más engorde, será la
que elija para trabajar en ella».
SOBRE JIMINA SABADÚ
Jimina Sabadú (Madrid, 1981) estudió Comunicación Audiovisual y más tarde cinematografía en Nueva York. Divide su actividad profesional entre el periodismo, la literatura, la televisión, el teatro y el cine. Colabora con ‘Mondo Brutto’ desde el año 2000 y fue guionista y locutora del morning show ‘No Somos Nadie’, en la etapa de Celia Montalbán. El año pasado estrenó la película ‘Faraday’, dirigida por Norberto Ramos del Val, y la obra de teatro ‘Hijas de la Gran Puta’ en el Teatro Alfil. Ganó el Premio Lengua de Trapo con la novela ‘Celacanto’ e imparte clases de Literatura en el Grado de Cine de la Universidad Camilo José Cela.
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